“Me quedé sola en la calle”. Uno piensa que nunca le va a pasar, pero nadie está a salvo. Cuesta imaginar esa sensación que describe Carmen de pura incertidumbre total por el futuro. Un día tienes casa; al siguiente duermes a la intemperie.
Esta mujer de 42 años pide a ENCLAVE ODS no revelar su apellido para mantener el anonimato. Pero cuenta: "Tardé bastante en ser consciente de que también era adicta. Siempre es el yo controlo, sólo lo hago para evadirme, esto puede terminar cuando yo quiera, pero no es así…”.
Habla con crudeza de cómo vivió durante años de un modo normalizado “el mundo de la droga" y acabó consumiendo cocaína, hachís, alcohol… En esta dinámica de autodestrucción, cuenta, terminó en calle, contrajo el VIH, dejó de tomar la medicación e, incluso, intentó suicidarse. "Me recogieron en 2020, estando ya bastante mal", confiesa.
Una vez ingresada en el hospital, explica cómo “las noticias de la televisión me hicieron pensar”. Era el principio de la pandemia y al escuchar hablar de los miles de fallecidos pensó en toda aquella "gente que quería vivir, que se moría sin poder evitarlo".
Un solo pensamiento recorría su cabeza: "Y yo que a lo mejor puedo vivir, quiero morirme, ¿qué me pasa?". Recuerda que las bandejas de comida del hospital iban acompañadas de "unos mensajes superbonitos" que aún conserva.
Luego, un día, la trabajadora social la conectó con la Fundación Hogar Sí, donde pasó por dos “soluciones” o programas: las viviendas para la recuperación de la salud y el fondo NEXiT.
De los albergues recuerda que “no tenía tareas, ni futuro posible”. Durante unos meses, Carmen compartió espacio con otras personas en uno de los pisos alquilados por Hogar Sí: “Me llamaban la loca de la casa por mi sentido del humor”.
Ahí, entre bromas y tareas, consiguió redibujar su destino y buscar un trabajo y un piso, con la ayuda de esta fundación. A pesar de no tener ningún sostén familiar, “en poco tiempo me alcé, tuve muchísimo apoyo”.
Durante unos meses, Carmen compartió espacio con otras personas en uno de los pisos alquilados por Hogar Sí
Para José Manuel Caballol, director general de Hogar Sí, España aún está en “tercera división” en lo que se refiere al sinhogarismo, por detrás de países como Holanda o Finlandia –donde el problema está reduciéndose aceleradamente– o Francia e Irlanda –relativamente comprometidos con este proceso–.
“33.000 personas en esta situación es un problema cualitativamente grande, pero cuantitativamente abarcable. El nuevo plan estatal lo contempla y arrancará el año que viene, pero hay que poner por parte de todos”, alerta.
Nadie sin hogar
La anterior Fundación RAIS –quizá algunos la recuerden por su colaboración con el mediático Richard Gere–, actualmente Hogar Sí, es una entidad social independiente no lucrativa, de ámbito estatal, creada en 1998.
Su fundadora, Carmen Sacristán, fue una trabajadora social que en 1996 estuvo en los comienzos del exitoso proyecto de “La Farola”. Una vez sale de este proyecto por decisión propia, funda RAIS en los años noventa y Caballol comienza ahí a remar desde el inicio junto a ella.
España aún está en “tercera división” en lo que se refiere al sinhogarismo, por detrás de países como Holanda, Finlandia o Francia
Esta red de apoyo a la integración sociolaboral cambió su nombre hace seis años, generando, como explica Caballol, "un proceso estratégico profundo con tres decisiones: una misión más clara y más cuantificable, para que nadie viva en la calle", que se basa en erradicar completamente el sinhogarismo".
Pero también, cuenta, su rebranding buscaba hacer entender la mala utilización de algunas palabras, y nombrar al problema como sinhogarismo. Actualmente están trabajando incluso para que la RAE incluya este término.
Además, Hogar Sí pone el foco en el ámbito de los recursos. La metodología Housing First, que está teniendo mucho éxito en Finlandia, por ejemplo, ha conseguido ya "una reducción del 35% y tiene en 2030 el horizonte para erradicar el sinhogarismo", asegura el director general.
En este sentido, Hogar Sí decidió prescindir de sus centros de noche de baja exigencia de tal manera que actualmente tanto las viviendas que tiene de parque público como las que alquilan en mercado normalizado “suman en realidad menor gasto que los de un centro colectivo institucionalizado”, explica Caballol.
A nivel nacional, esta fundación atiende en todos sus proyectos a unas mil personas al año, y mantiene unas 400 plazas en colaboración con Madrid y otras 11 comunidades y 18 municipios. Aun así, “estamos lejos de la situación ideal”.
El 96% de las personas que participan en su programa siguen en el programa y no regresen a la calle
El programa se hace cargo de los gastos de alquiler y suministros, pero las personas –salvo casos especiales– tienen que poner una aportación del 30% de los ingresos que tengan y su propia manutención.
“Tendemos a creer que no van a ser capaces de organizarse la vida, pero algunas llevan 10 años organizando su vida en la calle y ahora también pueden hacerlo”, añade.
¿Su umbral de éxito? “El 96% según indicadores recientes”, considerando como éxito que las personas sigan en el programa y no regresen a la calle. En algunos casos necesitan asistencia e incluso algunas de las personas fallecen en las viviendas.
“Alrededor de un 10%, con el estado de salud con el que entran e incluso en ese sentido, fallecen en una vivienda y eso les permite recuperar las relaciones con sus familiares y recibir un apoyo que en la calle no tendrían”, concluye Caballol.
De golpe en la calle
Juan es otro caso que atestigua esta problemática. Llegó de Colombia con 20 años y sin un plan preciso. Y nada más llegar “me robaron, así que acabé en un albergue y dormí ahí durante un mes”.
En estado de shock, así describe esas primeras noches. “Me encontraba muy depresivo, estaba en un parque sin saber qué hacer y me indicaron que fuera a un centro”.
En los meses que siguieron “conocí mil personas de todo tipo, diferentes realidades, tipos de vida, motivos… gente que tuvo mucho dinero, otra que llevaba 30 años en la calle, cada historia era distinta”, cuenta. Todo cambia de repente, explica, “pero si no tienes apoyo, te quedas en el aire”.
Tras la ayuda de Hogar Sí pudo encontrar un primer trabajo, un lugar para vivir y comenzar a remontar. “Estar en situación de calle no significa que no tengas valores, conocí a gente que estaba más preparada que un yogur y estaba ahí. Lo importante es no rendirse, si te quedas estancado, caes”.
Ahora, después de varios tipos de empleo, trabaja en una empresa internacional que le gusta mucho y se está preparando para seguir formándose y poder montar su propia compañía de marketing.
"Estar en situación de calle no significa que no tengas valores", asegura Juan
Juan ha superado el "bache". Como también lo ha hecho Carmen, que explica su situación actual sonriendo. “Ahora llevo dos años sin consumir nada y la verdad es que siento que me sobra el dinero”.
Carmen acaba de volver de la playa, donde ha podido desconectar unos días en un pueblo costero. Lo que más le ha impactado es “ese aire salado, la sensación de salir del agua”, explica. Ha pasado mucho tiempo en situación de calle y “hacía tanto tiempo que no me iba de vacaciones…", comenta.
Romper el círculo de la pobreza es solo el comienzo. Ahora, tanto Carmen como Juan –o todos a los que ellos representan– tiene un nuevo futuro ante sus ojos.