Desde septiembre, gracias al seguimiento realizado por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) se conoce que 40.084 especies de las 142.577 contabilizadas están en peligro de extinción. Y dentro de este grupo, pasa desapercibido que más de la mitad (23.335) son plantas y árboles.
Cuando se habla de especies a punto de desaparecer se pone énfasis en los animales (vertebrados e invertebrados) y no se repara en el elefante en la habitación: la cada vez más grave desaparición de la biodiversidad de plantas y árboles. Esto tiene que ver con la percepción colectiva, un aspecto poco investigado.
La responsable del programa de bosques de WWF España, Diana Colomina, así lo refleja: "Es probable que esto sea una cuestión de sesgo perceptivo que influye en que le demos más valor a los animales por parecerse, de alguna manera, como ser vivo en movimiento, a nosotros que a las plantas".
Según la Botanic Gardens Conservation International (BGCI), en la actualidad 12.228 árboles figuran en la Lista Roja de la UICN como especies amenazadas. Cruzando estos datos con los de ThreatSearch, se estima que más de un 30% están amenazadas.
Agricultura, explotación forestal y ganadería
Los árboles son quizás los seres vivos más familiares para los seres humanos y representan la mayor parte de la biomasa terrestre. Se pueden encontrar en la mayoría de las regiones del mundo. Con casi 60.000 especies —58.498, según los datos del GlobalTreeSearch—, distribuidas en distintos hábitats del planeta, han sido una importante fuente de recursos para la humanidad, y la supervivencia de otras especies dependen de su existencia.
Aunque no existe un consenso claro en la fitología sobre qué califica como árbol –y mucho menos sobre qué constituye un bosque–, la relación entre ambos es indiscutible. Para que exista este último, tiene que haber necesariamente de los primeros. Según la Real Academia Española (RAE), un bosque es un “sitio poblado de árboles y matas”. Esta forma de vida debe ser dominante, pero puede haber otras especies diferentes de plantas y animales.
"Es una cuestión de sesgo perceptivo que influye en que le demos más valor a los animales por parecerse a nosotros que a las plantas", expresa Colomina
Según el Informe del Estado de Los Bosques en el Mundo en 2021 de la BGCI, en los últimos 300 años, el área forestal total ha disminuido en un 40% y 29 países han perdido más de un 90% de su cobertura. La mayor parte de las amenazas para la supervivencia de las especies de árboles tienen su origen en la actividad humana: la agricultura, la explotación forestal y la ganadería son los tres principales desafíos a la supervivencia de las especies arbóreas.
Estas actividades van acompañadas de externalidades como la propia tala (y reforestación) indiscriminada para la fabricación de productos madereros o la propagación, generalmente involuntaria, de pesticidas invasivos y enfermedades.
El cambio climático
Otra de las causas de la pérdida de masa forestal es crisis climática. De acuerdo con la valoración de la UICN, el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos ponen en peligro directamente a 1.080 especies de árboles. Los ecosistemas de costa, boreales y montanos son los más vulnerables. Por otro lado, los árboles de las islas tropicales son los más expuestos a tormentas e inundaciones.
Los bosques son de vital importancia para los procesos biogeoquímicos del planeta. Intervienen en la producción de suelo, los ciclos hidrológicos y de carbono, así como en el clima del planeta. Los bosques son los principales sumideros de carbono del planeta, capturando alrededor del 50% del total de carbono. Y el 75% del agua dulce accesible se obtiene de cuencas forestales.
Proporcionan, también, servicios ecosistémicos importantes como la purificación de agua o la producción de oxígeno. Además, contribuyen a los paisajes y economías humanas, especialmente a las comunidades rurales. Repasando la última actualización de la Lista Roja de la UICN, destacamos algunas de las especies de árboles en peligro de extinción.
1. Baishan fir (Abies beshanzuensis)
El baishan fir es una arbórea perteneciente a la familia pinaceae o pinácea. Es una especie de conífera, descubierta en 1963, endémica al Baishanzu Shan en el sur de Zhejiang (China), donde crece a 1.850 metros de altitud. Puede alcanzar una altura de entre 15 y 17 metros y su longevidad es de aproximadamente 50 años.
Su historia es muy particular: en 1963 se descubrieron 7 ejemplares. Se decidió trasladar dos al Jardín Botánico de Beijing y uno al Jardín Botánico de Hangzhou, donde terminaron pereciendo. Según la evaluación de la UICN, existen actualmente 3 ejemplares maduros y su número decrece debido al la agricultura y el cambio climático.
2. Baobab de Grandidier (Adansonia grandidieri)
El baobab de Grandidier, bautizado en honor al explorador y naturalista francés Alfred Grandidier, es un árbol del género Adansonia. Es considerada la especie de baobab más grande y famosa de entre las seis especies endémicas de la provincia de Toliara (Madagascar). Puede alcanzar hasta los 50 metros de altura y tarda de 350 a 1.000 años en generarse.
La UICN ha contabilizado alrededor de un millón de ejemplares, pero aun así es considerada una especie en peligro de extinción porque la historia reciente y las proyecciones futuras apuntan a que su población se reducirá en al menos un 50% (de 1953 a 2116). Su deforestación comenzó en 1953 y se espera que no se detendrá en los próximos años, incluso sabiendo que se trata de una especie con una baja tasa de recuperación.
3. Araucaria (Araucaria araucana)
La araucaria o pino araucario es una especie arbórea de coníferas que pertenece a la familia de las araucariáceas. Esta familia está prácticamente restringida al hemisferio sur, pudiéndose encontrar en Argentina (Neuquén) y Chile (Biobío, Los Lagos, La Araucania). Son árboles de larga vida, de hasta 65 metros de alto y altamente resinosos.
Además, poseen una gran importancia económica y cultural. Junto al uso de la madera que se extrae del tronco, que es compacta, ligera y fácil de trabajar, se utiliza la resina –para usos medicinales–, las semillas o piñones –para usos alimentarios– y los propios árboles completos –como uso ornamental–. Es una especie importante dentro de la cultura mapuche, muy especialmente entre los pehuenches. Las principales amenazas para su supervivencia son la agricultura y la deforestación.
4. Houpu magnolia (Magnolia officinalis)
La houpu magnolia es una especie originaria de los valles y montañas del centro de China que pertenece a la familia de las magnolias. Puede llegar a alcanzar los 20 metros de altura. El número de ejemplares ha disminuido al menos un 50% en las últimas tres generaciones debido al impacto del arrancamiento de la corteza. Por esta razón es clasificada como en peligro de extinción.
En la actualidad, esta especie es ampliamente cultivada, con el fin de satisfacer el mercado chino. La corteza, los tallos, ramas y raíces se emplean en la medicina tradicional china, donde se le conoce como houpu. La corteza, muy aromática, contiene magnolol y honokiol, dos compuestos que han demostrado ser eficaces contra la ansiedad y reducen las reacciones asmáticas alérgicas.
5. Pau Brasil o Palo de Brasil (Paubrasilia echinata)
La Pau Brasil es una especie arbórea que pertenece a la familia de las Leguminosas, nativa de Brasil. La particularidad de esta especie de árbol reside en su interior, en su madera, resistente de color rojizo: durante siglos fue objeto de deseo de los colonizadores europeos, que la veían como una fuente natural de tinte. Con la fabricación del primer tinte sintético, en 1856, el interés por los naturales y por esta madera se disipó.
Pero poco después se descubriría que la madera es ideal para la fabricación de instrumentos musicales. Los luthieres la utilizan para fabricar arcos para los instrumentos de cuerda de la familia del violín. Aunque continúa listado como en peligro de extinción, no hay información sobre su estado actual.