La guerra de Ucrania causa un huracán de hambrunas en África: "Habrá millones de muertes infantiles"
El Cuerno de África sufre el peor revés del conflicto europeo. En Etiopía, Kenia y Somalia, más de 1,7 millones de niños necesitan tratamiento.
9 junio, 2022 02:06Noticias relacionadas
"Si el mundo no actúa ya, habrá una inminente explosión de muertes infantiles en el Cuerno de África". Son las premonitorias y lúgubres declaraciones de Rania Dagash, directora regional Adjunta de UNICEF para África Oriental y Meridional. Las vidas de los niños del noreste africano y otros países como Níger o Chad están en peligro tras la crisis alimentaria y energética provocada por la guerra de Ucrania.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) también ha advertido de que la subida de los precios de los combustibles, la crisis energética y el encarecimiento de alimentos básicos, generada en parte por el bloqueo comercial de las exportaciones de trigo ucraniano, sustento fundamental para la alimentación de un puñado de países, han generado una tormenta perfecta que derivará en un "huracán de hambrunas".
"El 15% de las calorías que el planeta consume proceden del trigo", señala a ENCLAVE ODS Vicente Raimundo, director de Cooperación Internacional de Save the Children. "Un tercio de esas calorías son cultivadas por dos países: Ucrania y Rusia. Sabemos que el trigo ruso es inexportable por las sanciones; la cosecha de Ucrania está seriamente comprometida por la falta de acceso del trigo ucraniano a rutas de salida. No existe. No sólo la producción de este año, sino la del que viene", alerta.
Somalia, uno de los más pobres del continente, será uno de los más perjudicados. Solía importar un 92% del trigo de Rusia y Ucrania, pero ahora mismo las líneas de suministro internacionales están hechas añicos. La situación es dramática. Esa carencia, sumada a las sequías, a los conflictos étnicos y a las enfermedades provocadas por el virus del sarampión o el cólera, entre otras catástrofes, recrudecerá los problemas de desnutrición infantil y defunciones por falta de comida en territorio somalí.
Unos kilómetros más abajo de Somalia, en Kenia, el hambre se ha convertido en el principal temor de las autoridades. Tal y como señala UNICEF, "la guerra está exacerbando la espiral de los precios mundiales y el combustible", lo que se traduce en que millones de personas kenianas no pueden permitirse "alimentos básicos que necesitan para sobrevivir".
Chad, el cuarto país empezando por la cola en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), ha decretado ya la "emergencia alimentaria". De sus casi 6 millones de habitantes, un tercio se encuentra en peligro de muerte y necesita "ayuda humanitaria urgente", tal y como señala el Consejo Militar de Transición que gobierna el país. Casi el 50% de los habitantes chadianos viven en pobreza extrema, situación que se recrudecerá en los próximos meses ante la crisis alimentaria despertada por la invasión rusa de Ucrania.
Esa endiablada subida de costes también se refleja en que las oenegés necesitarán mayor financiación para poder sufragar los alimentos y la logística destinada a ayuda humanitaria. UNICEF prevé que "el costo de los alimentos terapéuticos que salvan vidas aumente en un 16% en los próximos meses", lo que implica una mayor inversión solidaria. Ese reclamo, en tiempos de crisis, se atisba como algo improbable.
Una crisis de proporciones catastróficas
"Hay un 35% de la plantación ucraniana que no se ha llevado a cabo por las consecuencias de la guerra. Estamos contemplando una crisis alimentaria de proporciones catastróficas que podría durar, de momento, entre 10 y 18 meses", continúa Vicente Raimundo.
Mientras que Europa y Estados Unidos sufrirá ese revés traducido en una subida de precios de alimentos básicos, en África la crisis alimentaria culminará en malnutrición, enfermedad y muerte. Una bomba de relojería que se lleva gestando desde hace años.
"El primer elemento que hay que destacar es que antes de que hubiera disparos en Ucrania la situación era extremadamente preocupante. Tenemos unos precios de productos alimentarios, de fertilizantes y de combustibles para transporte y maquinaria agrícola extraordinariamente altos", señala Raimundo.
A eso se le suma unas "poblaciones muy debilitadas por dos años de Covid y una sequía en ciertas partes de África, Asia y Oriente Próximo que no tiene precedentes". El punto de partida, por tanto, era "pésimo".
No hay ni una nota de optimismo en las palabras de Raimundo. Tampoco en los de organizaciones como UNICEF o la propia ONU. "El planeta funciona con una capacidad de stock alimentario de unos 90 días", recuerda el representante de Save The Children. "¿Cuál es el problema? Que no es lineal. China tiene stock para mantener a toda su población durante año y medio; otros países, sin embargo, no tienen nada".
"Cuando los productos, sobre todo el cereal, básico para producir pan, desaparecen en zonas de África, hay países que no tienen almacenamiento y no pueden comprarlo debido a los precios prohibitivos. Europa y EEUU están dispuestos a pagarlo el doble de caro, pero muchas naciones africanas no van a poder afrontar los costes. Y hay países donde la dependencia de este cereal es del 100%", especialmente en el este del continente.
Esa conjunción perversa de malestar alimentario previo a la guerra de Ucrania, guerras, desestabilización territorial, sequías y crisis alimentaria derivada de la invasión de Putin "va a producir miles de muertos más fuera de Ucrania que en la propia Ucrania", considera Raimundo. "Nos vamos a enfrentar a una hambruna terrorífica en África oriental y occidental y probablemente en otras partes del mundo".
¿La solución? "Difícilmente evitable", reflexiona, aunque mantiene un ligero, ligerísimo, ápice de esperanza. "Se requiere una acción inmediata y decisiva. La liberación de fondos estratégicos. La liberación de ayuda alimentaria a escala nunca vista. Hablamos de cientos de miles de personas, si no millones, que van a morir de hambre por falta de acceso a alimentos, incluso aunque tengan el dinero para poder comprarlo".