Afirmaba el saxofonista Charlie Parker que, cuando empezó a escuchar las notas agudas de los demás como si fueran líneas melódicas, pudo comenzar a tocar lo que escuchaba en su cabeza.
En esta conversación entre ENCLAVE ODS y los responsables de Ayuda en Acción, la vocación personal por ayudar a los demás se entrelaza con las agudas observaciones de los profesionales de una organización con experiencia acerca del paso del tiempo y el modo en que lo social ha cambiado.
Eva Sobrino es la encargada de la relación con los socios de Ayuda en Acción y, por tanto, de las conocidas campañas de publicidad y concienciación. Después de cuatro décadas –las que lleva la oenegé existiente–, el lenguaje social, explica, se ha simplificado y complejizado a la vez.
Los mensajes son más directos, pero al mismo tiempo más exigentes. “Por ejemplo, para dialogar con las personas que colaboran con nosotros, ellas son las que nos piden que seamos claros”, añade. Y concreta: “Esto es, quiero entender con claridad cuál es el impacto que está teniendo mi colaboración”.
En 40 años, la forma de referirse a muchas cosas, no sólo en el ámbito social, ha variado en la sociedad española y el principal cambio en el tercer sector ha sido, para Sobrino, el giro en la visión de la ayuda social.
“Hace años, la gente se acercaba a nosotros para ayudar a alguien que estaba desvalido, aunque seguimos manteniendo el apadrinamiento, pero la manera en la que se trabaja ahora es totalmente distinta", explica.
Y afirma: "Antes era más asistencial y lo que se nos exige en 2021 es que el tipo de ayuda que das sirva para transformar, y eso es lo que esperan de Ayuda en Acción. Por eso, establecemos relaciones muy duraderas con la gente que colabora con nosotros”.
"En 2021, se nos exige que el tipo de ayuda que das sirva para transformar", explica Sobrino
Exactamente, un promedio de 17 años colaborando con la organización, explica Sobrino. Una relación tan significativa como una que dura más de una década aporta cambios en las dos vías.
Hay una parte de los mensajes que calan y de vuelta una demanda de que “el tipo de intervención que hagamos no vaya orientada a una ayuda asistencial, sino que intentemos ayudar a transformar las sociedades y tener un impacto real y duradero”.
Hace 10 o 15 años, cuenta Sobrino, lo mejor que podía pasar era que "un socio o socia viajara a un país en el que teníamos proyecto, sabíamos que esa persona iba a querer continuar toda la vida". Ahora, asegura, se lo pueden mostrar a todos con ayuda de las nuevas tecnologías.
Y pone un ejemplo concreto: "Un colaborador nuestro fue a El Salvador y a la vuelta me dijo que le había pasado lo mismo que cuando viajó a Nueva York: se refería a que había visto y leído tanto material audiovisual sobre el proyecto que todo lo que veía le resultaba familiar”.
Fernando Mudarra, director general de la oenegé, es contundente en su visión acerca de cómo han cambiado las cosas al llegar a los 40: "Vivimos una época de arrinconamiento de las oengés hacia la ayuda humanitaria, hacia lo paliativo".
Y advierte: "Para eso se moviliza la gente rápidamente a partir de los medios de comunicación, pero el trabajo con los derechos, la paz, la construcción social y el largo plazo es cada vez menos visible”.
"Vivimos una época de arrinconamiento de las oengés hacia la ayuda humanitaria, hacia lo paliativo", asegura Mudarra
Para Mudarra, desde la crisis económica de 2008 que afectó a todo el planeta, y ahora de nuevo con la covid, “vivimos en una forma de ser muy individualista, hemos terminado por preocuparnos mucho de lo que pasa justo alrededor nuestro, pero hemos perdido la perspectiva de que lo que ocurre lejos de aquí sigue afectándonos”.
Por así decirlo, las organizaciones de ayuda se dividen en dos tipos: las de acción social y las de ayuda al desarrollo. Y, en opinión de Mudarra, existe un cambio en todos los países de Europa, porque los fondos de ayuda a terceros países "se están recatalogando para problemas con población no autóctona y eso, a efectos sociales, es peligroso".
Ayuda en Acción, como recuerdan sus responsables, no es una organización que haga un proyecto puntual en un sitio y se marche. Por el contrario, dan –sólo– apoyo en el medio y largo plazo. "Nuestros proyectos tienen una duración media de 8 a 10 años para asegurarnos de que el cambio nos haga dejar de ser necesarios: atacar las causas y no los efectos", recuerda su director general.
Hace dos o tres décadas se hablaba de actividades y resultados. Ahora, como señala Mudarra, “tenemos un output, un entregable, que es diferente de un outcome. Realizamos actividades para conseguir, por ejemplo, que haya agua, ese es el output –o producto–, y lo que esperas a continuación es el outcome – o el cambio que consigues–, que es algo más, que las personas puedan trabajar, o que no mueran por tomar agua en malas condiciones".
Ahora, además, insiste en que existe un nivel más, el del impacto, "que es difícil de definir".
Según ha llegado a su conocimiento, “la movilización de recursos económicos y financieros que está produciendo el impact investing [inversión de impacto] triplica a los fondos de ayuda al desarrollo que se mueven a nivel mundial”, lo cual es un cambio de paradigma.
"Vivimos en una forma de ser muy individualista, pero lo que ocurre lejos de aquí sigue afectándonos", recuerda el director general de Ayuda en Acción
En paralelo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) han popularizado el marco, pero sólo en las empresas y gobiernos, no en general para el público.
“Nosotros tocamos sobre todo el ODS 4, el 5 y el 8”, explica Mudarra, pero el resto hacen de envolvente para la misión de “que la gente pueda vivir dignamente y que la dignidad no sea un producto de lujo y esa dignidad se consigue habiéndote formado y teniendo oportunidades para desarrollarte”.
La ayuda se ha concentrado, como señala Alejandro Serrano, responsable de la ejecución de esta en 22 países. “Antes hacíamos muchas cosas con poco dinero, intentamos ahora que cada lugar en el que actuemos sea con mucho más impacto, para que el aporte que hagamos sea significativo, humildemente y con mucho respeto a nuestra pequeña escala en los sitios en los que trabajamos, necesitamos cierta continuidad”.
Todos coinciden en otro tópico que cada vez menos se usa: cuando alguien dice que por qué ayudar lejos si aquí hay mucho por hacer. “América Latina es la región más desigual del mundo. Nuestro foco ha estado ahí y tenemos un vínculo desde los años ochenta, ahora mismo estamos en 11 países con multitud de proyectos”, asegura Serrano.
Para aquellos que se escudan en el discurso de la pobreza, señala cómo “en Perú o Guatemala, por ejemplo, podemos encontrar desde una sociedad muy rica a zonas que por su pobreza se asemejan a África”.
Aún así tienen presencia directa en cinco países de África, también indirecta en Kenia y en Nepal, único lugar de Asia donde trabajan para evitar el tráfico de trata de niñas en la frontera con India.
Alberto Casado, responsable de Advocacy, señala que ahora, con la perspectiva, "desconfía de esas organizaciones que dicen que el 100% de la aportación lo dan a las personas necesitadas".
Si hablamos de una organización profesional, que gestiona un volumen grande de fondos, reconoce, "no es creíble, porque hace falta gente experta en transparencia, en finanzas, en marketing, en negociación… en todos los ámbitos".
Recuerda a los médicos cuando hablamos de terminología y formas de pensar, porque el lenguaje social es un lenguaje profesional: “Usamos esas palabras porque hay matices, pero entendemos que el donante quiere ver esa adaptación, los médicos en los congresos hablan de una manera, pero delante del paciente deberían ser capaces de hacerse entender”.
Marta Marañón, directora de Relaciones Institucionales, señala cómo a lo largo del tiempo la formulación de los proyectos y las propuestas ha ido cambiando.
“Antes se hablaba solo de beneficiarios, con ese componente asistencialista. Después se hablaba de titulares de derechos –hablamos de derechos que estas personas tienen- y ahora se habla de participantes, de personas que participan en estos programas”, explica.
Lo mismo aplica a los reportes, porque, asegura, “antes reportábamos sobre todo actividad, aunque ya teníamos un marco de resultados; luego empezamos a hablar de resultados, y ahora ya de qué logros estamos consiguiendo, qué impacto y qué transformación queremos conseguir”.
Buscando la solidaridad
Citando al escritor Santiago Rocangliolo, y continuando con la metáfora musical, introducir de manera forzada algo que existe previamente a una circunstancia “es como pretender incorporarle a una canción un estribillo ya hecho”.
Actualmente, Ayuda en Acción utiliza los diagnósticos participativos, es decir, construye y diseña la solución junto a la población afectada, partiendo de sus necesidades, identificando los problemas por sí mismos.
“Ni el diseño de una solución puede estar enlatado, ni existen adaptaciones para nuestras propuestas siempre, lo que hay son ritmos, estados de desarrollo, liderazgos, ganarse la confianza y el respeto de las personas, y mucha vocación”, afirma Marañón.
En la actualidad, Ayuda en Acción construye y diseña la solución junto a la población afectada
Para ella, “las empresas han pasado de ser donantes financiadores con colaboraciones económicas puntuales a formar parte de alianzas, en las que la colaboración no pasa únicamente por una transacción económica, sino que hay otras maneras de aportar en la línea del ODS 17 y la empresa quiere hacer campañas con clientes, voluntariado de los empleados…“.
Serrano recuerda que “la mitad de nuestros fondos provienen de la base social y la otra mitad de empresas e instituciones”. Y explica: “Por ello, tenemos que seguir manteniendo la actualidad del sector y saber muy bien cómo va evolucionando la conceptualización”.
Para él, existen diferentes ideas preconcebidas sobre su trabajo, por ejemplo, aclara que “no somos voluntarios, estamos en un sector muy profesionalizado, con mucho trabajo hecho y mucho por seguir avanzando, y todavía sigue quedando eso ahí de si te pagan por trabajar en una ONG”.
Por último, como menciona Mudarra, puede que ahora Ayuda en Acción, celebrando su cuarenta aniversario, sea más valiente que nunca.
“En Honduras, hace seis meses tuvimos que parar todas las operaciones porque el clan de narcotráfico de la zona amenazó de muerte a nuestros equipos. Hubo que hacer una negociación entre los servicios de inteligencia hondureños y la gobernadora de la región para que nos permitieran trabajar”, explica.
Hay algo de jazzístico en esa capacidad de improvisar en un mundo tan injusto e imprevisible a veces.
“No somos voluntarios, estamos en un sector muy profesionalizado, con mucho trabajo hecho", recuerda Serrano
Siempre lo hubo, pero la experiencia de Ayuda en Acción fructifica ahora en la mejor resolución de ciertas situaciones: para tocar una buena improvisación lo fundamental es que los que escuchan la música la sientan como propia y crean en el resultado.
Mudarra concluye hablando de los programas educativos y de apoyo al profesorado de escuelas rurales que llevan a cabo en Perú con empresas privadas: "Hace poco el gobernador intentó pararlo y han sido los profesores locales los que han dicho, ‘no, esta gente se queda aquí’; la propia población lo ha dicho". Y reconoce: "Intentamos ser parte de la solución, dejar una huella y que la solución sea compartida”.