Ya llegan las temperaturas altas del verano. Este fin de semana, capitales andaluzas como Sevilla, Córdoba o Mérida rozarán los 35 grados. El cambio climático cada vez hace que las olas de calor sean más recurrentes, frecuentes e intensas. Llegan antes y se van más tarde. Pero esta vez no tendremos una.
Mar Gómez, responsable de meteorología en el canal especializado eltiempo.es, advierte que este verano meteorológico -de junio a agosto- las temperaturas pueden ser hasta 2ºC más altas de normal, especialmente en el interior. En el resto del país, será más leve, pero aun así por encima de la media
En cuanto al evento de la última semana de mayo, desde eltiempo.es comentan que las agencias meteorológicas no la considera como una ola de calor porque no cumple los requisitos de tiempo y espacio. Aunque suben drásticamente las temperaturas en algunos momentos y lugares no cumplen los mínimos técnicos.
Entre estos criterios se encuentran una duración mínima de tres días consecutivos, temperaturas máximas que superen los umbrales específicos para cada provincia, determinados con base en estadísticas históricas, y por último, afectación a una parte significativa del territorio nacional. Y esta vez no se cumplen.
Aun así Gómez explica que "se prevé un verano muy cálido, no sólo en España sino toda Europa". Y añade: "Es altamente probable que este verano volvamos a romper récords diurnos y nocturnos, no sólo en verano sino en otros momentos del año".
Unas tormentas que entran por el norte aliviarán las temperaturas, aunque el sur seguirá cálido. Según Gómez, a pesar de que el evento de El Niño ha cambiado recientemente a La Niña, los niveles de lluvia se estarán dentro de los parámetros normales, "salvo el archipiélago canario donde se estará ligeramente por encima de la media".
Isabel Moreno, física y meteoróloga de la AEMET, confirma que no es una ola de calor, pero advierte a los colectivos vulnerables: "Hay que prestar atención al calor de estos días, porque las altas temperaturas son muy peligrosas, sobre todo para personas de grupos vulnerables". Las recomendaciones son las habituales de evitar las horas centrales del día de más calor y beber mucha agua.
A pesar de las lluvias que hubo en abril que aliviaron la situación, los pantanos no se llenaron lo suficiente como para arreglar los problemas de sequía que azotan principalmente en Andalucía y Cataluña. La cuenca del Mediterráneo que riega el sur de Granada, Málaga y Cádiz está a un tercio de su capacidad (La media de los últimos 10 años es el 55%) y la cuenca interna de Cataluña al 28% (La media es un 78%).
Dado que el verano, la estación seca, tiene un promedio acumulado que no supera los 73 mm en todo el país, la sequía y el déficit hídrico posiblemente seguirá agravándose.
Olas de calor marino
El océano es el regulador de la temperatura y no es ajeno al cambio climático. El año pasado también se rompieron récords, y al igual que las olas de calor terrestres, las marinas tienen que cumplir ciertos requisitos de superar por un margen determinado durante una cantidad de tiempo. Estas olas tienen efecto especialmente en las capas superiores del mar y tienen efectos en el aire.
Esto juega un papel crucial en la transmisión de temperaturas que definen las corrientes marinas. En algunos casos, la temperatura del agua ha llegado a superar los 30 grados. Esto tiene un impacto directo en los ecosistemas.
Mar Gómez, de eltiempo.es también habla sobre estos eventos con ENCLAVE ODS | EL ESPAÑOL: "Me parece más preocupante para la biodiversidad marina que se ve gravemente afectada. Las altas temperaturas del agua pueden afectar a los ecosistemas marinos, incluyendo la muerte masiva de peces, la proliferación de algas nocivas y la degradación de los arrecifes de coral".
La subida de temperaturas causadas por los gases de efecto invernadero, cada vez se sienten antes y de forma más clara. La subida de temperaturas, el cambio del patrón de las lluvias y los eventos meteorológicos extremos. La subida de temperatura que se ha experimentado no entra dentro de los parámetros para considerarse una ola de calor provocada por el cambio climático aunque perfectamente podría serlo.