Un ser vivo es declarado extinto “cuando tras estudios exhaustivos de un hábitat conocido o esperado no se ha registrado ningún individuo”. Así lo define la organización medioambiental Ecologistas en Acción.
En los últimos tiempos hay otra idea bastante recurrente entre la comunidad científica y los medios de comunicación: la sexta extinción. Esta teoría está respaldada por "el aumento drástico de las tasas de extinción de especies y la disminución de la abundancia de muchas poblaciones de animales y plantas", tal y como explicó hace unos meses el investigador del UH Manoa Pacific Biosciences Research Center, Robert H. Cowie, a la publicación científica Science Daily.
El biólogo estadounidense, junto con Philippe Bouchet y Benoît Fontaine, del Museo Nacional de Historia Natural de París, publicaron en enero en la revista científica Biological Review un estudio titulado The Sixth Mass Extinction: fact, fiction or speculation?
En sus conclusiones, los especialistas señalan que es posible que estemos ante la Sexta Gran Extinción y refutan algunas de las ideas que sostienen los críticos de esta aproximación. Éstos últimos, los que la niegan, defienden dos argumentos: por un lado, que las tasas de extinción se han exagerado; por otro lado, que como los humanos forman parte del mundo natural, las extinciones causadas por ellos son fenómenos naturales.
“Las tasas de extinción actuales, sobre todo en los invertebrados, son mucho más altas que las tasas registradas”, refleja el informe que certifica la idea de 'sexta extinción'.
La Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha sido utilizada de manera engañosa para descartar la existencia de la crisis. Esta lista, de acuerdo con los autores del estudio, no refleja bien las cifras de extinción de los animales invertebrados, algo que no sucede con las aves, los mamíferos e incluso con los anfibios.
Los científicos han identificado entre 1,4 y 1,8 millones de especies, y se estima que entre el 0,01 y el 0,1% de todas las especies se extinguen cada año. Esta estimación, en términos absolutos, representa entre 200 y 2.000 extinciones cada año.
Según los datos del último Índice Planeta Vivo, publicado en marzo del año pasado por WWF, entre 1970 y 2016 las poblaciones de especies de vertebrados en el mundo han disminuido una media del 68%. Este indicador hace un seguimiento de la abundancia de casi 21.000 poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios en todo el planeta.
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Tomando como referencia esta definición, cabe reflexionar sobre las causas potenciales de la extinción de animales que han desaparecido, o están a punto de desaparecer, en lo que va de siglo XXI. Y prácticamente todas las desapariciones sugieren que la mano humana estaba detrás.
1. Tortuga gigante de Pinta
Esta es quizás, la especie más emblemática de esta lista. La tortuga gigante de Pinta se ha convertido en un símbolo de las islas Galápagos en Colombia. El 24 de junio de 2012, con la muerte de Solitario George —el único ejemplar vivo conocido— la especie se extinguió.
Aunque se han registrado otras tortugas gigantes de un material genético similar a los de esta especie en el Volcán Wolf, no existe actualmente ninguna Chelonoidis abingdonii viva en la actualidad. Y esto a pesar de que no fueron pocos los esfuerzos por que Solitario George procreara con otras especies de tortugas gigantes.
Causa de extinción: la mezcla indiscriminada y en cautividad de diferentes subespecies es la causa más probable de su extinción.
2. Bucardo
El 6 de enero del año 2000 fue encontrado muerto el último ejemplar del bucardo —una subespecie de la cabra montés— en el paraje de la Faja de Pelay, Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca). Así se extinguió una de las especies endémicas de la Península Ibérica.
Desde principios del pasado siglo, el bucardo era considerado como una especie en regresión. Por esta razón y para proteger a esta subespecie, en 1918 se declaró al valle de Ordesa como parque nacional. La última cría de esta especie se identificó en 1987 y en 1990 se estimó que había diez ejemplares vivos.
Causa de extinción: Entre las principales causas de extinción se incluyen la caza ilegal, la masificación turística, la competencia con el sarrio, la endogamia o las enfermedades.
3. Sapo dorado o sapo de Monteverde
El sapo dorado fue clasificado como extinto en 2004, habida cuenta de que no se había avistado ninguno desde 1989 y varias investigaciones de campo en su hábitat no había logrado localizar ninguno.
Se cree que esta especie, endémica del bosque Monteverde, en Costa Rica, fue una de las primeras en extinguirse como consecuencia del cambio climático. Los indicios del efecto del calentamiento global en estos anfibios se documentaron en 1987, cuando se observó que después de reproducirse, los huevos eran abandonados debido a la desecación de las charcas. Esta investigación fue divulgada en el libro In Search of the Golden Frog (1998) de la bióloga y herpetóloga estadounidense Martha Crump.
Causa de extinción: la escasez de ejemplares, el cambio climático, la quitridiomicosis —enfermedad fúngica que afecta a los anfibios— y la contaminación del aire.
4. Iguana de la isla Navaza
No se ha registrado ningún individuo de iguana de la isla Navaza desde mediados del siglo XIX, a pesar de que al principio del siglo pasado un operario de un faro se quedó a vivir allí. La isla Navaza fue visitada en 1966 y 1967 y tampoco se observaron animales. Esta especie, endémica de la isla Navaza (Estados Unidos), fue incluida en la lista roja en 2011.
Algunos biólogos sugieren que la especie desapareció debido a la introducción de cabras, gatos o ratas y apuntan como responsables a los guardianes del fato. Otros han indicado que su extinción ha sido causada por la explotación minera de finales del siglo XIX.
Causa de la extinción: Como otras iguanas de roca es posible que la principal causa de extinción haya sido la actividad humana o bien la amenaza de los depredadores.
5. Rana venenosa Espléndida
La rana venenosa Espléndida, un animal diurno caracterizado por su intenso color rojo, se ha intentado buscar sin descanso en su hábitat natural, pero ningún ejemplar ha sido encontrado. Esto provocó que se declarara como extinto en 2020.
Este peculiar anfibio era una especie endémica de la cordillera de Talamanca, en la zona occidental de Panamá. Era considerada común, pero desde 1992, cuando los últimos individuos fueron exportados a Estados Unidos desde Panamá, no se ha registrado.
Causa de la extinción: Al igual que otros anfibios, es probable que una de las causas de su desaparición fuera la quitridiomicosis. En 1996 se produjo un brote de hongo quítrido en la región. La otra causa es el comercio internacional de estos animales. No se conoce si todavía hay ejemplares vivos en colecciones privadas.
6. Kamao
El Kamao o Kāmaʻo es una especie endémica de la isla hawaiana de Kaua'i. Era un ave de bosque muy común en 1891, pero en 1928 desapareció de las bajas altitudes y su presencia se restringió a la reserva natural de Alakaʻi.
Entre 1968 y 1973 se estimó que todavía quedaban 337 ejemplares, y en 1981, unos 23 ejemplares. Los últimos inventarios, de 1995 y 1997, no ha registrado ninguna evidencia de su presencia.
Causa de la extinción: enfermedades introducidas por mosquitos y la destrucción y degradación de los bosques son las causas potenciales de la extinción del ave. Otro factor que podría haber influido es la introducción de depredadores como el cicadélido Sophonia rufofascia.
7. Murciélago de la Isla de Navidad
El murciélago de la Isla de Navidad (Australia), endémico de la isla homónima, fue declarado extinto en 2016. Ha sido estudiado en las últimas décadas y se ha registrado una disminución significativa de su población. Fue listada como especie en peligro crítico de extinción en 2006.
En enero de 2009, sólo se identificaron cuatro ejemplares y se estimaba que su población era menor a 20 individuos. En agosto del mismo año solo se registró un único ejemplar, que terminó desapareciendo el 27 del mismo mes. Desde entonces no se ha encontrado ninguno.
8. Oso panda
Es probablemente uno de los animales más adorables y reconocibles de la fauna mundial. El oso panda incluso está considerado como un tesoro nacional en China, y el país asiático es donde más ejemplares hay.
Una de las razones por las que está en peligro de extinción, además de por la tala indiscriminada de árboles que merman su hábitat, es porque necesitan entre 11 y 35 kilos de bambú diarios para alimentarse.
Otro problema radica en su extrema timidez, que en muchas ocasiones les dificulta reunirse con ejemplares del sexo opuesto para procrear, por lo que su supervivencia suele depender de refugios donde se crían en cautividad.