"Es en la calle donde ves el perfil de los alcaldes y alcaldesas, y en cómo tratan y les trata la gente". Con estas palabras, Carlos Daniel Casares, secretario general de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), resume el espíritu del municipalismo. Y recuera: "No importa el color político del ayuntamiento".
Desde hace tres años, Casares es la cabeza visible de una institución que ha desarrollado un papel fundamental en la coordinación de los municipios durante la pandemia. Porque, como asegura, "el mundo local es la administración de proximidad con la gente".
Pero sus lazos con la FEMP empezaron mucho antes: uno de sus promotores, Tomás Rodríguez Bolaños, alcalde de Valladolidad entre 1979 y 1995, fue su padre político. Y Casares no tiene más que palabras de gratitud para con él.
La FEMP forma parte del Consejo Interterritorial de Salud.
Hay que transmitirles muchas pautas a los ayuntamientos. Por ejemplo, la mayoría de los espacios de vacunación que se han empleado -y sigue haciéndose- son municipales: polideportivos, palacios de congresos, casas de cultura… Todos ellos de titularidad municipal.
Si la FEMP no hubiera existido se tendría que haber inventado en esta pandemia
A parte de eso, la gente ¿dónde vive? En las ciudades, en los pueblos, y ahí hemos tenido que dar muchas pautas directamente a los alcaldes y a los equipos que se ocupan de la seguridad local.
¿Cuál es vuestro papel ahora que empezamos, tímidamente, a volver a la normalidad?
Ahora, por ejemplo, que ya estamos empezando a salir de la pandemia, de los 8.131 municipios que hay aquí en España, tenemos cuantificadas más de 250.000 fiestas locales, patronales, etc. que se celebran todos los años, organizadas por los ayuntamientos. Desde el más grande que es Madrid a los pueblecitos más pequeños, todos tienen su fiesta.
Y estos días estamos viendo cómo las están organizando con garantías, seguridad, control… y todo eso lo hacen los ayuntamientos. ¿Cuál es nuestro papel? Dar pautas, insistir con la información, trasladar mensajes de cómo hacer las cosas… Por lo tanto, si la FEMP no hubiera existido se tendría que haber inventado en esta pandemia. Al final, somos una red municipalista, representamos a todo el tejido municipal.
¿Cómo han vivido los pequeños ayuntamientos la gestión de la pandemia?
Los alcaldes y las alcaldesas, los concejales y las concejalas han estado ahí desde el minuto cero, arrimando el hombro. Y en la calle. Y dando respuesta a los vecinos. Donde más difícil ha sido la tarea es en los ayuntamientos pequeños, porque son los que tienen menos recursos, menos medios. Los grandes tienen más estructura y equipo humano.
El 87% de todos los ayuntamientos españoles tienen menos de 5.000 habitantes. Y de estos, 5.000 ayuntamientos tienen menos de 1.000 habitantes. Esa es la España despoblada.
En los ayuntamientos pequeños la gestión de la pandemia ha sido más difícil porque tienen menos recursos, menos medios
Hay 1.340 municipios que tienen menos de cien habitantes. Y solo Castilla y León tiene casi el 30% de todos los ayuntamientos de España; la mayoría de ellos con menos de mil habitantes.
¿Cómo se combina la pandemia con la Agenda 2030 y su búsqueda de un futuro sostenible para el planeta y nuestras ciudades?
La lucha contra la pandemia en todo el planeta es un Objetivo de Desarrollo Sostenible fundamental. Porque el lema de la Agenda 2030 es no dejar a nadie atrás. Ni a ningún lugar, ni a ningún ayuntamiento sin importar su tamaño.
En concreto, en esta pandemia lo que se está procurando hacer es que la gente más vulnerable -los mayores, las personas con enfermedades crónicas, la población infantil- sean los primeros en ser atendidos. Y es una tarea que se ha hecho bien.
Nuestro país es de los que más han vacunado. Hemos tenido claro desde el primer momento que las personas mayores tenían que ser las mejor atendidas porque son las que han pasado más esta enfermedad. Por eso, una de las últimas decisiones que hemos adoptado en el consejo de salud es vacunar a los mayores de 80 años. Porque estamos hablando de unas 2.600.000 personas.
La brecha digital entre mayores y jóvenes ha quedado patente durante este último año y medio. ¿Cómo pueden las corporaciones locales reducirla?
Es un reto. La brecha digital existe: en Madrid no ha habido ningún problema para que cualquier oficina se pusiese en marcha durante el confinamiento gracias a las conexiones a internet que implementaron perfectamente el teletrabajo. Pero todavía hay muchos rincones donde no hay cobertura.
Brañosera, el pueblo más antiguo de España, en la provincia de Palencia, con 365 habitantes y seis núcleos de población, tiene por todo el pueblo varios puntos designados para llamar por teléfono. Si estás comiendo en el restaurante no vas a recibir ninguna llamada, pero a 25 metros hay un montículo donde la gente se congrega para usar el móvil.
De los mil millones de euros destinados a combatir la brecha digital, cuatrocientos irán a los ayuntamientos
Eso, en la España despoblada, pasa todavía en muchísimos municipios. La fibra óptica es imposible implementarla, pero todo lo que tiene que ver con el futuro del 5G, que va a ir a través de satélite principalmente, sí que va a mejorar la situación.
Ahora mismo, estamos en el debate y en la concreción de los fondos europeos, y todo lo relacionado con la digitalización es muy importante. Ya se ha determinado, y ahí la FEMP ha intervenido en la negociación, que va a haber mil millones de euros destinados a combatir la brecha digital. Seiscientos millones de euros van a ir a las comunidades autónomas y cuatrocientos millones a los ayuntamientos.
Es una labor fundamental que se realiza poco a poco.
¿La digitalización cambiará el futuro del mundo rural?
En lo rural hay muchas oportunidades para el teletrabajo, y hay muchas tareas que se pueden realizar desde casa. Los pueblos pueden, perfectamente, dar muchas oportunidades a mucha gente y también impulsar a determinadas empresas.
Pero, aunque en el mundo rural sea fácil producir, para vender lo que produces necesitas lo telemático, que te permite desarrollar pautas de negocio. Y ahí entra la digitalización también. En eso, por ejemplo, Correos lo está haciendo muy bien.
El 5G es el futuro, pero ¿cómo acelerar el proceso para poder fijar población o repoblar esa España vaciada antes de que sea demasiado tarde?
Isaura Leal fue la primera comisionada de la Comisión de Reto Demográfico y Despoblación -formada por muchos alcaldes, expertos y asociaciones de desarrollo rural- que impulsó un plan estratégico para combatir la despoblación. Sus conclusiones son la base del proyecto que presentamos en Moncloa hace tres meses y medio.
Desde la FEMP no hablamos de la España vaciada, sino de la España de las oportunidades. El mundo rural ofrece muchas oportunidades. Junto al Ministerio de Inclusión estuvimos recibiendo a las familias que llegaron de Afganistán y veíamos cómo la España despoblada puede ser muy interesante para ellas. Porque viene gente muy preparada, pero también otra que está acostumbrada a trabajar el campo y con ganado como pastores.
Desde la FEMP no hablamos de la España vaciada, sino de la España de las oportunidades
Al mundo rural le vendría muy bien los migrantes y refugiados ayudasen a repoblarlo. Y estamos trabajando en esto con muchas familias de Afganistán, pero también de otros países de África subsahariana.
Todas ellas pueden conseguir un futuro en el rural. Se puede hacer un esfuerzo enorme para que mucha gente venga a vivir y a arrimar el hombro para que este país también pueda tener un futuro mejor. Al final, los ciudadanos del país somos todos los que estamos aquí, hayamos nacido o no aquí.
La digitalización y la tecnología nos lleva a las ciudades inteligentes y sostenibles.
Ahí se está avanzando mucho. Otro de los retos que tenemos entre manos -y organizaremos una conferencia de smart city en Valencia en noviembre- es precisamente ese. Eso sí, es una labor que requiere mucho tiempo.
Pero ya se están sentando las bases, hay planes y recursos. Los resultados los veremos dentro de cuatro año, cuando hagamos balance y veamos si el dinero europeo -que equivale casi a cuatro veces el PIB- se ha invertido bien o no.
El nuevo Ejecutivo de Sánchez cuenta con varias alcaldesas a la cabeza de ministerios. ¿Cómo va a afectar a España ese trasvase de la política local?
Creo que es muy bueno. Nosotros estamos encantados, porque las nuevas ministras no solo han sido alcaldesas hasta hace nada, sino que han tenido responsabilidades en la FEMP. Raquel Sánchez ha sido la vicepresidenta de la Red de ciudades por el clima, que es la más importante de este país. Y lo estaba haciendo muy bien.
El presidente del Gobierno, cuando las ha elegido, ya conocía su trayectoria y lo bien que lo estaban haciendo. Raquel llevaba muchos años como alcadesa de Gavá, con muchas responsabilidades en esta casa y con unas buenas prácticas tremendas en materia de agenda urbana. Y ella es ministra de eso.
Hay alcaldes que despuntan rápidamente, son líderes en su ciudad y tienen una ventaja importante: saben hacer política de proximidad
Y si hablamos de Diana Morant, nuestra alcaldesa de Gandía, lo mismo.
A mí me gusta mucho el teatro, y hay veces que ves una obra y te fijas en actores que a lo mejor juegan un papel muy secundario en ese momento pero se les ve que saben manejarse. Y en política pasa lo mismo. Hay alcaldes que despuntan rápidamente, son líderes en su ciudad y, sobre todo, tienen una ventaja importante: saben hacer política de proximidad, con la gente.
El ministro encargado de gestionar la pandemia, Salvador Illa, también fue alcalde en su día.
Ha habido mucha gente que ha estado en el Gobierno que ha pasado por ayuntamientos. Ábalos, por ejemplo, fue concejal en Valencia. De hecho, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana es el de las ciudades. La mayoría de los proyectos europeos de ese ministerio que tienen que ver con la movilidad, el transporte, la agenda urbana, la vivienda, la rehabilitación de edificios, etc. son gestionados directamente por los ayuntamientos.
¿Es importante, entonces, pasar por una alcaldía antes de entrar en política nacional?
Los que somos municipalistas lo decimos muchas veces: sería fundamental, en política, antes de asumir determinadas responsabilidades, haber pasado primero por la experiencia de la alcaldía de tu ciudad o pueblo. Eso da impronta y genera cierta empatía.
Cuando me entrevisto con gente que está en la Administración General del Estado, en tres minutos de conversación sé si ha pasado por un ayuntamiento o no. Se capta inmediatamente por la manera de ver las cosas, me da lo mismo del partido político que sea.
¿Y qué puede aprender la política nacional y autonómica del municipalismo?
A tener en cuenta más al mundo rural. Hay que tenerlo en cuenta constantemente. Los ayuntamientos también somos Estado. Y no porque lo digamos nosotros, sino porque lo dice la Constitución. Todas las actuaciones y proyectos pasan por lo local.
Por lo tanto, lo fundamental es que tengan más sensibilidad para tener más en cuenta le mundo local en su conjunto a la hora de poner en marcha programas y actuaciones. Y eso es lo que echamos de menos sobre todo en el ámbito autonómico.
Sería fundamental, en política, antes de asumir determinadas responsabilidades, haber pasado primero por la experiencia de la alcaldía de tu ciudad o pueblo
¿En el autonómico más que en el nacional?
En estos momentos observamos mucha más sensibilidad hacia lo local por parte del Gobierno que por parte de las comunidades autónomas, y esa es una asignatura pendiente. Como también lo es la segunda descentralización.
Aquí, durante una etapa muy importante, se impulsó la España descentralizada, de las autonomías, con la finalidad de que muchos proyectos y programas se gestionasen desde la proximidad. Porque para que muchos servicios tengan calidad necesitan gestionarse desde cerca.
Ahora, está pendiente la segunda descentralización, que se tiene que dar desde el ámbito autonómico al local. Solo con la segunda descentralización los ayuntamientos contarán con más empoderamiento, más recursos financieros y se podrá ampliar el marco competencial. Pero muchas comunidades autónomas no están por la labor.