En 2020, un 37,2% de los españoles mayores de 14 años colaboró con alguna organización no gubernamental. Estos son los datos que arroja el informe La Acción Voluntaria en España 2020, basado en una serie de encuestas realizadas entre junio y octubre del año pasado.
Este dato podría, a priori, inspirarnos un profundo orgullo. Sin embargo, la tendencia de los últimos años nos indica todo lo contrario. Si nos fijamos en las cifras de años anteriores, apreciamos un descenso que comienza desde el año 2017, cuando se alcanzó un 41,8% de personas que participaron en acciones solidarias.
Las fundaciones, asociaciones, plataformas y otras organizaciones sin ánimo de lucro son los principales motores en la erradicación de la desigualdad, la intervención social o la concienciación en cuestiones que afectan al conjunto de la sociedad como el cambio climático o la vulneración de los derechos humanos.
Un 37,2% de los españoles mayores de 14 años colaboró de alguna manera con alguna oenegé en 2020
La mayoría de estas entidades desarrolla sus actividades gracias a la colaboración de la ciudadanía. Tanto las grandes oenegés y plataformas sociales, que disponen de redes a nivel nacional, como las pequeñas entidades que promueven la acción social localmente se nutren de las aportaciones de los ciudadanos para continuar funcionando.
Es precisamente por esto, por lo que debemos conocer de qué manera podemos, a nivel individual, aportar nuestro granito de arena en este tipo de causas.
1. Donación de ropa o alimentos
La primera de las opciones que tenemos para participar en estas labores es la donación en especie. Con un gesto muy pequeño, y por lo general, no muy costoso, como la donación de prendas de ropa que, normalmente dejamos al fondo del armario sin pronóstico de ponérnoslas, podemos posibilitar que otra persona más desfavorecida pueda utilizaras.
Otra de las acciones que se proponen, y que ha resultado muy importante durante los meses más duros de la pandemia, es la donación de alimentos. Según la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), la pandemia ha disparado la demanda de alimentos en un 40%. Los bancos de alimentos atendieron a medio millón de personas más que el año anterior.
Según la FESBAL, la pandemia ha disparado la demanda de alimentos en un 40%
Las opciones para ofrecer nuestros alimentos a campañas de recogida de alimentos son muchas. En los grandes hipermercados no es extraño encontrarnos en las puertas a una persona que recoge alimentos para repartir a las personas que lo necesitan. También podemos realizar donativos a entidades reconocidas como FESBAL, que hace unas semanas amplió sus instrumentos de recaudación con las tarjetas monedero.
2. Donación de sangre, médula u órganos
Igualmente, se puede donar sangre o médula, siempre y cuando las circunstancias y la salud lo permitan. Las reservas de sangre de las comunidades autónomas siempre van a necesitar donaciones, y es casi seguro que, en algún momento de nuestras vidas, haremos uso de ellas, directa o indirectamente.
Según el último Registro Mundial de Trasplantes, España aportó el 19% del total de donantes de la UE en 2020
La donación de órganos resulta, asimismo, indispensable para que el envidiado modelo español de donación continúe siendo eficaz. España sigue ocupando el primer puesto como país donante de órganos. Según el último Registro Mundial de Trasplantes, gestionado por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), España aportó el pasado año el 19% del total de donantes de la Unión Europea y el 5% de los registrados en el mundo.
3. Donación económica
Una segunda alternativa es el de las donaciones o contribuciones económicas. Micromecenazgo, cuotas de socio, legados solidarios, etc. A diferencia de las contribuciones en especie, en este caso se puede escoger con precisión cuánto se quiere aportar.
La filantropía se ha visto tradicionalmente como una actividad reservada a los más adinerados. No obstante, cada vez resulta más fácil realizar donativos, por minúsculos que puedan parecer, gracias a nuevas plataformas digitales como GoFundMe o Goteo. La era de la microfilantropía está abierta a todo el mundo y ha llegado para quedarse.
La filantropía se ha visto tradicionalmente como una actividad reservada a los más adinerados pero cada vez es más fácil realizar donativos
Las donaciones económicas y las cuotas de socio son las más sencillas de ejecutar. Primero, elegimos el monto que queremos donar -en pago único o recurrente-. Después escogemos la entidad o acción social a la que dirigirla y nos informamos sobre sus actividades.
En esta época, si al final no toca la lotería, podemos hacer que les toque a las entidades sociales, efectuando donaciones por el método que más convenga.
Otra modalidad de contribución económica es el legado o testamento solidario. Esta forma de donación comporta un esfuerzo mayor, al tener que ser formalizada ante un notario.
4. Trabajos de voluntariado
Encontrar tiempo libre es complicado para muchas personas. Y cuando se tiene se suele emplear en actividades de ocio o descanso. Se puede invertir en actividades de voluntariado. También en asociaciones de ocio y tiempo libre, en la organización de eventos deportivos en comunidades, dando clases a personas en riesgo de exclusión, o acompañando a las personas mayores en su día a día.
Son muchos los tipos de voluntariado que podemos realizar: ambiental, deportivo, cultural, comunitario, e incluso internacional. Tampoco existen restricciones de edad. Según la principal normativa nacional sobre voluntariado, la Ley de Voluntariado, a partir de los 12 años, con autorización de los progenitores, se pueden hacer este tipo de actividades.
Si optamos por este último es recomendable preguntarnos, antes de tomar la decisión de solicitarlo si nuestras competencias son realmente necesarias o le estamos quitando el trabajo, normalmente remunerado, a alguien.
5. Activismo en línea
Una de las bendiciones de lo ciber tiene que ver con su rasgo comunicativo. Las redes sociales se han convertido en megáfonos virtuales para denunciar y alabar diferentes comportamientos. Es por esta vía mediante la que se pueden dar a conocer los proyectos del Tercer Sector, y por donde es más sencillo proporcionar apoyo.
El ciberactivismo es una opción menos laboriosa que los trabajos de voluntariado presenciales. Un me gusta o un retuit en las redes sociales son acciones que visibilizan el trabajo de las entidades sociales y medioambientales. También se puede manifestar apoyo firmando demandas en plataformas como Change.org.
Aunque aquí sólo se presentan las opciones a las que más se recurre durante todo el año, existen muchas otras maneras de impulsar la acción social, de manera esporádica, como los mercados solidarios, la asistencia a eventos benéficos (conciertos, cenas, etc) o la adquisición de productos como los calendarios navideños.
Hay que interiorizar que toda acción social tiene una estructura piramidal. Si en la cúspide están las grandes organizaciones sin ánimo de lucro, empresas y la Administración Pública, abajo están los ciudadanos. Y si fallan los de abajo la estructura se derrumba. Sea cual sea la actividad que escojamos, no cabe duda que contribuirá a crear un mundo más solidario.