"Construir una España donde se disminuya la desigualdad, fundamentalmente entre los niños y las niñas, es un compromiso personal, del Gobierno". Así explica el Alto Comisionado de para la Lucha contra la Pobreza Infantil, Ernesto Gasco (San Sebastián, 1963), la creación de la institución de la que es máximo representante desde 2018.
La pobreza infantil, explica Gasco, que recibe a EL ESPAÑOL en su despacho en La Moncloa, "es una lastra del talento". Y recuerda que impide ya no solo el desarrollo socioeconómico de los que la sufren, sino del "conjunto del país".
Por ello, como cuenta durante esta entrevista, requiere de medidas estructurales, a largo plazo, y que se mantengan en el tiempo. Pues se está "cronificando" y pone en jaque el futuro de millones de niños y niñas.
Uno de cada cuatro menores se encuentra en situación de pobreza en España.
En nuestro país, la situación es especialmente sangrante. Porque, siendo un país con un desarrollo social y económico muy potente dentro de la Unión Europea, la desigualdad de nuestra infancia es terrible.
Estamos entre los peores países de la UE, junto con Bulgaria y Rumanía en el furgón de cola en esa pobreza infantil, que es un lastre de igualdad de oportunidades para los niños y niñas de nuestro país. Y es que, como dices, uno de cada cuatro niños y niñas ven socavada su posibilidad de estudiar, de formarse o de avanzar socialmente.
Es una tarea complicada la de acabar con la pobreza infantil.
Estamos ante un hecho estructural, no es de ahora, es previo a la covid, viene desde que hay estadísticas, en el año 2003. Todos los Gobiernos, desde Aznar a Rajoy, pasando por Zapatero, han intentado que esta situación no se cronificara, pero es evidente que las políticas que se llevaron a cabo fueron insuficientes.
Para acabar con ella, había dos ayudas financieras: la desgravación por hijo o hija a cargo en el IRPF y la prestación por hijo que daba la Seguridad Social. Esta última se congeló durante los 8 años del Gobierno de Rajoy, en plena crisis económica, por ejemplo.
El primer Gobierno de Sánchez ya duplicó esa ayuda, pero sigue siendo poco. El gran salto se debe dar -o ya se ha empezado a dar- en parte, pero no en su totalidad, con el Ingreso Mínimo Vital (IMV), que está llegando en este momento a unos 400.000 menores y casi 200.000 hogares.
Pero hablamos de 2.100.000 niños y niñas en situación de pobreza.
El IMV cubre la pobreza infantil más severa. Esto que en principio puede parecer que no es suficiente, sin embargo, es muy importante porque, probablemente, sí ha cubierto las necesidades básicas de un sector que tenía muy difícil la reinserción en el conjunto social.
Todos los Gobiernos, desde Aznar a Rajoy, pasando por Zapatero, han intentado que la pobreza infantil no se cronifique, pero ha sido insuficiente
Pero no es suficiente ni para el Gobierno ni para el Alto Comisionado, y de ahí que en La geografía de la pobreza infantil en España hagamos un análisis que nos permite ver cómo, hasta hace poco, esa pobreza estructural venía muy unida a unas rentas agrarias bajas, a unos espacios más en el campo, donde las limitaciones para poder estudiar -por la falta de escuelas comarcales o la posibilidad de trabajar antes y abandonar los estudios- estaba lastrando el potencial de esa juventud española.
Sin embargo, una de las consecuencias que trajo la crisis del año 2010-2011, aparte de la precariedad laboral, es que se ha crecido mucho en los ámbitos urbanos y se ha decrecido en los ámbitos rurales.
Aunque la situación de pobreza infantil en un 51-52% tiene características rurales, ya en un 48% es urbana. Diez puntos más que hace una década. Y un crecimiento exponencial de diez puntos que se concentra fundamentalmente en las grandes áreas urbanas es preocupante.
¿Cuáles son los principales motivos de este cambio?
Con iguales niveles de renta, por ejemplo, acceder a una vivienda con cierta estabilidad es más razonable, más económico o más fácil en la España rural o agraria. En el ámbito metropolitano, el acceso a la vivienda es especialmente caro.
Además, esta pobreza urbana es desigual en España: de esos 2.100.000 de menores, 400.000 están solo en el área metropolitana de Madrid. La segunda gran bolsa es el área metropolitana de Barcelona, pero con 200.000. Casi una tercera parte de los niños vulnerables viven en las dos grandes ciudades españolas.
Por tanto, es normal que las organizaciones sociales estén concentrando los esfuerzos en ellas. Y están viendo que esa desigualdad crece brutalmente. En paralelo, los barrios con mayores niveles de renta de España también están en esos espacios.
Es decir, la desigualdad en nuestras ciudades ha crecido de forma muy exagerada en estos diez últimos años con esa crisis donde a unos les ha ido mucho mejor, pero a otros les ha ido bastante peor. Y ahí el precio de la vivienda es un elemento importante.
Y, luego, la precariedad laboral también es un motivo claro: al perder la estabilidad laboral es más difícil ese acceso a esa vivienda y a esa tranquilidad para poder abordar las cuestiones más básicas, que son las que en este momento estamos intentando garantizar con un Ingreso Mínimo Vital que permita poder llegar al mercado alimentario y poder garantizar los servicios básicos.
El 27,4% de los menores en España se encuentra en riesgo de pobreza. ¿Cómo ha afectado la pandemia a los niños más vulnerables?
Las cifras oficiales siempre van con cierto retraso, por lo que hay muy pocas. La más próxima en el tiempo es la EPA, que tiene un dato que habla de hogares sin ingresos. Las últimas cifras sí dicen que hay un ligero incremento, pero solo del 1%, porque, en parte, el denominado escudo social sí ha funcionado.
¿Qué sucede? Que lo mismo tampoco es suficiente porque ya veníamos de una pobreza estructural muy importante. Sin embargo, en algunos ámbitos como las grandes ciudades hemos visto cómo ha habido más familias que han necesitado la colaboración o la ayuda, sobre todo alimentaria.
Pero hay una parte de la sociedad a la que no llega el "escudo social".
El Estado puede actuar con aquellos que son ciudadanos y ciudadanas españolas. Sin embargo, no podemos actuar -porque no sería legal- ayudar o colaborar con personas que conviven con nosotros, pero o no están regularmente en España o no son ciudadanos españoles.
Una tercera parte de los niños vulnerables viven en Madrid y Barcelona, donde también se encuentran los barrios con mayores niveles de renta de España
Con ese en ese sector, que trabaja en la economía informal, la covid se ha cebado más. En muchos casos se trataba de trabajo feminizado y de cuidados. Y esa economía informal se paralizó totalmente con la covid, con la consecuencia de que no se puede acudir a pedir un subsidio de desempleo ni nada porque no está en una situación regular.
Esas familias pasan de la noche a la mañana de tener unos ingresos X a no tener ningún tipo de recurso. Pero muchas de ellas, gracias a quien sí puede trabajar con ellos, las oenegés, han podido sobrevivir.
Hablamos de una situación cronificada, estructural, que no es nueva. ¿Cómo afrontarla a largo plazo?
Hay que poner instrumentos estables en el tiempo, no solo políticas coyunturales, como las del covid, sino estructurales. El IMV es estructural y, además, fue aprobado por una inmensa mayoría.
Desde el Alto Comisionado creemos que es bueno los acuerdos y los consensos lo más amplios posible. Que es un objetivo que debemos compartir todos y no debe ser elemento de confrontación. Y en ese sentido, el IMV contó con el apoyo de casi todos los grupos políticos, menos uno.
Ha sido un instrumento -con los datos que tenemos- muy interesante para la pobreza infantil más severa, pero deberíamos abordar la moderada. Porque, según los estudios que hemos venido haciendo, sabemos que la mitad de quienes nacen en una familia sin recursos o pobre termina siendo pobre. Ese círculo viciado de pobreza lo tenemos que romper y hay que cambiarlo.
Pero ¿cómo romperlo?
Para eso está la educación, fundamentalmente. Pero también hace falta romper la brecha digital, la de las extraescolares -los idiomas, las actividades deportivas-, la de la cultura, etc. Hay que caminar con programas específicos y nosotros hemos construido varios instrumentos.
Uno sería el IMV, que desde el Alto Comisionado creemos que debe trabajarse para llegar a su objetivo inicial en presupuestos de tres mil millones de euros para que haya una bolsa suficiente que ataje esa pobreza moderada, no tan severa, con una prestación por hijo mensuales para familias con ingresos inferiores a los 20.000 euros o cifras similares. Ya solo con eso conseguiremos dar un salto cualitativo muy importante para reducir esa brecha en la pobreza infantil.
Eso sí, las instituciones o los gobiernos por sí solos, aunque tengan buena voluntad, no van a acabar con la pobreza infantil. Necesitamos una implicación social y una colaboración público-privada. Por eso hemos creado la alianza Pobreza Infantil Cero, en la que están las fundaciones de las principales empresas del país y las principales organizaciones sociales.
También hemos incorporado a esta lucha al mundo del deporte y la cultura, porque creemos también que los valores y la dignificación de la pobreza, que no solo son temas económicos materiales sino también inmateriales, es muy importante. Y a los medios de comunicación.
La mitad de quienes nacen en una familia sin recursos termina siendo pobre; hay que romper ese círculo viciado de pobreza
Decía que había otras herramientas.
Una tercera, que va unida a los discursos anteriores, es que solos no lo podríamos hacer, pero es que ni siquiera lo podría hacer solo el conjunto de la sociedad española. Por eso era tan importante para nosotros que la UE incorporase la pobreza infantil en sus políticas para construir una sociedad mejor.
Esto se tiene que trabajar con las comunidades autónomas y nosotros, el 13 de octubre, vamos a presentar el diagnóstico realizado con UNICEF y con el Misterio de Asuntos Sociales para luego desarrollar el plan de acción nacional. Y las comunidades autónomas tendrán que hacer cada una un plan operativo. No es lo mismo la situación de Madrid que la de Cantabria o la de Murcia. Cada una tiene una singularidad.
Vuestro último informe hace hincapié en los diferentes desafíos que presenta la pobreza infantil tanto en las ciudades como en la España rural.
Las realidades son distintas, las carencias son diferentes y, por tanto, las soluciones no pueden ser las mismas. De ahí que las oenegés y las comunidades autónomas, que son las que realmente desarrollan las políticas, trabajen de distinta manera.
Por eso planteamos dos dos formas de actuar. Hacer políticas nacionales, que son planes generales de actuación, que luego desarrollen aquellos que están sobre el terreno, las comunidades autónomas o los municipios. De ahí también la importancia de que los municipios participen en los planes nacionales, no solo los gobiernos autonómicos.
¿Por qué esta relevancia del municipalismo?
Porque cada comunidad autónoma también tiene estos ámbitos muy diferenciados. Simplemente como ejemplo, no es lo mismo la serranía de Córdoba que la ciudad de Sevilla o algunos barrios de la ciudad de Granada que la zona de la Sierra de Cazorla. Son realidades diferentes, aunque todas están en el mismo territorio.
Por eso, la clave está en esos planes operativos en los que se plantean distintas políticas. Aunque luego todas tienen cosas en común como, por ejemplo, es la educación.
Habla de cambios estructurales que ya se están abordando, pero ¿qué queda por hacer?
Hay cuestiones todavía pendientes en las que se está trabajando, como el tema de la vivienda. Nosotros queremos que, si al final hubiese bonificaciones fiscales, estas familias también se puedan acoger a ellas, y los menores.
Vamos a ver cómo evolucionan esos procesos de diálogo que están ahora en marcha. Pero sería muy importante también desarrollar una ley de vivienda con carácter social, sobre todo en las áreas metropolitanas, para reducir notablemente este tema de pobreza infantil.
Estamos sentando unas bases sólidas, que tienen amplios consensos -y la prueba es que no hay gran confrontación-.Y a los que ven la importancia de este tema, les agradezco la colaboración, desde el PP hasta los nacionalismos periféricos.
Y a los que no lo ven, ¿qué les diría?
Al único grupo que no lo ve, le digo que una España de la desigualdad muy brutal, sobre todo en la infancia y la juventud, siempre es un riesgo de conflicto social. Mientras que reducir la desigualdad y garantizar la igualdad de oportunidades de todos los españoles es un objetivo loable, pero si además lo hacemos en la infancia y en la juventud estaremos potenciando el talento natural que España tiene.
Porque puede haber gente que investiguen en vacunas el día de mañana o que sean buenos cirujanos y cirujanos, o buenos maestros y maestras, o buenos técnicos de placas solares, etcétera ente toda esa gente que, ahora, es más vulnerable. Esto es una España mejor.
La igualdad de oportunidades real entre los menores de 18 es lo que mejor garantiza una España más justa
Si algo podemos hacer para que nuestro país sea mejor es contribuir en que en la franja más débil, que son los menores de 18 años, la igualdad de oportunidades sea real. Eso es lo que mejor garantiza una España más justa y más potente.
Y ¿hasta qué punto afecta la estigmatización de la pobreza a este círculo vicioso?
Tenemos que intentar que el estigma en la pobreza no exista. La aporofobia es el mayor enemigo, porque detrás de la pobreza, sobre todo en niños y niñas, se esconden unas circunstancias muy especiales, pero el valor de esa persona puede ser extraordinario.
Ahí, el mundo educativo lo están haciendo muy bien. Y también las familias. Porque lo que sí habíamos detectado antes de la covid es que en el colegio se intenta que esa discriminación no se vea. Ya sea con la alimentación en la escuela, que es fundamental como con esos abuelos que ayudan a que sus nietos vayan lo mejor vestidos posibles, por ejemplo.
Muchas veces la gente dice que la pobreza no se ve, pero las oenegés la conocen bien. Esa pobreza existe, cuando luego llegas a tu casa y no tienes internet ni posibilidad de tener una tablet o una conexión con el móvil decente, lo que hace que tu posibilidad de progresar de la misma manera que tus compañeros de clase no sea posible.
Esa es la más fundamental de todas esas otras medidas para que, respetando la diferencia de cada uno, en lo que es oportunidades, la igualdad sea la mayor posible. O esa pobreza no te marque o no te gentrifique y forme guetos.
La pobreza infantil impide tener un desarrollo social y económico bueno para el conjunto del país
Ya para acabar, ¿cómo evolucionará la pobreza infantil extrema en España? ¿Y la moderada?
La más severa, con el Ingreso Mínimo Vital, está cubierta, siempre y cuando se sea ciudadano español, claro. Lo que tenemos que abordar es la pobreza moderada y media, que no es nada extraña.
Un ejemplo sería una pareja, o una mujer o un hombre, con hijos a su cargo, que tiene un único salario precario, que no es estable, de mil euros mensuales, y que tiene que pagar quinientos euros de alquiler. A esa gente es a la que tenemos que llegar.
No estamos hablando de una familia que, por desgracia, lleva en el desempleo 6 años, a la que sí cubriría el IMV. Por eso digo que en el periodo de enmiendas el Ingreso Mínimo Vital se deben incorporar medidas de apoyo a niños y niñas que estén en esas familias que denominamos en pobreza moderada. Ese sería un verdadero éxito y un cambio fundamental en este país.