El Atazar, en Madrid, es el último enclave sobre el que se busca construir una nueva central hidráulica de bombeo. El paisaje de esta pequeña localidad madrileña cercana al Valle del Lozoya cuenta con el principal embalse de la capital, de nombre homónimo, El Atazar, erigido en 1973 durante la dictadura franquista, que a día de hoy genera el 46% del agua para la Comunidad de Madrid.
La empresa Magtel ha echado el ojo a este municipio de poco más de 90 habitantes para construir una de sus próximas centrales hidroeléctricas. Ya ha presentado al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico su propuesta y, según fuentes de la compañía, se encuentran a la espera de tramitación.
De salir en marcha el proyecto, el embalse de El Atazar podría convertirse en una parte esencial de una futura central hidráulica de bombeo, la primera infraestructura de este tipo de tal envergadura en la capital de España.
Centrales reversibles
Las centrales hidráulicas reversibles o de bombeo utilizan una de las tecnologías más eficientes para el almacenamiento de energía a gran escala: el bombeo.
Su funcionamiento es muy similar al de las centrales hidroeléctricas tradicionales, solo que en este caso tienen un componente añadido: no sólo generan electricidad mediante el tradicional uso de turbinas hidráulicas sino que son reversibles, es decir, que en vez de generar electricidad se les introduce electricidad sobrante de la red eléctrica para que, a través del bombeo, suban el nivel de agua de un embalse inferior hacia un embalse superior para que éste pueda después generar energía mediante las turbinas convencionales.
Para su funcionamiento necesitan, por supuesto, dos embalses: uno situado en una cota alta y otro en una cota baja. Tal y como explican desde Iberdrola, "se usa la energía sobrante para elevar el agua contenida en el embalse situado en el nivel más bajo al depósito superior por medio de una bomba hidráulica que hace subir el agua a través de una tubería forzada y de una galería de conducción. El embalse superior actúa, así, como un depósito de almacenamiento".
Eloy Sanz, profesor de Ingeniería Energética en la Universidad Rey Juan Carlos, explica que existen dos tipos de centrales hidráulicas de bombeo: las que tienen un bombeo puro y las que apuestan por el mixto. "Las primeras serían centrales en las que se hace un ciclo cerrado que consiste en bombear y turbinar", señala el docente.
"Para la transición que nos viene por delante, este almacenamiento es clave en el sistema", explica Eloy Sanz
"En las mixtas el embalse superior tiene un aporte de agua adicional y entonces también sirven como centrales convencionales. Algunas sólo sirven para hacer almacenamiento. Es decir, el embalse superior no tiene ningún aporte de agua y por tanto el único objetivo de lo que se sube es bajarlo. Subirlo, bajarlo; subirlo, bajarlo. Así aprovechas los excesos de electricidad".
La gestionabilidad del sistema
Sanz también considera que las centrales hidráulicas de bombeo son esenciales para alcanzar la sostenibilidad energética. "Para la transición que nos viene por delante, este almacenamiento es clave en el sistema [...] Cuando la energía solar esté generando el 50%, el 60% y hasta el 70% de la electricidad que necesitamos en horas centrales del día, hay un exceso de generación muy importante que se puede amortiguar con un buen almacenamiento, y en este sentido el bombeo es tremendamente eficiente".
"Se trata de almacenar energía en los periodos en los que la oferta es superior a la demanda, considera Juan Avellaner
La palabra clave, llegados a este punto, es la "gestionabilidad". Así lo subraya Juan Avellaner, doctor ingeniero industrial, quien explica que la oferta y la demanda del sistema eléctrico no se puede controlar más que con algún sistema que produzca una mejor regulación. "Por eso se habla del bombeo", sostiene.
"Se trata de almacenar energía en los periodos en los que la oferta es superior a la demanda y verterla a la red cuando la demanda es mayor" porque, como recuerda, "la electricidad se produce a la misma velocidad que se consume" y es imposible generar más, ya que la red eléctrica se sobrecargaría. "Si me sobra energía lo que hago es almacenarla", reseña Avellaner. "Eso se puede hacer de muchas maneras, y el bombeo es una de las más importantes. ¿Qué hago luego con esa energía? Por ejemplo, cuando se va el sol por la noche, la suelto".
"La red tiene que mantener una tensión fija de 220 voltios, una frecuencia de 50hz y una determinada secuencia en fase", continúa Avellaner. ¿Cómo se logra mantener esa tensión? "Eso va en función de la potencia que se esté dando, soltando y descargando de los sistemas renovables. La otra forma, como se hace en Gran Canaria, es generando un gran almacén hidráulico. Si produces mucho con viento o con sol y te sobra energía en la red la puedes dedicar a bombear. Para mantener la tensión fija entran en juego los almacenamientos hidroeléctricos, así como otras generadoras de energía renovable".
Para comprenderlo el ingenierio industrial pone un ejemplo práctico: "Ahora estoy en Cantabria, al lado del mar, y hay un nubarrón terrible. La energía solar que producen los sistemas fotovoltaicos es muy baja. Sin embargo, en Extremadura ahora hay una producción altísima. ¿Cómo equilibras eso en un centro de demanda como Madrid? La única forma de regularlo es con sistemas de almacenamiento". Ahí entraría en juego una central hidroeléctrica de bombeo.
El impacto medioambiental
Respecto al impacto ambiental, Avellaner considera que sí, este tipo de construcciones influyen en los ecosistemas terrestres, pero sus efectos son mínimos en comparación con sus beneficios. "La energía siempre va a producir impacto medioambiental, de una intensidad u otra. Hasta las fotovoltaicas lo hacen en el momento en el que ocupan terreno", señala Juan Avellaner.
"El impacto suele ser importante porque necesitan dos embalses", matiza el profesor Eloy Sanz
"Si nos vamos a un almacenamiento hidroeléctrico nos encontramos con que el agua provoca evapotranspiraciones, y aunque no se consume gran cantidad de agua, sí se necesita un embalse abajo y otro arriba, porque la energía que estamos utilizando es una energía gravitacional: coges agua, la elevas y esa energía potencia la turbinas. En todas esas infraestructuras se producen impactos medioambientales asumibles, en un caso, y la sociedad en su conjunto es la que debe decidir si los impactos son de un tipo u otro. No sólo los grupos ecologistas, sino el conjunto de la sociedad", recalca el científico.
Sanz secunda esta opinión: "El impacto suele ser importante porque necesitan dos embalses", señala. "Los inconvenientes se generan en la flora y la fauna de los ecosistemas: se inundan zonas habitables, pueden provocar variaciones en el microclima o aumentos de humedades, variaciones de salinidad y de la temperatura del agua e incluso facilitan la aparición de plagas de mosquitos. Tienen todos esos impactos".
Lo bueno que tiene El Atazar es que ya está construido. Magtel ha querido aprovechar la edificación previa del embalse más importante de la Comunidad de Madrid para evitar tener que edificar dos de los embalses necesarios para mantener una central hidráulica de bombeo de estas características.