En nuestro tiempo, pocas personas permanecen ajenas a las causas del cambio climático y a las consecuencias que este tiene –o puede llegar a tener– sobre nuestra vida en el planeta. Continuamente, los expertos alertan del riesgo de mantener nuestro estilo de vida actual, que podría conducir en algún momento a nuestro propio "suicidio colectivo", como dijo António Guterres, secretario general de la ONU.
El cambio climático antropogénico –es decir, aquel acelerado por el propio ser humano– es un fenómeno moderno, lo que no quiere decir que el cambio climático sea un fenómeno nuevo. El clima ha cambiado en otras épocas, aunque nunca como consecuencia directa de nuestras acciones, y también había desastres naturales que causaban grandes estragos. Eso sí, nadie sabía interpretar estos fenómenos ni darle una explicación racional.
En consecuencia, no había la posibilidad de adaptar los modos de vida a las nuevas condiciones climáticas y materiales, así que solo cabía esperar que el ecosistema se autorregulase y todo se solucionase como por arte de magia.
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Pero eso no pasaba siempre. De hecho, a lo largo de la historia ha habido varias civilizaciones que acabaron colapsando por razones vinculadas al medio ambiente y a prácticas nocivas que alteraron la relación de aquellas sociedades con su entorno.
1. Los anasazi
Uno de los casos más conocidos de colapso por motivos ecológicos es el de los anasazi, un pueblo que empezó a asentarse en la zona de la meseta del Colorado alrededor del 300 a.C. La mayor parte de las tribus anasazi vivían en torno al Cañón del Chaco, Mesa Verde y Río Grande, donde desarrollaron una forma de vida dependiente de la agricultura y del cultivo del maíz.
Los que vivían más cerca del río utilizaban su agua para nutrir los campos, mientras que los que estaban más alejados dependían de las lluvias.
Con el tiempo, los anasazi tuvieron que hacer frente a un desafío ecológico que ellos mismos habían creado sin darse cuenta. Para hacer sitio para sus cultivos y ganar espacio a la naturaleza, los agricultores habían recurrido durante siglos a la tala de árboles, algo que acabó empeorando las condiciones del suelo y reduciendo su fertilidad.
A esto se sumó un cambio en las condiciones climáticas de la zona que afectó decisivamente a sus posibilidades de supervivencia. Las lluvias, de las que habían dependido tanto los agricultores menos próximos al río, dejaron de ser frecuentes en aquella región del continente, lo que dio como resultado una tierra seca y estéril.
Como consecuencia de ello, empeoraron los cultivos y esto, a la larga, supuso el derrumbe de los anasazi como civilización.
2. Angkor
Esta importante ciudad perteneciente al imperio jemer fue famosa en su tiempo por sus templos y su moderno sistema hídrico, pero nada pudo evitar su caída en desgracia debido a causas relacionadas con el medio ambiente.
Situada en la actual Camboya, los orígenes de la urbe se remontan aproximadamente al 1100 de nuestra era, aunque hay quienes retrasan esa fecha hasta el 1200. Sea como sea, la proximidad del mar hizo de Angkor un lugar privilegiado por lo que al abastecimiento de agua se refiere, pues los monzones, tan frecuentes en la zona, constituyeron una importante fuente de este recurso para sus habitantes.
Precisamente, esta afortunada circunstancia fue la que motivó la creación de una compleja red de embalses que servían para almacenar toda el agua de los monzones y que hizo a Angkor famosa dentro del imperio jemer.
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Sin embargo, en un momento dado, lo que había significado en el pasado una ventaja para la ciudad se convirtió de pronto en una amenaza. Esto ocurrió cuando los monzones dejaron de ser predecibles y su frecuencia comenzó a ser más irregular. Había temporadas en las que los monzones eran constantes y otras en las que apenas llovía, lo que hacía imposible todo intento de planificar la producción.
Los monzones más extremos sucedieron entre el 1300 y el 1400. En ese tiempo, era habitual que la ciudad sufriera inundaciones, pero también largas sequías durante los meses en los que casi no llovía, lo que naturalmente suponía un problema para la agricultura. Según los expertos, estas dos circunstancias fueron las que eventualmente llevaron a la desaparición de la ciudad.
3. Los mayas
El colapso de la civilización maya es uno de los grandes misterios sin resolver de la arqueología contemporánea. ¿Por qué desapareció una civilización como aquella, tan sofisticada y avanzada para su tiempo? Pues bien, la respuesta a esta pregunta puede que esté en la ecología.
La civilización maya se desarrolló en la península del Yucatán entre los siglos XV a.C y XVI d.C. Desde allí, los mayas ejercieron una poderosa influencia sobre el resto del continente hasta el momento de su declive, cuando fueron asimilados por otras culturas de la zona.
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Para algunos expertos, en el declive de esta civilización podría haber jugado un importante papel el factor climático. Se habla de una megasequía que, probablemente, tuvo lugar entre los años 800 y 1000. Eso es, al menos, lo que se deduce del análisis de fósiles de la zona, llevado a cabo por expertos.
Por supuesto, la falta de lluvias tuvo un efecto negativo sobre la producción agraria que, poco a poco, fue hundiendo a los mayas en una crisis definitiva que impidió que su cultura volviera a florecer nunca más.
4. Los rapanui
Situada en la región de la Polinesia, la isla de Pascua acogió hace más de 1500 años a la civilización rapanui, famosa por haber erigido las enigmáticas estatuas conocidas como moáis. En el siglo XVI, buena parte del pueblo pascuense fue exterminado por los colonizadores europeos, aunque, para entonces, hacía ya tiempo que su cultura había entrado en crisis.
Los expertos han especulado mucho sobre la causa del colapso de esta civilización, que en su momento llegó a contar con una población de hasta 20.000 habitantes. Entre las causas más plausibles, están el cambio climático y la superpoblación.
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Alrededor del 1300, dio comienzo la conocida como Pequeña Edad de Hielo, que provocó en la isla de Pascua una mayor propensión a las sequías. Al mismo tiempo, el suelo estaba cada vez más degradado debido a la tala continuada de árboles, en un momento en que crecía la población de la isla.
Todo ello llevó a que la civilización pascuense viera cómo a poco a poco sus condiciones materiales empeoraban, resultando finalmente en el colapso medioambiental.