Las altas temperaturas no dan respiro a ningún territorio. Con la llegada del verano y las vacaciones más que organizadas, las olas de calor y el incesante calor empiezan a hacer mella en el turista que cambia sus planes en última hora.
Hemos visto, por ejemplo, el defecto en la superficie inducido por el calor que cerró brevemente la pista del aeropuerto de Luton en Londres. Allí se tuvieron incluso que cancelar o retrasar trenes por el sobrecalentamiento de las vías.
Pero, Londres no es el único ejemplo de cómo el calor afecta a nuestras vidas. Las miradas están puestas en los territorios que suelen tener la mayor afluencia de turistas y que, ahora, son los que más incendios forestales presentan. Francia, España, Portugal, Italia y Grecia son los países más turísticos y que más incendios tienen actualmente.
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“Si estuvieras en el centro de la ciudad, podrías mirar hacia afuera y ver la Acrópolis, y en la distancia podrías ver la neblina roja”, explica Peter Vlitas, vicepresidente ejecutivo de Internova Travel Group, al diario estadounidens The New York Times.
Después de más de dos años desde que se inició la pandemia, son muchos los que quieren salir fuera y pocos los que se aventuran a cancelar los viajes. Pese a ello, hay un gran porcentaje de turistas que ajusta sus vacaciones para evitar este foco de calor.
Por todo ello, teniendo en cuenta las altas temperaturas, se cambian destinos, modifican los horarios para hacerlos diurnos o se retrasan los viajes uno o dos meses.
Es ahí cuando los investigadores, como aseguran el The New York Times, identifican a Europa como el "punto caliente" para el calor del verano severo, y predicen que las futuras olas de calor serán más largas, más frecuentes y más intensas.
Por lo que el continente se convierte en un enemigo para el turista, algo insólito, ya que suele ser el destino de muchos en las vacaciones del verano. La Organización Mundial del Turismo ya observó en marzo de este año un repunte significativo en la afluencia en las regiones europeas, + 199% en comparación con 2021.
Cambios que sin duda podrían convertirse en la norma en el futuro y es que el calendario de viajes de verano de Europa ha comenzado a extenderse hacia los meses más frescos de abril, mayo, septiembre y octubre. Muchos viajeros, por su parte, cambian el destino: optan por el norte europeo en vez de por los países del sur.
Como explica para el medio estadounidense Karen Magee, vicepresidenta de In the Know Experiences, muchos turistas que tienen su verano más que organizado deciden, con las olas de calor, cambiar rápidamente sus planes.
A mediados de julio, su agencia de viajes comenzó a recibir llamadas de clientes que preguntaban si podían ajustar sus planes de viaje para tener en cuenta el calor. Algunos incluso llamaban para cancelar o modificar la ruta de lugares como Roma.
Más norte, menos calor
Como cuenta para el NYT, Dolev Azaria, el fundador de Azaria Travel, ayudó a una familia a tomar la decisión de última hora de pasar los primeros cinco días de sus vacaciones en Ámsterdam en lugar de Roma, solo para evitar el calor.
Otros clientes desecharon sus planes para la Toscana y volvieron a reservar para Sicilia, dónde al menos tendrían una brisa mediterránea.“El objetivo es trasladar a un cliente de cualquier ciudad atrapada por el calor a una vecindad frente al mar”, cuenta Azaria.
Por eso, lugares como Copenhague y Ámsterdam, que no suelen ser el destino principal del turista en verano, se convierten ahora en una opción más que razonable para resguardarse del calor de Europa central y del sur.
Algo que, parece, cada vez será más habitual debido al aumento de frecuencia de los fenómenos extremos. Al planificar viajes futuros, según los expertos, se considerará viajar a los países del sur en otras estaciones del año y elegir lugares donde las temperaturas altas no superen los 30 grados en la época estival. Veranear en Helsinki en vez de en la costa brava será una de las opciones cada vez más demandadas.
En definitiva, el cambio climático seguirá presentándose en forma de olas de calor y otros fenómenos meteorológicos extremos, muchos de los cuales interrumpirán la logística de los viajes.