El cambio climático ya está aquí y nos está afectando en nuestro día a día. Sin embargo, ya no sólo lo sentimos físicamente, sino que también, cada vez más, lo estamos sufriendo en nuestra salud mental. Es lo que se conoce como ecoansiedad.
Silvia Collado, psicóloga ambiental y profesora titular de la Universidad de Zaragoza, lo define como “una serie de emociones y sentimientos que se relacionan con el miedo, la frustración, la angustia e incluso la apatía y la melancolía en relación con los problemas medioambientales y las consecuencias que estos pueden tener en los ecosistemas y en las personas”.
Así, la ecoansiedad es uno de los motivos que empuja a la gente a actuar contra el cambio climático. “Afecta a la salud mental de las personas y eso propicia que nos involucremos más o tomemos más conciencia de los problemas”, afirma Pere Joan, miembro de Juventud por el Clima. Y añade: "Ya no sólo se trata de ser consciente de que el cambio climático es un problema verdadero".
Cómo combatirla
Para combatir la ecoansiedad es necesario distinguir el grado en que afecta nuestra salud mental. Si se trata de una ansiedad funcional, "no tendría por qué haber un problema o una necesidad de superarla", afirma Collado. Más bien “nos ayuda a movilizarnos y a actuar para solucionar aquello que nos está produciendo este sentimiento desagradable”.
Por el contrario, si se trata de una ansiedad disfuncional o excesiva, sí que podría suponer un problema, pues puede generar un gran sufrimiento en la persona, incluso pudiendo paralizarla. Llegado a ese punto, "esa persona podría necesitar la ayuda de un psicólogo clínico", advierte Collado.
Combatir la ansiedad no es una tarea simple, pero la solución que propone la psicóloga pasa por preguntarse “¿cuáles son las herramientas que yo tengo para poner mi pequeño granito de arena en este gran problema que es el cambio climático?”.
Para la experta, buscar el foco en lo que nosotros podemos controlar es la clave. Porque el cambio climático es un "problema de por sí incontrolable a nivel individual y que tiene un alto grado de incertidumbre", recuerda.
Por eso, hay que tratar de rebajar las expectativas y centrarnos en lo que podemos controlar. Es decir, “las pequeñas acciones de nuestro día a día que van sumando para mitigar el problema del cambio climático”.
La juventud, más afectada
Los más jóvenes son los que más padecen esta situación. Según descubrió recientemente una encuesta de la prestigiosa revista médica británica The Lancet sobre la ansiedad climática en los niños y jóvenes, casi el 60% de las personas encuestadas se sentían muy o extremadamente preocupadas por el cambio climático. Casi la mitad consideró que el cambio climático afecta negativamente en su vida diaria.
Esto explicaría por qué numerosos jóvenes han decidido pasar a la acción y son los que abanderan la lucha contra el cambio climático. “Las nuevas generaciones están más preocupadas y tienden a sufrir más”, explica Collado.
Además, según indica Joan, “el hecho de experimentarlo y vivirlo de primera persona es un determinante que empuja a las personas a actuar y a apuntarse en movimientos ecologistas como el nuestro”.
La ecoansiedad es un problema en aumento en nuestra sociedad y cada vez somos más conscientes de lo que supone nuestra acción para el planeta Tierra. Aunque no todos tienen la capacidad de tratarse cuando se enfrentan a este problema, sobre todo teniendo en cuenta la precaria situación económica de los jóvenes.
Y es que, como concluye Joan, “la mayor parte de las personas de nuestra organización sufren en mayor o menor medida la ecoansiedad, pero no todas tenemos el lujo de ir a un psicólogo para que lo diagnostique”.