El dolor anal es mucho más común de lo que se puede pensar. Son muchas las personas que padecen molestias, como tirantez o supuración, pero que; sin embargo, al achacarlo a rutinas cotidianas como ir al baño o una mala postura, nunca terminan por priorizar.
Tan usual resulta el dolor anal, que es uno de los principales motivos de consulta en proctología, una de las partes de la cirugía general y digestiva que se encarga del estudio, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de esta parte del cuerpo.
La mayoría de este tipo de malestar es frecuente y tratable; no obstante, algunas de las personas que presentan este tipo de molestias se cohíben de compartirlo con su médico por pudor. Juan Pablo Marín Calahorrano, cirujano en el hospital Quirónsalud Zaragoza, nos da las claves para identificar si la situación va más allá de una pequeña dolencia.
Las causas del dolor anal, en un 80-90% de los casos, es debido a enfermedades accesibles para los expertos y fáciles de tratar, como son las hemorroides, la fisura anal, abscesos anales o fístulas.
Gracias al amplio arsenal de tratamientos médicos que van desde analgésicos hasta pomadas, muchos de estos problemas se pueden solucionar de forma rápida y sin complicaciones, evitando técnicas más agresivas.
Sin embargo, el dolor no cesa y no sabemos cuál es la causa. En estos casos, es fundamental acudir a un especialista para concretar el tratamiento adecuado para cada paciente y para cada caso.
El especialista que se ocupa de ello es un proctólogo, un profesional médico que se ocupa del diagnóstico y tratamiento, médico o quirúrgico, de las enfermedades anales y perianales.
Los síntomas pueden llegar a dar una idea de la causa del dolor, pero es importante reconocerlo para ver si no cesa, especialmente si está acompañado por aturdimiento, mareos o sensación de desmayo. Estas son algunas de las causas que pueden estar provocando la afección.
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Cáncer de ano
El cáncer de ano es una enfermedad infrecuente, habitualmente se puede diagnosticar o sospechar en la consulta. Si tus molestias son agresivas y tienes a su vez un sangrado anal que no desaparece o empeora, consulte a con un experto lo antes posible.
El tratamiento de este tipo de cáncer u otros tumores anales, como sucede con otros carcinomas, puede implicar quimioterapia, radiación o cirugía.
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Fisura anal
El canal anal es un tubo corto rodeado de músculo al final del recto, una fisura anal implica una herida o pequeño desgarro muy doloroso en el canal. Se trata de una dolencia muy común, pero que a menudo se tiende a confundir con otras afecciones anales, como las hemorroides.
El tratamiento consiste en evitar el estreñimiento a base de dietas elaboradas por expertos o varios tipos de medicamentos para ayudar a facilitar las deposiciones, pomadas y si no funciona ninguno de los anteriores, una cirugía sencilla.
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Absceso perianal
Un absceso es una cavidad infectada llena de pus cerca del ano o el recto. En la mayoría de los casos, los abscesos se tratan drenándolos quirúrgicamente.
La infección en la región anal con enrojecimiento trae consigo dolor y molestias. Sus síntomas pueden ir desde fiebre, escalofríos, dolor sordo o material purulento (drenajes espesos de colores amarillo, gris o verde).
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Fístula anorrectal
Las fístulas pueden ir precedidas de la aparición de un absceso; se crea una comunicación entre el ano y la piel que supura y que a veces provoca dolor. Una de las formas más sencillas de diagnosticarlo es a través de una ecografía endoanal, que también facilitará su tratamiento. Aquellos con láser, suelen conllevar una recuperación más rápida.
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Hemorroides
Las hemorroides son venas inflamadas o hinchadas alrededor del ano o la parte inferior de su recto. Existen dos tipos, las externas que se forman debajo de la piel alrededor del ano, y las internas que crecen en el revestimiento y recto inferior.
Para su tratamiento, hay que evitar el estreñimiento, realizar una higiene adecuada de la zona, evitando algunos tipos de papel como el de celulosa. Una vez conseguido esto, se gestiona la zona con pomadas y antiinflamatorios venotónicos.
Si estos tratamientos no funcionan, se puede recurrir al láser, bisturí armónico o el banding que son menos agresivos y menos dolorosos que los tratamientos tradicionales.
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Coxigodinia
La coxigodinia hace referencia al dolor localizado entre el coxis y la articulación sacro-coxígea. Puede darse por un traumatismo, por el postparto, por tensiones musculares, alteraciones osteoarticulares o como consecuencia de factores de peso.
Su tratamiento principal son los antiinflamatorios, además de una valoración por traumatología para estudiar el caso particular. De esta forma, los expertos tratarán de calmar las molestias y la hipersensibilidad ocasionada en la zona sacro-coxígea.
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Estreñimiento
El estreñimiento es ese momento por el que todos pasamos en algún momento de nuestra vida, y en ocasiones, más de lo que nos gustaría. Muchas de estas veces la evacuación de las heces resulta difícil o dolorosa.
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Enfermedad intestinal inflamatoria
Enfermedades como la de Crohn o la colitis ulcerosa son algunas de las que pueden provocar dolores anales. Para su diagnóstico, se deben realizar colonoscopias para, posteriormente, que el digestivo valore la situación.
Si el dolor anal no se encuadra en ninguna de las enfermedades anteriores, los expertos tienden a evaluar la situación para diagnosticar proctalgia crónica, la presencia de dolor en el área anal, rectal y/o perineal de forma permanente, sin que se aprecie ninguna clara causa orgánica que lo justifique.
Para que los doctores determinen que se trata de una afección crónica, debe cumplir los siguientes criterios durante los últimos 3 meses, y desde el comienzo de los síntomas.
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Dolor rectal recurrente o crónico.
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Episodios duran minutos o más.
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Exclusión de otras causas de dolores rectales como isquemia, enfermedad inflamatoria, criptitis, abscesos intramusculares, fisura anal, hemorroides, prostatitis o coccigodinia.
La proctología también se puede dar de forma fugaz, por lo que si los episodios son recurrentes, duran de segundos a minutos y no existe dolor anorrectal entre ellos, también es recomendable acudir al especialista para determinar el caso.
El tratamiento de ambos se basa en diferentes pruebas, desde una ecografía endoanal hasta colonoscopias, TAC y RMN de la región anorrectal. La primera de ellas puede realizarla el proctólogo en la propia consulta y es la más eficaz, pues aporta información de casi todas las enfermedades del ano.
En la prueba se pueden identificar desde infecciones y supuraciones anales, tales como fístulas o abscesos, tumores, fisuras e incluso, incontinencias.
¿Cuándo buscar atención médica?
Cuando los dolores anales no cesan, son muy agresivos o tienen algunas de las características anteriormente nombradas, el momento de buscar la atención de un especialista es muy importante.
Si el sangrado rectal que no cesa o es de cantidad relevante, especialmente si está acompañado por aturdimiento, mareos o sensación de desmayo, el dolor puede llegar a tener una causa relevante.
Además, si las molestias empeoran, se expanden o están acompañadas de fiebre, escalofríos o secreción, es recomendable pedir pruebas que aporten la información suficiente para el diagnóstico y así, descartar futuros contratiempos.