El agua dulce es el recurso más necesario y uno de los más escasos para la vida en la Tierra. Solo en España se espera una reducción de los recursos hídricos del 25% de aquí a final de siglo, que llegará hasta el 40% en algunas zonas si no se toman medidas.
Por eso, es importante cuidarlo y evitar, lo máximo posible, su contaminación. La confluencia de mayor demanda y menor disponibilidad puede llevarnos a un escenario insostenible, a un planeta al borde del colapso. Pero hay una solución gracias a la tecnología: reciclar el agua usada. El principal problema, entonces, es el rechazo que produce en la población la idea de que van a beber el agua de su inodoro.
Normalmente, el tratamiento de aguas residuales implica la limpieza, la eliminación de nutrientes y su devolución a ríos y lagos. Pero para que sean aptas para su reutilización inmediata, las aguas residuales deben tratarse aún más a fondo.
A nivel mundial, el 80% de las aguas residuales aún se devuelven al medio ambiente sin ser tratadas en absoluto, y mucho menos hasta un nivel en el que se pueden reutilizar. Es posible que no podamos permitirnos tal desperdicio de un recurso precioso por mucho más tiempo.
Por eso, la ONU tiene claro que en el mundo "no hay escasez de agua, sino un mal manejo del recurso hídrico" y se debería apostar por soluciones basadas en la naturaleza.
"Debe tomarse como motor de desarrollo y no solo como insumo", según afirmó el subsecretario general de la ONU y director regional para América Latina y Caribe del PNUD, Luis Felipe López, en el XIV Foro de la Economía del Agua, en diciembre pasado.
Beneficios económicos
Los residuos municipales y el agua también son una oportunidad de inversión. El informe "Ctrl-Alt-Delete: A Green Reboot for Emerging Markets" de IFC (International Finance Corporation) señala que si las ciudades en los mercados emergentes se enfocaran en el agua y los desechos con bajas emisiones de carbono como parte de su recuperación posterior a la Covid, catalizarían inversiones de hasta 2 billones de dólares y crearían más de 23 millones de nuevos empleos para 2030.
El enfoque de economía circular de reutilización de aguas residuales tratadas tiene beneficios potenciales para millones de personas. Puede proporcionar una fuente de agua segura para usos industriales, agrícolas y, en ocasiones, potable, a menudo a costes de inversión más bajos y con un uso de energía menor que las fuentes alternativas, como la desalinización o las transferencias de agua entre cuencas.
La reutilización de aguas residuales debe tratarse en tres pasos antes de que estén libres de nutrientes que puedan interrumpir el ciclo del agua. Sin embargo, para la reutilización directa, las aguas residuales deben tratarse aún más a fondo.
El PERTE del Agua en España
La crisis del agua en España se ha puesto de actualidad con el reciente anuncio del Gobierno de la puesta en marcha de un PERTE del Agua para la transformación digital de los recursos hídricos.
Se destinarán 400 millones de inversión pública en los presupuestos para 2022 y prevé inversiones de 3.000 millones hasta 2026.
El objetivo de este PERTE es proteger su calidad y economizar sus usos, en armonía con el medio ambiente y demás recursos naturales. La digitalización permitirá mejorar el conocimiento y el seguimiento de los impactos del cambio climático en los recursos hídricos y desarrollo de estrategias de adaptación.
El PERTE para digitalizar la gestión del agua modernizará los sistemas de riego, tanto los urbanos como los de riesgo y aumentar la seguridad de presas y embalses. Se prevé su aprobación para el primer trimestre de este año.
Proyectos innovadores
El plan no empezará de cero. En España ya hay iniciativas que se han puesto en marcha en estos años de atrás y que suponen un ejemplo de sostenibilidad y ahorro de recursos hídricos.
El Foro de la Economía del Agua ha identificado algunos ejemplos paradigmáticos de buenas prácticas en reutilización del agua, como las Plantas secas de L’Oréal. Dentro del compromiso por la sostenibilidad de la compañía, englobado en su estrategia ‘L’Oréal for de Future”, se encuentran sus plantas de fabricación “secas”, de las que existen dos en España y que únicamente utilizan agua como materia prima y para consumo humano. Además, apuestan por el máximo ahorro del recurso a través del control de fugas y de procesos de reciclado.
Otro ejemplo de sostenibilidad en el uso del agua es la Fábrica de Cosentino en Almería. Esta planta almeriense tiene como objetivo el “Vertido de Agua 0”, para lo que practica una política de utilización de agua reciclada en el proceso industrial y para el riego de zonas verdes del Parque Industrial de Cantoria.
Para garantizar el ciclo integral del agua, la fábrica controla todos los procesos que implican su uso. Comienza con un análisis se inicia con el control del agua en origen, que engloba la captada con procedencia subterránea y la entregada en la red de suministro. Continúa con el seguimiento del destino del agua captada, que se divide en el agua de riego y la necesaria en los procesos de fabricación.
Y cierra el ciclo, se analizan los diferentes vertidos, tanto el de agua industrial como el del agua residual. Respecto a vertidos de aguas industriales, la compañía practica un vertido cero de efluentes industriales. Además, todas las aguas residuales se gestionan y tratan en la depuradora comarcal.
Un planeta cada vez más seco
El agua, el más fundamental de los recursos naturales, está bajo presión. Y no solo en el Medio Oriente o el norte de África, cada vez más resecos. Incluso en Europa, alrededor de un tercio de la masa terrestre y alrededor del 11% de la población sufre escasez de agua.
Y en el caso de la agricultura se vive una historia muy dramática. Particularmente en regiones que sufren escasez de agua, las aguas residuales pueden ser una alternativa real. Israel, con escasez de agua, por ejemplo, reutiliza el 90% de sus aguas residuales.
Algo parecido y en menor medida ya está sucediendo en países como EE.UU. y Australia. A nivel mundial, alrededor de un tercio de las aguas residuales tratadas se utiliza para el riego agrícola y el 20% para el riego de paisajes como céspedes y campos de golf.
Pero la crisis hídrica a consecuencia del cambio climático precisa del establecimiento de alianzas multinivel, la adaptación de la legislación y la búsqueda de consensos para hacerle frente.