Pañales de bebé sucios, tarjetas bancarias antiguas, cajas de madera de fruta, aceite de motor… Son muchos los elementos del día a día que generan dudas a la hora de depositarlos en el contenedor que más les conviene. Muchas veces la ciudadanía no tiene claro dónde y cómo se deben reciclar residuos comunes. A pesar de la avalancha de recomendaciones y gráficos que especifican las formas en las que se deben realizar las labores de separado de excedentes o productos usados, aún existe gran desconocimiento sobre su reciclado.
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Por ejemplo, están los molestos sobres acolchados en los que muchas empresas de mensajería introducen los productos enviados. ¿Qué se debe hacer para reciclarlos correctamente? Fácil: armarse de paciencia, coger el cúter y empezar a separar la parte exterior (generalmente de papel kraft) del plástico de burbujas interior, ya que el primero debe ser depositado en el contenedor azul (papel) y el segundo en el amarillo (plástico).
Otra mala praxis de lo más habitual ocurre cuando queremos deshacernos de las servilletas de papel. Hay quien aún sigue vertiéndolas en los contenedores azules. Mal hecho: cuando una servilleta o un trozo de rollo de papel de cocina se utilizan para limpiar la mesa o, simplemente, para recoger restos de comida, siempre deben ir al orgánico. En el momento en el que el papel entra en contacto con cualquier tipo de alimento, debe ir al contenedor naranja o marrón (orgánico).
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Cajas de madera de fruta
Las pequeñas cajas en las que vienen las cerezas o las fresas de temporada deben ir en el contenedor amarillo, nunca en el azul. Pero, cuidado: tal y como señala la Guía de Residuos de la Comunidad de Madrid, sólo deben tirarse si son pequeñas. Cuando se trata de las grandes cajas de plástico o de madera que usan los comercios para recibir sus mercancías, hay que mandarlas al punto limpio.
Pañales sucios
Lamentablemente, los pañales (usados o no) no son reciclables en ningún caso. Por eso deben guardarse y depositarse en el contenedor naranja (en algunos lugares es gris), aquel al que van todos los elementos que no pueden tirarse en ningún otro contenedor. ¿Lo ideal? Según señala Ecoembes, las familias que acaban de tener un hijo deberían invertir en tener un "contenedor de pañales" anti-olores, una basura específicamente diseñada para esta función.
Termómetros de mercurio
A pesar de que están prohibidos por directiva europea desde 2007, algunas casas aún conservan termómetros de mercurio. Aunque su plástico sí sería reciclable, el mercurio es un material muy peligroso para la salud humana. Por eso, este tipo de elementos deben enviarse a un punto limpio. Si se rompen y el mercurio se vierte, además de evitar inhalarlo o tocarlo, hay que recogerlo cuidadosamente con unos guantes y un papel y depositarlo todo en dicho punto.
Aceite de motor
Los aceites de motor usados de los vehículos son extremadamente contaminantes. Unas pocas gotas en un contenedor pueden echar a perder todo el contenido. Por eso es muy importante reciclarlos correctamente. ¿Cómo hacerlo? Fácil: lo ideal es depositarlos en un recipiente de plástico, previamente filtrado para que no contengan impurezas, y llevarlos o a un taller de automóviles, donde se encargarán de reciclarlo, o a un punto limpio. ¡Nunca hay que tirarlo en un contenedor!
Bombillas: depende cuál
A la hora de reciclar las bombillas hay que tener mucho ojo, ya que existen dos tipos de reciclaje posible según las características del residuo. Si hablamos de bombillas de bajo consumo, de descarga, fluorescentes o lámparas LED, estarán consideradas como residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), los cuales deben acabar en el punto limpio. Si son bombillas convencionales, incandescentes o halógenas, deben ir al de productos "no reciclables", es decir, el contenedor de tapa naranja, donde también se tiran las colillas, la cerámica, los objetos de cristal y las tiritas, gasas y vendas.
Gafas de ver y de sol
Hay quien tiene tendencia de hacer auténticas barbaridades con aquellas viejas gafas de ver o de sol: desmontarlas y tirar cada resto por un lado; lanzarlas al contenedor del vidrio; tirarlas al contenedor naranja, etc. Sin embargo, estén o no en buen estado, lo ideal es que sean trasladadas a las ópticas (preferiblementes a aquella en la que se compraron) para que sus responsables las reciclen o las donen y les den un nuevo uso. En caso de ser imposible llevarlas a los centros en las que se adquirieron, la única alternativa es llevarlas al punto limpio.
Pinturas y disolventes
Tal y como especifica la guía de residuos de 2020 del Ayuntamiento de Madrid, "nunca a la basura, ni al cubo de restos ni a otros contenedores urbanos o de calle". Las pinturas y los disolventes deben ir siempre al punto limpio o a "gestores autorizados, establecimientos especializados u otros puntos de recogida", ya que se trata de residuos tóxicos altamente contaminantes que deben ser tratados de forma muy específica.
CD, DVD y Blu-ray
Aquella horrible película que descargaste hace décadas o ese disco de música desfasado que ya nunca escuchas también merecen ser reciclados de forma apropiada. Nunca hay que ponerlos en los contenedores amarillos, y mucho menos en el orgánico. ¡Los CD, DVD, cintas de vídeo en VHS y casetes de todo tipo deben ir siempre al punto limpio! Salvo sus cajas, por supuesto, que hay que depositarlas en el contenedor amarillo. Por su parte, los cartones con las carátulas de los DVD y Blu-ray descartados van en el contenedor azul.
Tarjetas viejas
Un viejo DNI, una tarjeta de crédito inactivo o una tarjeta de transporte público obsoleta: por precaución, para que nadie pueda sustraer nuestros datos, deben ser cortadas en trozos con unas tijeras. Una vez ilegibles, se deben depositar en el contenedor naranja de basura normal. Como los pañales, no son elementos reciclables.