"Espero, de todo corazón, que cuando acabéis de leer estos relatos penséis lo mismo que nosotros creemos fervientemente: que aún podemos salvar la Tierra". Con estas palabras, la escritora y editora Covadonga González-Pola Jaquete presenta al lector un compendio de cuentos que nos trasladan a un futuro ecofeminista.
Aún podemos salvar la Tierra (Tinta Púrpura Ediciones, 2021), que así se llama esta recopilación de relatos escritos por diez autores y autoras españoles, echó raíces en plena pandemia, pero sus semillas se sembraron cuando la covid-19 sólo existía en la ciencia ficción.
"Cuando empecé a pensar en la idea de este libro, tenía sensación de desesperanza; había cierto desgaste de ese 'se va a acabar el mundo' y es posible que todo empeore", explica González-Pola, que además de editora es también ambientóloga de formación.
Cuenta que en plena COP25, aquella cumbre del clima celebrada en Madrid, llegó a una conclusión clara: era necesario cambiar el discurso catastrofista por uno más empoderador y esperanzador. Porque, asegura, "a lo mejor, lo que tenemos que hacer es dejar de pensar en 'qué horror lo que va a pasar' y darnos cuenta de lo bonito que nos puede quedar el mundo con un poquito de voluntad".
Y así, con un poco de esperanza y una pizca de fe en la humanidad, surgieron los diez relatos que ahora, al más puro estilo de Ursula K. Le Guin, nos ayudan a dibujar un mañana más sostenible. Eso sí, recuerda su editora y coordinadora, sin olvidar que la sostenibilidad tiene "tres patas, y una de ellas es la social, además de la ecológica y la económica".
Cambiar la narrativa
Esos tres aspectos diferentes del desarrollo sostenible son los que encontramos en Aún podemos salvar la Tierra. Porque, como dice su artífice, "a veces nos creemos que para que salga adelante uno de ellos tienen que perder los otros dos; y no, muchas veces se pueden proponer cosas que realmente beneficien económica, social y medioambientalmente".
Por eso, el libro habla de cuentos ecofeministas, porque es esta vertiente del feminismo la que pone el foco en una igualdad que se construya sobre los cimientos de una sociedad en comunión con la naturaleza. Sin embargo, González-Pola va un paso más allá y define este libro como un ejemplo de "ecoigualdad".
Y es que no sólo habla de un futuro feminista y sostenible, sino también igualitario. Porque, por ejemplo, también hay historias sobre discapacidad. "Sin igualdad social no se puede salvar la Tierra, porque tienen que ir las tres cosas de la mano. Y si no tienes cierta prosperidad económica, tampoco puedes hacer nada", explica la editora del texto.
Las historias que conforman Aún podemos salvar la Tierra crean "utopías realistas" a partir de iniciativas sostenibles que ya existen en diferentes lugares del mundo. Los autores se plantean cómo sería la sociedad si esos proyectos locales se llevase a un plano global. "¿Cómo nos beneficiaría en todos los aspectos? Eso es lo que imaginamos".
El futuro más viable
Pero de todos los futuros imaginados en el libro, ¿cuál sería el más viable? Como ambientóloga, González-Pola asegura que cualquiera de ellos podría serlo, "todo depende de cómo se decidan las cosas". Y lo explica: "Por ejemplo, el cuento de Luchando por la Esperanza, de Cristina Maritín de Francisco, habla de una tercera guerra mundial, y últimamente se comenta mucho, pero yo deseo que no haya que llegar a eso".
Personalmente, la coordinadora de este compendio, puestos a elegir el mañana que le gustaría vivir, apuesta por el de la historia Marea Verde, de Cristina Jurado, que parte de una iniciativa para reverdecer el planeta. Un cuento que muestra cómo sería el planeta si pudiese, por fin, respirar.
Eso sí, para González-Pola "lo ideal sería poder hacer un metarrelato donde aparecieran todas las iniciativas" que se mencionan en el libro.
Ecofeminismo literario
La literatura ecofeminista no es un fenómeno nuevo. Es más, podría decirse que Ursula K. Le Guin u Octava E. Butler son dos de sus mayores representantes. Sin embargo, en España no ha calado tanto, al menos "no en la literatura costumbrista". Eso sí, la ciencia ficción patria no olvida ni el ecologismo ni la igualdad.
Desde hace años existen varias corrientes del scifi más ecológico que también han llegado –aunque tal vez más tímidamente– a nuestro país. "Encontramos el Green Punk, más basada en una filosofía de vida como la que encontramos en La princesa Mononoke de Miyazaki; también está la ciencia ficción climática, que a veces es más distópica; y lo que llaman Solar Punk, que tiene un regusto más positivo", explica González-Pola.
La editora de Tinta Púrpura asegura, además, que la pandemia ha revolucionado también lo que el lector busca en la ciencia ficción. Ávido por huir de la realidad, "ya no tiene tantísimo interés por la distopía como antes; al menos esa es la percepción que tenemos los editores", asegura.
Y por eso este libro huye del catastrofismo y el alarmismo, y busca mostrar a quien lo lea que ese mundo mejor que ansiamos es posible. "Podría estar ya aquí. Estos relatos cuentan cosas que son realizables", afirma. Incluso, argumenta, es un libro de "una ciencia ficción cercana y que además te deja buen sabor de boca".