El 1 de marzo, Día de la Cero Discriminación, se celebra "el derecho de todas las personas a vivir una vida plena y productiva con dignidad y sin discriminación". La jornada está promovido por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) y pone de manifiesto la necesidad de plantarle cara a la discriminación, independientemente de su origen y motivación.

Los delitos de odio están, lamentablemente, a la orden del día y un frente donde cada vez se notan más es en el universo digital. Buscar, recibir y difundir informaciones veraces es un derecho humano que facilita que todas las personas puedan disfrutar, a su vez, de otros derechos.

En nuestro país, la misma Constitución protege en su Artículo 14 a los españoles contra la discriminación: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". Por su parte, el Artículo 9 encomenda a los poderes públicos promover las condiciones para la igualdad y la libertad de los induviduos y grupos que componen la sociedad. 

Lamentablemente, en muchas ocasiones la discriminación hacia grupos determinados pasa desapercibida. Hoy ENCLAVE ODS quiere poner el foco en aquellos tipos de discriminación silenciosa que, para algunas personas, parecen invisibles:

Edadismo

El edadismo (ageism, en inglés) es un problema que se produce cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas provocando daños, desventajas e injusticias. Esta forma de discriminación puede adoptar muchas formas, como prejuicios, discriminación y políticas y prácticas institucionales que perpetúan creencias estereotipadas.

Según un informe de la ONU del 2021 en el advertía de esta problemática, se calcula que una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas. Esto, en el espectro más lejano, el de las personas mayores, "reduce su calidad de vida, incrementa su aislamiento social y su soledad, restringe su capacidad para expresar su sexualidad y puede incrementar el riesgo de violencia y abuso" contra este grupo, señaló el informe.

Por otro lado, para las personas jóvenes y niños, el edadismo se manifiesta en muchos ámbitos, como el empleo, la salud, la vivienda y la política. Sus voces suelen ignorarse o rechazarse y también tiene efectos en su autoestima. Este tipo de discriminación se intersecta con otros tipos, como el machismo (sexismo) o el racismo.

En un mundo cada vez más envejecido, es necesaria una acción en aras a proteger a los más mayores. Según la ONU, tras la Década del Envejecimiento (2020-2030), la cifra de personas de 60 años o más habrá aumentado en un 34%. Se debe comprender el envejecimiento como una etapa más de la vida y se debe escuchar y no obstruir la participación de las personas mayores y más jóvenes en la toma de decisiones en todos los espacios de la vida cotidiana.

Sexismo/machismo

El sexismo, —machismo en España— según varios expertos, “hace referencia a la actitud hostil y/o benevolente hacia los géneros en virtud de la pertenencia grupal a un sexo biológico”. Este tipo de actitudes, basadas en la subordinación cognitiva, la afectiva y la conductual de la mujer respecto al hombre. Estos son los tres componentes que definen el concepto.

Así el sexismo se diferencia de otros tipos de discriminación, en tanto en cuanto, se produce por el sexo, una característica biológica. Y no por el género, que es el conjunto de características diferenciadas que se asignan a, generalmente, los hombres y las mujeres. 

El I Informe Jóvenes y Género. La (in)consciencia de equidad de la población joven en España, elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Banco Santander y Telefónica, reveló en 2019 que el 56% de los jóvenes españoles defiende posiciones machistas.

El machismo puede afectar a las mujeres en prácticamente todos los ámbitos de sus vidas. Desde el laboral, obteniendo un trato diferenciado por el hecho de ser mujer, hasta el privado, en el cual se puede llegar a menoscabar la dignidad, la autoestima y la integridad física y mental de las mujeres y niñas. 

Racismo

La ONU define la discriminación racial o racismo como “toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública”.

De acuerdo con la definición de Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), el racismo "busca la legitimación de la superioridad de unas categorías sobre otras como medio para establecer, sostener y reforzar relaciones de poder dominante". Si atendemos a la caracterización que realiza el sociólogo francés Pierre-André Taguieff, el racismo europeo actual ha desplazado la raza hacia la cultura. 

El racismo se puede manifestar de muchas maneras. Algunas formas de racismo son el racismo institucional, que es ejerrcido por una organización, muchas veces el propio Estado, que bajo su función de marcar la legalidad, discrimina a las personas racializadas.

También existe el racismo por abuso de función, que se ejemplifica con el perfilado racial (racial profiling) que han sufrido las personas asociadas a lo siental o lo africano. El racismo interpersonal, como el que lamentablemente sufrió hace un año el joven Younes Bilal. 

Aporofobia

Según el último informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, titulado El Estado de la Pobreza,, en el año 2020, un 26,4% de la población española está en riesgo de pobreza o exclusión social. Esto equivale, en términos absolutos a un total de 12,5 millones de personas.

Aunque existen numerosos indicadores para medir la pobreza (y la desigualdad), casi todos reconocen que esta condición implica la falta de ingresos y recursos productivos para vivir. Esto se manifiesta en fenómenos asociados como la hambruna, la malnutrición, el acceso limitado a servicios básicos como la educación o la salud, la exclusión y discriminación social, así como la falta de participación en la toma de decisiones colectivas.

“Los niños que nacen en familias desaventajadas tienen menos posibilidades de alcanzar un nivel de vida adecuado durante su vida adulta que los niños que nacen en familias más ricas”. Este es, según el informe The persistence of poverty: how real equality can break the vicious cycle elaborado por Olivier De Schutter, Relator Especial sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, uno de los factores que perpetuan la pobreza.

La concepualización de este tipo de discriminación surgió a partir de la percepción de que no se rechazaba a los extranjeros si eran turistas, cantantes o deportistas de élite, pero sí si son pobres, migrantes, mendigos o indigentes. Este término apareció por primera vez en las publicaciones de la filósofa española, Adela Cortina, que diferenció este fenómeno de la xenofobia o el chovinismo.

LGTBIfobia

La LGTBIfobia es definida por la Real Academia Española (RAE) como el "rechazo, miedo, repudio, prejuicio o discriminación hacia mujeres u hombres que se reconocen a sí mismos como LGTBI”. El Observatorio contra la LGTBfobia de Castilla La-Mancha amplía esta definición incluyendo a las personas con asociación o afinidad a estos colectivos o a personas que pertenecen a los mismos.

Dentro de esta categoría existen otras que inciden en cada uno de los colectivos reconocidos en las siglas LGTBI: la homofobia (hacia homosexuales), lesbofobia (hacia lesbianas), bifobia (hacia bisexuales), transfobia (hacia transexuales) e interfobia (hacia intersexuales).

Estos colectivos son a menudo víctimas de delitos de odio e incluso agresiones físicas y psicológicas.

Capacitismo

La discriminación por razón de discapacidad incluye, según la ONU, "cualquier distinción, exclusión o restricción por motivos de discapacidad que tenga el propósito o el efecto de obstaculizar o dejar sin efecto el reconocimiento, goce o ejercicio, en igualdad de condiciones, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en los ámbitos político, económico, social, cultural, civil o de otro tipo”.

Este tipo de discriminación, denominada capacitismo, produce una actitud o discurso que devalúa la discapacidad, frente a la valoración positiva de la integridad corporal y mental. Y esta última se concibe como la condición adecuada del ser humano. Así, según expertos, se ha justificado “una jerarquía de derechos y una discriminación hacia grupos sociales de las personas con discapacidad”.

Habitualmente, se considera "lo normal" tener determinadas capacidades, que se ven como necesarias para desempeñar nuestros patrones de vida. Este es básicamente el discurso capacitista, que incluso está imbuido en lo que los sociólogos llaman el "modelo social" de la discapacidad.

Serofobia

La serofobia (seropositivo —portador VIH— y fobia) es el estigma y la discrminación, basado en el miedo irracional hacia las personas que tienen VIH (Virus de la inmunodeficiencia humana). Este temor se manifiesta en las acciones y las actitudes sobre este grupo: se evita el acercamiento o el contacto con las personas seropositivas o portadoras.

Este tipo de discriminación era muy frecuente en los años 80, cuando empezaron a detectarse muchos casos de personas que tenían VIH. Estas personas pertenecían, generalmente, a grupos vulnerables (personas sin techo, drogodependientes, homosexuales, prostitución, etc). Así, se terminó consolidando un estigma que todavía hoy acompaña a las personas con este virus.

Según ONUSIDA, en 2020, 37,7 millones de personas vivían con el VIH en todo el mundo. Si se acerca la lupa, en España hay entre 140.000 y 170.000 portadores del VIH.

La investigación Creencias y actitudes de la población española hacia las personas con VIH, publicada en diciembre de 2021, de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA), reveló que alrededor de un 12,6% de los participantes del estudio que cree que el VIH y el sida tienen que ver con colectivos sociales determinados, y que el 6,7% cree que tienen que ver tanto con ciertos colectivos como con hábitos personales.

El mismo estudio demostró que la mitad de los encuestados cree que el VIH y el sida son la misma cosa. Estos datos son poco esperanzadores si los comparamos con los del estudio inmediatamente anterior, elaborado en 2019. En dicha investigación, más del 40% de los encuestados contestaron que el sida y el VIH eran lo mismo.

Si bien en España los resultados de la encuesta más reciente reflejan una mejora en la percepción y actuación de los españoles con respecto de las personas con VIH, es procupante que mucha gente que ni siquiera conozca la diferencia entre el VIH y el sida.