Todos los que compartimos responsabilidades públicas trabajamos para lograr un futuro mejor: el mismo que desglosan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y que pasan por construir unas sociedades con mayores niveles de bienestar, más respetuosas con el medio ambiente y más justas social y económicamente.
Es una meta común que nos une a la inmensa mayoría de instituciones y de la sociedad civil. Y a pesar de estar de acuerdo en a dónde nos dirigimos, es también lógico y saludable que tengamos discrepancias sobre la ruta que debemos seguir y la velocidad con que debemos recorrerla. Especialmente cuando afrontamos tiempos complejos como los que vienen.
Ante este escenario, el papel de las instituciones se torna aún más determinante: para bien y para mal. Para bien, si impera la eficacia, la estabilidad y las políticas para la mayoría y lo importante. Y, para mal, si el ruido o la irresponsabilidad son la constante.
Es nuestro papel, el de los gobiernos, aportar certezas y oportunidades sobre retos futuros, como la transformación verde, el bienestar social o la igualdad de oportunidades. Por eso a la hora de perseguir nuestros objetivos debemos escoger bien cómo alcanzarlos. Pongo un ejemplo.
Galicia es verde, con un compromiso indiscutible, que se refleja en una reducción de emisiones muy por encima de la media nacional y un porcentaje elevadísimo de producción de energía renovable. Pero, al mismo tiempo, Galicia conoce demasiado bien los efectos económicos y sociales de una transición energética que, en muchos casos, ha sido más bien una ruptura abrupta, con el cierre de plantas o la amenaza de la cadena mar-industria que se asienta en nuestro litoral.
La transición verde que persigue Galicia es aquella que busca la apertura de nuevas empresas, no el cierre de las que hay. De hecho, estamos diseñando una transformación industrial con la sostenibilidad como eje prioritario, centrada en iniciativas relacionadas con el hidrógeno verde, la valorización de residuos o el desarrollo ordenado de la eólica marina.
Además, merecen mención especial nuestros proyectos, concretos y potentes, en el ámbito del coche eléctrico, la movilidad sostenible o las fibras textiles de origen vegetal. Todos ellos candidatos a los fondos europeos, y todos ellos todavía sin noticias por la falta de ejecución del Gobierno central. A día de hoy, en que escribo estas palabras, el 80% de los fondos de los Pertes -esos que estaban llamados a ser la gran fuerza tractora de España- están sin convocar.
En cualquier caso, los ODS no hablan sólo de transformación verde, sino también de la sociedad del bienestar. En Galicia queremos facilitarle la vida a los ciudadanos y a las familias, por eso hoy somos la primera comunidad autónoma en que la educación infantil de 0 a 3 años es totalmente gratuita, lo que permite a las familias ahorrar anualmente hasta 2.000 euros al año.
Por supuesto, no es la única medida. También hemos incrementado las ayudas a libros de texto o material escolar, y contamos con la universidad más accesible de España, entre muchas otras iniciativas para apoyar a nuestros ciudadanos.
Todas estas mejoras se han podido atender porque Galicia siempre ha prestado atención a otra sostenibilidad: la de nuestras cuentas. El hecho de ser la comunidad de régimen común que menos aumentó su deuda en España desde 2009 nos permite hoy apoyar a los gallegos con la mayor intensidad cuando mayor es la necesidad.
Además, sostener esa autonomía financiera no nos ha privado de aliviar la presión fiscal a nuestros ciudadanos mientras mantuvimos, y reforzamos, nuestros servicios públicos. Esa será la línea a seguir en nuestros presupuestos para 2023, en los que consolidaremos nuestra vía de rebajas fiscales que, desde 2009, ya han ahorrado 1.200 millones de euros a los gallegos.
En definitiva, ante momentos complejos, debemos seguir ofreciendo certezas, oportunidad y estabilidad, porque son el mejor refugio cuando afuera azota la tormenta. Y mientras capeamos el temporal y protegemos a los nuestros, les aseguro que Galicia seguirá avanzando, imparable, hacia un desarrollo sostenible. Hacia un futuro mejor.
*** Alfonso Rueda Valenzuela es el presidente de la Xunta de Galicia. Este texto sirvió de base para su intervención en el I Observatorio de los ODS el 15 de septiembre.