La selva es uno de los entornos más desafiantes y exuberantes de la Tierra. Los humanos que viven en este lugar llevan haciéndolo durante siglos y tienen los conocimientos y habilidades para sobrevivir, aun siendo una tarea ardua y con muchos riesgos.
Pero la supervivencia en estos hábitats también puede llegar a ser desafiante para los animales. Todos tienen que sobrevivir y, para ello, tienen que buscar el alimento donde y como sea. Desde aves, anfibios o reptiles hasta los mamíferos más salvajes son cazados por sus presas.
La amistad es imposible en el lugar donde la supervivencia es fundamental. No obstante, hay una especie que parece haber conquistado el mundo animal y conseguido que, cientos de especies, compartan su tiempo con ellos: los capibaras.
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Los capibaras (Hydrochoerus hydrochaeris) son los roedores más grandes que existen en el mundo. En los últimos meses, han protagonizado todas las redes sociales gracias a su curiosa forma de ser con la que consiguen hacerse 'amigos' hasta de sus propios depredadores.
No existe una respuesta científica sobre por qué estos animales son tan queridos por otras especies. Según National Geographic, el motivo podría darse por su carácter apacible, ya que no son agresivos ni realizan mucho ruido. Además, son excelentes nadadores, por lo que muchos animales les utilizan como 'autobús'.
Originarios de Sudamérica, los capibaras suelen vivir cerca de fuentes de agua como ríos, lagos o pantanos. Además, esta especie es característica por nunca estar sola, sino que vive junto a grupos numerosos de hasta 20 ejemplares.
Sin embargo, en la selva todo aquel que se mueva puede ser una perfecta presa, sobre todo para carnívoros como el jaguar o el caimán. A pesar de su tranquilo comportamiento, los capibaras tienden a sobrevivir en la naturaleza e, incluso, se relacionan con todos aquellos que desean comérselas. Todo ello, gracias a sus habilidades.
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Un cuerpo adaptado al medio acuático
Al vivir al lado de fuentes de agua y humedades, su cuerpo está perfectamente adaptado a la vida acuática. De hecho, es su principal ventaja para sobrevivir y su manera de reproducción.
Gracias a sus pies palmeados y patas traseras con una membrana interdigital, estos roedores nadan con facilidad. Pueden bucear y permanecer bajo el agua hasta cinco minutos, y son capaces de nadar con todo el cuerpo sumergido, excepto las orejas, los orificios nasales y los ojos.
Los capibaras tienen un pelaje denso y resistente al agua, lo que les favorece a la hora de mantener la temperatura corporal. Además, en esta piel cuentan con unas glándulas sebáceas que producen una sustancia aceitosa que marca el territorio.
La habilidad de nadar con partes del cuerpo por fuera, como los ojos, le es de gran ayuda a la hora de desplazarse, ver a sus depredadores e, incluso, respirar cuando lo necesitan.
Se reproducen en el agua
Los capibaras pasan gran parte de su vida en el agua, duermen, huyen pero también copulan. Este acto suele durar tan solo unos segundos, pero una hembra puede hacerlo durante varias veces. Las crías nacen a los 150 días, en camadas de entre 2 y 8 individuos.
Unos dientes afilados (que no paran de crecer)
Como roedores, sus dientes poseen una característica única que no todos los mamíferos tienen: nunca dejan de crecer. La mayoría de la gente podría suponer que los capibaras, al igual que los ratones, tienen un apetito que las lleva a roer constantemente, pero el motivo por el que muerden tanto va más allá.
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Si esta especie deja de roer, es posible que sus dientes frontales crezcan tanto que obstaculicen la propia alimentación. Por lo que intentan desgastarlos y mantenerlos a una longitud razonable.
Con un total de 20 dientes prominentes y afilados, estos animales pueden causar daño si se sienten amenazados. Rechinan sus dientes sobre tubérculos, cortezas o plantas acuáticas para ayudar a recortar sus dientes. En ocasiones también pueden masticar piedras, lo que demuestra lo fuertes que son.
Comen sus propios excrementos
Los capibaras son predominantemente herbívoras, por lo que se alimentan de pastos y plantas acuáticas. Sin embargo, existe un alimento que añaden a su dieta, que no muchas especies imitan: su propia caca.
El motivo de ello se da porque sus desechos fecales a menudo tienen un alto contenido de proteínas, cortesía de la gran cantidad de microbios de la comida anterior.
Se comen las primeras deposiciones, los excrementos blandos y pegajosos, fermentados por unas bacterias especiales, lo que les permite extraer el máximo de nutrientes de sus alimentos, también gracias a su estómago con múltiples cámaras.
Un comportamiento sociable
La actitud de los capibaras fue lo que hizo que recorrieran todas las plataformas, convirtiéndose en el claro protagonista de todo el mundo animal. Es considerado como el animal 'más amistoso del mundo'.
Su carácter, claramente confiable, hace que se dejen ver con todo tipo de especies, desde las aves más tranquilas hasta los depredadores más peligrosos. Esta habilidad en muchas ocasiones les juega malas pasadas.
Se comunican entre ellos
Los capibaras son muy vocales. Estos animales emiten una serie de ruidos, incluidos chirridos y ladridos, con los que advierten a otros de su misma especie de posibles peligros.
También les sirve como mecanismo de defensa o como simple forma de comunicación. Cuando un grupo de ellos está junto, a menudo se les puede escuchar emitir una serie de chirridos, casi como si estuvieran cantando.