Las medusas tienen un gran impacto en la composición de nuestros océanos. Estos organismos, junto con el plancton y los copépodos, son capaces de desplazar grandes cantidades de agua procedentes del fondo en dirección a la superficie, ayudando a romper la estratificación de las aguas y a una regeneración de nutrientes más rápida.

[Localizan una medusa Rhizostoma luteum del Atlántico en Murcia: un 'alien' de 40 kilos y 70 centímetros]

Cumplen un papel específico en los ecosistemas marinos: mantienen a raya la población de algunas variedades de peces, ya que se alimentan de sus alevines y huevos, manteniendo el equilibrio entre las especies.

Eso sí, para los bañistas las medusas no son bienvenidas en las playas. Todos los veranos aparecen en el litoral español debido a múltiples factores, impidiendo, en muchas ocasiones, que las personas puedan bañarse.

El Ministerio para la Transición Ecológica, ha elaborado un listado con las especies más frecuentes en las costas de España, y el grado de peligrosidad que representan su picadura.

Aguacuajada (Cotylorhiza tuberculata)

Medusa aguacuajada iStock

Se la conoce también como ‘medusa de huevo frito’ debido a su característica apariencia. Tiene la forma y el color de una sombrilla aplanada, marrón amarillento, con un poco de verde y una destacada protuberancia central de color anaranjado. Suele tener entre 20 y 35 centímetros de diámetro.

Habita tanto en aguas abiertas como en la costa, sobre todo en estas últimas. Es común en todo el Mediterráneo, durante el verano y el otoño. Muy abundante en el Mar Menor.

Su peligrosidad es baja, ya que tiene una limitada capacidad para producir urticaria, debido a la escasa longitud de sus tentáculos y la baja densidad de células urticantes. Su picadura solo causa una leve irritación de la piel y pico.

Medusa luminiscente (Pelagia noctiluca)

Medusa luminiscente iStock

Puede llegar a medir más de 20 centímetros de diámetro. Cuenta con 16 tentáculos que, desplegados, superan los veinte centímetros de longitud. La superficie de su umbrela está recubierta de verrugas y tiene un color rosado rojizo muy característico.

 Es muy frecuente en aguas abiertas y se acerca al litoral arrastrada por los vientos de mar a costa, especialmente durante el verano. Es abundante tanto en el océano Atlántico como en el mar Mediterráneo.

La peligrosidad de esta especie es alta. Causa irritaciones y escozor a nivel de piel, llegando incluso a causar heridas abiertas que se pueden infectar. Debido a su abundancia y a la longitud de sus tentáculos, la superficie de piel afectada puede ser alta y con ello el efecto del veneno podría llegar a causar problemas respiratorios, cardiovasculares y dermatológicos que pueden perdurar semanas o incluso meses.

Aguamala (Rhyzostoma pulmo)

Medusa Aguamala iStock

Es una de las medusas más grandes, llegando a alcanzar hasta un metro de diámetro en su umbrela. Tiene una forma acampanada y adornos color violeta. Habita en las costas mediterráneas y atlánticas, sobre todo durante el verano.

El contacto con ella suele ser puramente urticante y no produce lesiones graves, pero conviene tener cuidado, ya que no hace falta entrar en contacto directo con ella para recibir una picadura. Basta con encontrarnos en aguas cerradas donde haya fragmentos de tentáculos sueltos, para sufrir los efectos. Por lo que su peligrosidad es media.

Aurelia aurita

Medusa Aurelia Aurita iStock

Tiene forma de plato y brazos festoneados, y es distinguible por cuatro órganos reproductores en forma de herradura y de color violeta que se encuentran en su centro. Es transparente, con un ligero color azulado.

No suele ser muy frecuente en las costas españolas, pero aparece en zonas costeras y lagunas como el Mar Menor, y en fiordos y bahías cerradas con aportes de aguas continentales, así como lagunas y aguas costeras con variaciones salinas importantes.

Su picadura es muy poco peligrosa, aunque puede producir irritaciones cutáneas.

Medusa de compases

Medusa de Compases iStock

Característica por sus tonos amarillos y naranjas, y su patrón atigrado, tiene largos tentáculos que pueden llegar a los cinco metros de longitud. Su color es un blanco amarillento y posee un diseño radial sobre la umbrela.

Relativamente frecuente en el Mediterráneo y Atlántico, donde en ocasiones forma enjambres. Habitual en aguas abiertas, pero puede acercarse a la costa arrastrada por las corrientes, especialmente durante el verano.

Es una de las más peligrosas según el Ministerio para la Transición Ecológica. Sus picadoras causan picor y una quemazón al principio, pero inmediatamente después aparecen lesiones eritematosas y edemas, produciéndose verdugones que pueden tardar tiempo en desaparecer.

Carabela portuguesa

Carabela portuguesa iStock

Esta especie no es exactamente una medusa, sino más bien una colonia de pólipos que pertenece a la familia de los sifonóforos. Su morfología es algo diferente, ya que su ‘cabeza’ flota, a diferencia de lo que ocurre con las verdaderas medusas. Azules intensos y rosas son sus tonalidades, y sus finos tentáculos venenosos, que suelen ser difíciles de ver, pueden superar los 20 metros de longitud.

Es típica de aguas atlánticas templadas, aunque a veces se puede encontrar ocasionalmente en el Mediterráneo. Se mueve a merced de las corrientes superficiales y el viento.

Su peligrosidad es muy elevada, siendo probablemente la medusa más peligrosa que podemos encontrar en España. El contacto con sus tentáculos puede tener consecuencias muy graves para las personas, debido a la gran concentración de nematocistos y a su potente veneno con propiedades neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas.

Su picadura puede llegar a producir un shock neurógeno provocado por el intensísimo dolor, suponiendo un peligro por ahogamiento. En cualquier caso puede producir quemazón y dolor vivo, y laceraciones en la piel como consecuencia del íntimo contacto con los tentáculos que se enredan y adhieren en el intento de desembarazarse de ellos.

Aequorea forskalea

Aequorea forskalea iStock

Medusa transparente en forma de plato de unos 30 centímetros con reconocibles patrones negros. Es común en el Atlántico, aunque también se puede ver ocasionalmente en el Mediterráneo, y a veces se puede concentrar masivamente en franjas costeras. Su número va en aumento en Cataluña y Baleares. No produce picaduras, por lo que no tiene ninguna peligrosidad.

Cubomedusa (Carybdea marsupialis)

Cubomedusa iStock

Medusa con forma cúbica y largos tentáculos de color azulado o blanquecino. Cuenta con un ojo complejo que les permite reaccionar ante objetos móviles y responder a cambios en la luminosidad.

Su picadura es muy grave y puede llegar a representar un serio peligro para la salud humana, pero dado que suele habitar aguas relativamente profundas (por debajo de los 20 m) no suele provocar incidentes. Son muy difíciles de localizar.

Ctenóforo americano (Mnemiopsis leidyi)

Ctenóforo americano iStock

Es un organismo pequeño y de apariencia extraña, con bellas iridiscencias de colores. No tiene tentáculos, sino que está formado por un bulbo de unos 10 centímetros de longitud. Se agrupa en grandes concentraciones (hasta 15.000 individuos por metro cuadrado).

Se trata de una especie invasora que es originaria de las costas atlánticas de América. Su introducción se realizó en el mar Negro, donde contribuyó al colapso de numerosas pesquerías. De ahí se ha distribuido a otras zonas, entre ellas el mar Mediterráneo. Se detectó por primera vez en el litoral español en el verano de 2009.

Es un organismo pequeño y de apariencia extraña, con bellas iridiscencias de colores. No tiene tentáculos, sino que está formado por un bulbo de unos 10 centímetros de longitud. Se agrupa en grandes concentraciones (hasta 15.000 individuos por metro cuadrado). No produce ningún tipo de picadura y, por tanto, no reviste ninguna peligrosidad