Para muchos, la aromaterapia es una alternativa terapéutica natural cuyos beneficios para la salud física y mental son numerosos e incontestables. Otros, por el contrario, califican este tipo de técnicas como mera pseudoterapia y arguyen que no existe una evidencia científica demostrable que certifique su eficacia y, por tanto, sostienen que no pueden formar parte del cuerpo de conocimiento médico o científico oficial.
Entre quienes consideran la aromaterapia una alternativa eficaz se encuentran empresas como AIRE, donde recuerdan que los aceites esenciales extraídos de algunas plantas y utilizados con fines medicinales pueden ayudar a paliar patologías como el insomnio, el estrés o ciertos dolores crónicos.
Tras su "magia" se escondería un mecanismo biológico primitivo: cuando un olor penetra a través de la nariz, éste viaja al hipotálamo, el centro de control del cerebro, aquel extraño núcleo de operaciones que tiene la responsabilidad de coordinar los impulsos y respuestas de nuestros sentidos, entre ellos la memoria.
"Cada vez que un olor entra por nuestra nariz, estimula los nervios olfativos que envían dichos olores en forma de señales químicas al cerebro, concretamente al hipotálamo y al sistema límbico", señalan desde AIRE.
"Este último es el encargado de la modulación de las emociones básicas. Según el tipo de aceite que se utilice, la sensación que producen puede ser calmante o estimulante. Por lo tanto, hay una relación directa entre lo que olemos y nuestro estado de ánimo". He ahí el ejemplo de la famosa magdalena de Proust: un bollo mojado en té hacía viajar al literato hasta las inquietudes de su infancia.
"Se cree que la aromaterapia puede estimular la liberaciónde sustancias químicas que juegan un papel en la liberación de emociones", explica Sanitas
Precisamente los receptores olfativos que transportan esos olores al sistema límbico son los que producen cambios en el humor y las emociones. "Se cree que la aromaterapia puede estimular la liberación de sustancias químicas que juegan un papel en la liberación de emociones", confirma Sanitas, que señala que este tipo de prácticas suelen tener efectos positivos en dolencias menores, como problemas digestivos, menstruales o en el propio estrés. Eso sí: nunca deben ser un sustituto de la medicina general.
Clínica Mayo secunda estas opiniones y resalta que la aromaterapia también puede mejorar la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades crónicas y que tienen problemas de sueño, aunque recuerda que los aceites esenciales "no están regulados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA)", la agencia del Gobierno de Estados Unidos responsable de la regulación de medicamentos.
La ciencia de los aceites esenciales
"La aromaterapia es una rama de la fitoterapia que se dedica a mejorar aspectos de la salud a través de los aceites esenciales", señala a ENCLAVE ODS Adrián Sainz, del Instituto de Aromaterapia Integrada Enrique Bascuñana. "Estos aceites se obtienen a través de destilación de algunas plantas, aunque no todas ellas dan suficiente como para que sea interesante destilarlo. Son destilaciones realizadas por vapor de agua, similares a las de un licor, aunque también se puede hacer por expresión, que en este caso sólo se utiliza para los cítricos", explica el experto.
"Hay muchos aceites esenciales y cada uno tiene su aplicación", añade Sainz. "Estas van desde dolores, problemas musculares u hormonales hasta heridas como cicatrices o quemaduras. Hay casi tantas como plantas, pero a nivel doméstico lo más habitual es que se usen para problemas musculares, respiratorios, circulatorios, cortes y picaduras", señala .
"El problema es que hay muchísima desinformación", señalan del Instituto de Aromaterapia Integrada ESB
Este tipo de terapias, coinciden todas las fuentes, suelen ser utilizadas tanto por vía de inhalación como por vía tópica. Esta última está destinada a curar heridas, eccemas, acné y hasta dolores crónicos, pues supuestamente tienen efectos analgésicos; la primera es ampliamente empleada para tratar patologías derivadas del estrés, la ansiedad y la depresión y se hace mediante la inhalación de los aromas producidos por los aceites esenciales, ya que sus efectos sobre el sistema límbico podrían ayudar a reducir los desequilibrios emocionales. Por ejemplo, los aromas de lavanda (uno de los más populares), de nardo, de angélica o de jazmín a veces son eficaces para controlar la ansiedad, aunque aquí caben varios matices.
"El problema es que a nivel de redes sociales e internet hay tantísima desinformación que, aunque se trata de un remedio sencillo de utilizar, va aparejado a pésimas explicaciones, por lo que es recomendable consultar con alguien con experiencia, como un aromaterapeutas", solicita . Más que nada para asegurarse de que la aplicación sea efectiva y evitar accidentes. El hecho de que sean naturales no implica que sean inocuos", remata.
Precisamente Sainz señala el mito de la lavanda para tratar el estrés: lo que para algunas personas es altamente relajante mientras, para otras es motivo de activación. Por eso, lo más apropiado es realizar una consulta con un terapeuta especializado que pueda aconsejar al paciente en función de sus necesidades. Un servicio relativamente asequible que va desde los 30 € a los 50 €.
El peligro de las pseudoterapias
Lamentablemente, como ocurre con todo tipo de terapias complementarias, algunas empresas o 'gurús' han utilizado la aromaterapia como una alternativa a la medicina tradicional. De ahí que organizaciones como la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) la haya incluido en su lista de 'pseudoterapias', donde también se encuentran, paradójicamente, otras ramas de medicina alternativa populares como la osteopatía o la acupuntura.
La APETP no niega que algunas de estas 'terapias alternativas' puedan tener efectos positivos sobre la salud, pero alerta de que "son prácticas que [a veces] se ofrecen como actos médicos sin haber demostrado científicamente su efectividad" y que, además, "existe el riesgo de que los pacientes abandonen terapias efectivas por prácticas que carecen de valor curativo".
"Hay una práctica recreada por los vendedores que consiste en vender magia", señala Sainz
Evidentemente, no es lo mismo practicar la "angeloterapia", la comunicación con ángeles para ofrecer una sanación (también incluida en la lista de prácticas pseudocientíficas), que la aromaterapia, que sí utiliza principios biológicos con base científica para reducir ciertas patologías (que no la raíz de una enfermedad) y paliar el malestar físico y mental de los pacientes.
"En Francia hay médicos que se forman para utilizar la aromaterapia clínica como una herramienta más, por lo que usan la vía interna", discute Sainz. "Pero son médicos, no un tío que te dice que te tomes una pastilla.
El problema de esto son, en gran parte, las empresas multinivel, tipo Young Living o Doterra, que trabajan de forma piramidal. Cuanto más vendan sus vendedores, más ganan ellos. Por eso recomiendan prácticas peligrosas del tipo '¿Te intentas suicidar? Huele un aceite esencial'. Hay una práctica recreada por los vendedores que consiste en vender magia. Los aceites esenciales, como todo, funcionan bien para lo que funcionan, pero no valen para todo".
Tanto la APETP como Clínica Mayo, Sanitas y el Instituto de Aromaterapia Integrada ESB alertan de que este tipo de prácticas alternativas deben ser controladas y nunca un sustituto de la medicina, ya que a veces pueden provocar efectos secundarios, especialmente cuando se utilizan de forma tópica.
Las reacciones alérgicas, los picores, la irritación y la sensibilidad pueden ser consecuencias del mal uso de ciertos aceites esenciales, e incluso pueden contrarrestar los efectos de otros tratamientos médicos. Por tanto, lo recomendable es que antes de utilizarlos el paciente los consulte con su médico de cabecera o que, en su defecto, contacte con proveedores oficiales o especialistas en aromaterapia.