Irse de vacaciones no es una actividad inocua para el medioambiente. Un viaje como los que hacemos en el periodo estío puede generar un gran impacto sobre la naturaleza. Así lo demuestran varios estudios realizados por la empresa española Climate Trade.
Por poner un ejemplo, según los cálculos que han realizado, un viaje de una semana de una familia de cuatro personas a Barcelona desde París generaría 866 kg de CO₂. Es decir, el equivalente a recorrer unos 3.500 kilómetros en coche, más o menos la distancia entre Madrid y Riga, la capital de Letonia.
Para absorber dichas emisiones, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), sería necesario un año con 4.000 metros cuadrados de bosque.
Con este tipo de cifras, no es de extrañar que Fran Benedito, CEO y cofundador de Climate Trade, no quisiera quedarse de brazos cruzados. “Me preocupaba muchísimo el cambio climático, no sólo por mi hija, sino por las futuras generaciones y porque veía que era un problema masivo”, cuenta a ENCLAVE ODS.
Benedito era financiero y trabajaba en BBVA, pero pronto se dio cuenta de que existían soluciones tecnológicas y científicas a nivel mundial que no tenían financiación. Su idea revolucionó por completo el mercado. “¿Y por qué no aplicar la tecnología aquí también? Los mercados de carbono tienen sentido”, se planteó.
Una idea rompedora
La idea era entonces aún una quimera, pero con el que ahora es su socio, José Lindo, crearon el equipo perfecto. “Juntos, con mi parte tecnológica y financiera, y su parte climática [nos cuenta que al principio aprendió mucho de Lindo], vimos que los mercados de carbono, es decir, el crédito de carbono, era una buena forma de ganar dinero para generar proyectos contra el cambio climático”, recuerda.
“Era una forma de incentivar a la gente a que generara proyectos verdes”, señala. Y así es como surgió el primer marketplace (mercado) climático del mundo, donde ponen en contacto a los proyectos verdes con las compañías —algunas con las que han trabajado son Iberia, Hoteles Meliá o Cabify— y las personas que quisieran compensar su huella de carbono. “Cuando lanzamos el proyecto, la visión era cómo poder apoyar proyectos que pudieran solucionar el problema del cambio climático”, apunta.
Cómo calcular tu huella
Según Benedito, para compensar nuestra huella de carbono día a día, lo primero es calcular cuánta huella generamos e “intentar reducirla hasta llegar a mitigarla, es decir, a tener cero emisiones”.
En el ámbito de los viajes, el principal contaminador es el combustible que utiliza nuestro transporte y hay que diferenciar entre los diferentes tipos como el coche, el autobús, el tren, el avión o el barco. “Hay que preguntarse, ¿qué combustible estoy consumiendo para comprar mi viaje?”, señala Benedito.
El avión, indica, es el que mayor combustible consume y, por tanto, es el que deja una mayor huella, porque “se quema queroseno y dividido por asiento es lo que sería nuestra huella”. Aunque, recuerda, también hay que tener en cuenta las estancias en hoteles, los aires acondicionados, la comida, etc.
En el caso del coche, si bien se trata de un transporte que generalmente consume combustible fósil, es posible hacerlo más eficiente. “Es siempre mejor que vayan cuatro personas que uno solo, porque obviamente solo se está quemando combustible en un vehículo”, explica Benedito.
Para el CEO de Climate Trade, el transporte más eficiente sería siempre el tren, ya que se mueve por tendido eléctrico y “tiene prácticamente cero emisiones”. “Es el más eficiente y el menos contaminante”, concluye.
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Asimismo, Benedito señala que es importante tener en cuenta la distancia a la que esté nuestro destino y elegir en consecuencia nuestro transporte. “Cuando nos vamos a determinados destinos, hay que ver si hay alternativas relativamente cómodas, porque lo que tampoco vamos a hacer es ir en velero a Estados Unidos, como hizo Greta Thunberg”, indica.
Así, por ejemplo, si vamos a hacer un trayecto desde Barcelona a Madrid, es mejor ir en tren que en avión. No obstante, tiene en cuenta los desorbitados precios que tienen muchas veces los billetes de alta velocidad y es necesario que sean más económicos para que la gente se decante por este tipo de transporte. “Yo voy casi todas las semanas a Madrid [desde Barcelona] y son casi 300 euros, es muchísimo dinero”, señala.
En cambio, si tenemos que ir a Nueva York, no tendremos más remedio que ir en avión. La solución, en todo caso, según señala, pasa por fabricar aviones que sean capaces de utilizar más biocombustible y que, a la par, el biocombustible baje de precio. También habla de la producción de aviones de hidrógeno, cuyo primer modelo está previsto para salir al mercado en 2035.
Cómo compensar tu huella
El funcionamiento de Climate Trade es muy sencillo. Solamente hay que registrarse y utilizar la calculadora para ver qué huella de carbono has dejado —por ejemplo, un trayecto en avión de Barcelona a Nueva York— y comprar esa tonelada de CO₂ que has emitido, pudiendo elegir el proyecto al que quieres destinar el dinero.
Tienen proyectos por todo el mundo: proyecto de reforestación en España, de biogás en Estados Unidos, créditos para renovables, reforestación en el Amazonas, en Chile, en Colombia o proyectos de reciclaje de basura. “Es como el Amazon climático, compras tu huella y automáticamente se genera un certificado de huella de carbono”, señala Benedito.
Al final, cuenta el CEO, se trata de ser conscientes de la huella de carbono que dejamos en el medioambiente por nuestro consumo de carne, nuestro coche, nuestra forma de viajar… Y, siendo consecuentes con ello, deberíamos plantearnos: “¿Qué voy a hacer para reducir mi huella de carbono?”, concluye.