El pasado 27 de junio, el Real Betis Balompié –actual campeón de la Copa del Rey– se convertía en el primer equipo de la Liga en recibir el sello ‘Calculo 2021’. Esta distinción la concede el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) a las empresas e instituciones que registran su huella de carbono y presentan un proyecto de reducción, compensación y absorción de CO₂.
Esta medida, un modesto triunfo, supone un paso más en el Programa de Sostenibilidad Forever Green, mediante el cual el club andaluz tiene le proyecto de convertirse en el club de fútbol más sostenible del planeta. Algo, por cierto, en lo que tiene algún rival que le lleva cierta ventaja.
Lo cierto es que no es el primer título verde del equipo. El año pasado ya fue seleccionado como el club de fútbol más sostenible de la Liga española, según un estudio realizado por Holaluz. Y también lidera la tabla de clasificación en clave medioambiental con su proyecto Forever Green, según el OBS Bussiness School.
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Su nuevo objetivo es “subir de categoría” y que el MITECO también le otorgue el sello ‘Reduzco’, algo más complicado, ya que exige a las organizaciones candidatas, públicas o privadas, demostrar una reducción de emisiones significativa alcanzada en los últimos cuatro años de estudio.
La Fundación Real Betis, responsable del programa Forever Green, asegura que desde la temporada 2018/19 –primera en la que el club midió su impacto medioambiental– se ha conseguido reducir la huella de carbono un 35,56%. Por ello, aseguran, "la entidad está totalmente concienciada en la importancia de seguir con esta senda y dirigirse hacia la neutralidad en carbono".
El objetivo del programa era reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 10% por temporada hasta las 2024/25. Y aunque van un poco apurados, de momento es suficiente para ir recibiendo reconocimientos.
Desde el nacimiento de Forever Green, el club asegura que sólo poniendo a disposición de los trabajadores patinetes eléctricos ha ahorrado 8.400 desplazamientos en coche y 550 kg de CO₂ de emisiones a la atmósfera. También ha colaborado en programas de limpieza de residuos en el entorno del río Guadalquivir y en numerosos proyectos educativos de la ciudad.
El club ha explicado que para el cálculo del impacto medioambiental del Real Betis se han tenido en cuenta las actividades deportivas desarrolladas en el Estadio Benito Villamarín y en la Ciudad Deportiva Luis del Sol, así como las emisiones provenientes de transporte tanto interno como externo y del consumo del agua del club verdiblanco.
En la Ciudad Deportiva, el objetivo es iniciar un proceso de transformación para que las instalaciones se adapten a un diseño bioclimático, control solar, ventilación natural, sistemas eficientes de reducción de consumo y reutilización del agua.
El equipo más 'verde' del mundo
Este proyecto del Betis no es ninguna excepción. La Ciudad del Fútbol de las Rozas, dependiente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) –donde entrenan las diferentes categorías de la selección española– anunció este mismo mes de julio la instalación un sistema de autoconsumo integrado por 110 paneles fotovoltaicos para iluminar los partidos con energía renovable.
En Alemania, por su parte, se acaba de aprobar la construcción del MUCcc Arena (Centro Multifuncional de Conciertos y Congresos) de Múnich, futuro estadio y sede de grandes eventos que será el primer estadio de fútbol climáticamente neutral.
Y aun así, esos proyectos no son nada comparados con uno del que es accionista un jugador que vistió la camiseta del Betis la pasada temporada, Héctor Bellerín. El lateral catalán, bético de corazón por vínculo familiar y formado en las filas del FC Barcelona, ha jugado la mayor parte de su carrera profesional en Reino Unido, en concreto en las filas del Arsenal FC.
Y gracias a ello conoció al club del que es segundo máximo accionista desde septiembre de 2020. El único equipo de fútbol 100% vegano, el club más verde del mundo: el Forest Green Rovers.
Hablamos de una institución centenaria. Fundado ya con esa denominación en 1889, es el equipo local de Nailsworth, un municipio de apenas 7.700 habitantes en Gloucestershire (Reino Unido). También es propiedad del millonario local y propietario de varias empresas de energías renovables, Dale Vince, que adquirió el club en 2010 decidido a convertir su nombre, Forest Green (bosque verde), en toda una declaración de intenciones.
Desde entonces, comenzaron una serie de cambios que primero convirtieron al club en contracultural y ahora, doce años después, en pionero: la dieta de los jugadores y de los locales de comida del estadio es 100% vegana; el césped es orgánico y se alimenta de algas, azúcares y agua de lluvia; las camisetas y el equipamiento de los jugadores está hecho a base de residuos de café y de botellas de agua recicladas; y la energía del estadio se genera de manera renovable a base de paneles solares.
A los seguidores del Rovers se los conoce como la Green Army (ejército verde) o los Green Devils (diablos verdes) –en contraposición a los Red Devils del mucho más laureado Manchester United–. Y en estos años han recogido títulos bastante exóticos: la ONU le ha concedido el Momentum for Change, premio que reconoce las acciones contra el cambio climático, y en 2012 recibieron el primer premio en el Institute of Groundsmanship en la categoría de sostenibilidad y medio ambiente.
Ahora se enfrentan a dos retos. El primero es jugar, para la temporada 2022/2023, en la League One, la tercera división del fútbol inglés, a la que ascendieron este año y en la que el equipo nunca había jugado en toda su historia. El segundo, construir el estadio más sostenible del mundo, el futuro Eco Park.
Este fue uno de los últimos proyectos firmados por la arquitecta Zaha Hadid. Y, cuando se construya, tendrá capacidad para 5.000 personas, funcionará con energía renovable y estará construido 100% con madera prensada, el material sostenible del futuro.