La actividad económica, el crecimiento demográfico y el cambio climático provocan una escasez de agua cada vez mayor en toda Europa. Se han multiplicado los fenómenos meteorológicos extremos, como la sequía y las inundaciones y el estrés hídrico, que afecta especialmente en España, se extiende de manera preocupante. Hay que buscar soluciones para conservar este recurso valioso y esencial para la vida.
Al menos una cuarta parte del total de agua dulce extraída en la UE se utiliza en las tierras agrícolas. Una actividad que no solo afecta a la cantidad y disponibilidad de los recursos de agua dulce, sino también a su calidad, por ejemplo, a través de la contaminación producida por fertilizantes y plaguicidas.
Hay que buscar soluciones que mejoren el uso sostenible y eficiente del agua. Pero no solo depende de los agricultores. Cada uno de nosotros puede poner su grano de arena para evitar su despilfarro.
Las políticas de la UE no contribuyen a la reducción del impacto de la agricultura en los recursos hídricos
España, entre los peores
"El agua es un recurso limitado, y el futuro de la agricultura de la UE depende en gran medida de que los agricultores la utilicen de manera eficiente y sostenible" recuerda Joëlle Elvinger, miembro del Tribunal de Cuentas Europeo. Y añade: "Sin embargo, hasta la fecha, las políticas de la UE no han contribuido suficientemente a la reducción del impacto de la agricultura en los recursos hídricos".
Un problema que difiere mucho entre los países miembros. Según el informe especial 20/2021 Uso sostenible del agua en la agricultura, España ocupa uno de los primeros y poco honrosos puestos en su mal uso del agua. Solo compite con Hungría y Chipre en un alto porcentaje –supera el 40%– de agua sometida a alta presión, tanto superficial o subterránea.
Y tampoco queda en buena posición sobre la captación ilegal de agua en la UE. Aunque el Tribunal de Cuentas europeo admite que no tiene datos oficiales recientes, lo que se sabe no deja muy bien parada a España. En 2015, la OCDE elaboró estimaciones a partir de diversas fuentes, pero los ecologistas afirman que hay más de un millón de pozos ilegales o sin autorización en España. Y según WWF, el problema es especialmente grave en Castilla-La Mancha y Andalucía.
Y lo peor es que, como dice el informe del Tribunal de Cuentas, las autoridades de estas comunidades autónomas no facilitaron al organismo europeo "ninguna información sobre si detectan y sancionan el uso ilegal del agua y cómo lo hacen".
Unas cifras que superan –y con mucho– al siguiente país en la lista, Chipre, con 50.000 perforaciones ilegales.
Soluciones sostenibles
Hay que buscar un uso sostenible y eficiente de los recursos hídricos, energéticos y del suelo, pero ¿cómo? Según el Grupo Operativo Cereal Agua, formado por agricultores, ganaderos, silvicultores, industrias agroalimentarias o forestales o centros tecnológicos, hay alternativas que podrían ponerse en marcha a corto plazo.
Entre ellas, está el uso de energías renovables, buenas prácticas agrícolas para mantener la fertilidad del suelo y la incorporación de elementos de paisaje de alta diversidad como los márgenes multifuncionales, setos vivos, islas de vegetación, muros, terrazas, charcas, etc.
Las autoridades manchegas y andaluzas no facilitan información sobre si detectan el uso ilegal del agua
Entre las técnicas eficientes, por ejemplo, está el regadío. Diferentes organismos proponen medidas como el riego por goteo o por aspersión, un sistema más eficiente que consume menos más agua que el riego de superficie.
También está la opción de elegir cultivo en cada temporada en función de sus necesidades de consumo de agua, o elegir adecuadamente la hora del día en la que se va a regar para evitar la evaporación.
Aguas residuales
Una alternativa que se está impulsando desde la Unión Europea es el uso de aguas residuales urbanas para fines agrícolas, pero con una serie de requisitos. En abril de 2020, se aprobó esta normativa dentro las medidas de adaptación ante el riesgo de escasez de agua.
El reglamento señala que mejorará la disponibilidad de agua y fomentará su utilización eficiente dentro del marco de la economía circular.
Gran parte de la circularidad en el agua se debe lograr a través de las mejoras en la depuración de las aguas residuales, lo que permite, simultáneamente, la recuperación de agua regenerada para nuevos usos.
Desde la Unión Europea se impulsa el uso de aguas residuales urbanas para fines agrícolas
El pasado 28 de julio, España aprobó el Plan Nacional de Depuración, Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización (DSEAR) de Agua para identificar los distintos problemas detectados en el ámbito del agua y desarrollar propuestas de mejora para superarlos.
Es el momento de empujar hacia esta dirección. Sólo así se podrá salvar un sector clave en nuestro país, la agricultura.
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