Murcia

Una, dos, tres, cuatro… y hasta un centenar de embarcaciones se podían contabilizar este sábado, en la isla del Ciervo, haciendo botellón en el Mar Menor. La albufera murciana no está precisamente para fiestas por la crisis ambiental que sufre su ecosistema, pero a pesar de ello, la mencionada isla, incluida en la Red Natura 2000, fue el lugar escogido por un grupo de música para celebrar un concierto a bordo de un catamarán: la actuación desencadenó una concentración desproporcionada de barcos para hacer "botelleo" dentro de un espacio protegido.

Colectivos ecologistas y plataformas activistas, junto a partidos como Podemos y Más País, han empezado a protestar al ver por las redes sociales las imágenes de cientos de asistentes al concierto, muchos de ellos con cubatas de plástico o latas de cerveza bañándose en la albufera.

Y todo ello, como consecuencia del goteo continuo de embarcaciones de recreo con tripulaciones atraídas por el concierto, a los que no les importó el impacto que podían causar en la isla del Ciervo: incluida en el Plan de Gestión Integral de los Espacios Naturales del Mar Menor y Franja Natural Sumergida. De hecho, Anse tiene constancia de que en esta zona de conservación prioritaria todavía hay algún ejemplar de caballito de mar.

[El Mar Menor rebasa los 30 grados de media: una olla a presión que anticipa una grave crisis en la albufera]

Imagen empleada por Podemos para denunciar el concierto celebrado este sábado, en la isla del Ciervo, un espacio protegido del Mar Menor.

Capitanía Marítima ha confirmado que el concierto no contaba con ninguna autorización y está investigando quién está detrás de la convocatoria. Ni que decir tiene que esta nueva modalidad de botellón náutico tampoco tenía permiso. Desde Podemos culpan de la organización del evento a una agencia de excursiones en barco, pero uno de los socios de la citada agencia asegura a EL ESPAÑOL que ellos no han tenido nada que ver.

El problema es que lo ocurrido este sábado, lejos de ser un hecho puntual, se está convirtiendo en una práctica en auge: hacer botelleo en embarcaciones que se concentran en la isla del Ciervo del Mar Menor, amarradas estratégicamente tras su silueta, caracterizada por una cota máxima de 49 metros y una extensión de 16,3 hectáreas.

Isabel, portavoz del colectivo ciudadano SOS Mar Menor, confirma que el botellón del sábado no fue un hecho aislado: "No es la primera vez que se hace botellón en la isla del Ciervo porque no hay vigilancia, a pesar de que se trata de una Zona de Especial Protección para Aves [ZEPA]".

La activista pone como ejemplo otras convocatorias recientes: "Durante el puente del 15 de agosto también se concentraron una docena de barcos, con chicos copa en mano". Prueba de ello es que SOS Mar Menor ha tenido acceso a fotos y vídeos de lo que bien podría denominarse como macrofiestas en embarcaciones de recreo, concentradas en el Mar Menor como si se tratase de un botellódromo.

Un vídeo al que ha accedido SOS Mar Menor con un grupo de jóvenes de botellón en una concentración de embarcaciones de recreo en el Mar Menor.

Cuando sopla viento de levante, la fiesta se traslada de la isla del Ciervo al sur de Veneziola en La Manga o a la encañizada que linda con el Parque Natural de las Salinas de San Pedro del Pinatar: otro espacio protegido por su elevada biodiversidad. Así lo denuncia Pedro García, director de la Asociación de Naturalistas del Sureste: "Los fines de semana hay concentraciones importantes de barcos que oscilan de 60 a 70 embarcaciones de recreo".

Tales concentraciones pueden generar vertidos de combustible y de aguas negras [orina y excrementos], así como dañar el fondo marino. "El problema es que no hay campos de boyas para regular el fondeo y el desplazamiento de las anclas puede arrancar vegetación del fondo marino, como praderas de Cymodocea o Caulerpa", según corrobora Pedro García, al que el Ministerio para la Transición Ecológica ha otorgado este año el Premio Extraordinario de Medioambiente.

Unos vasos de plástico de un botellón en una orilla del Mar Menor.

La oleada de críticas se ha extendido a Ecologistas en Acción y activistas como la Plataforma Pacto por el Mar Menor, cuyo portavoz, Ramón Pagán, alerta de que ese tipo de concentraciones dejan "restos" de vasos de plástico en el agua que pueden pasar a la cadena trófica porque al descomponerse se los comen los peces.

"Este tipo de fiestas no deberían repetirse", reclama el portavoz de la mencionada plataforma. Por todo ello, Pagán hace un llamamiento público "para que toda la ciudadanía y los usuarios de deportes náuticos, en particular, sean más respetuosos con el Mar Menor porque su ecosistema lo necesita cada día más".

María Marín, portavoz de Podemos en la Asamblea Regional, ha exigido tanto al Ejecutivo autonómico como a la Delegación del Gobierno, la retirada de la licencia a la agencia de excursiones en barco a la que culpa de organizar el evento en la isla del Ciervo. La diputada morada también reclama a las administraciones "garantías" de que "no volverá" a autorizarse un evento de estas características en la zona.

"Está prohibido que los barcos estén fondeados en el Mar Menor ante el alto impacto que esto genera en los fondos marinos, además del ruido y basura que dejan a su paso", tal y como ha reflexionado Marín. En términos similares se ha pronunciado Óscar Urralburu, coordinador de Más País: "Parque natural y zona de especial protección para las aves, la isla no es un espacio para macrobotellones veraniegos, el Ayuntamiento de Cartagena, el PP y el Gobierno murciano son responsables de este nuevo disparate”.

Desde la Consejería de Medio Ambiente de Murcia son tajantes a la hora de recordar quien debe atajar el conflicto del botellón náutico en la albufera: "La Comunidad Autónoma no tiene competencias en la gestión de la navegación, debe estar supervisado por Capitanía Marítima o por Guardia Civil en su caso".

Habrá multas

La Delegación del Gobierno ha confirmado a EL ESPAÑOL que la Guardia Civil y Capitanía Marítima de Cartagena intensificarán esta misma semana las labores de vigilancia en el Mar Menor contra las concentraciones de embarcaciones que hacen botellón: "Habrá más patrulleras del servicio marítimo que son quienes pueden controlar". 

El objetivo es disolver cualquier concentración de embarcaciones de recreo en el Mar Menor que supere la decena. Para ello se podrían imponer multas de 1.500 euros a los patrones de los barcos participantes. En Capitanía Martíma esperan que este fin de semana no se repitan las imágenes festivaleras de este sábado, en la isla del Ciervo, pero el problema del botellón también se extiende en tierra firme y ahí los que deben actuar son los ayuntamientos de Cartagena y San Javier.

Varias playas de La Manga, como Nuevo Puerto Bello y Vivero, se han convertido en puntos que albergan macrobotellones debido al efecto tractor que ejerce la actividad de algunos chiringuitos. Los vecinos están hartos de soportar ruidos a altas horas de la madrugada, de encontrar basura a la mañana siguiente en el litoral marmenorense y de sufrir episodios de vandalismo fruto del consumo de alcohol a gogó.

Basta con echar un ojo a las redes sociales para ver las denuncias de vecinos como Aixa, afincada en la playa de Nuevo Puerto Bello. "Decir que esto, muy lejos de ser un chiringuito de playa, es una discoteca en zona de paraje protegido y residencial", tal y como critica en un post en Facebook. "Habitualmente se reunen aquí unas 1.000 personas". Y como prueba aporta imágenes que hablan por sí solas.

Un macrobotellón en la playa de Nuevo Puerto Bello de La Manga del Mar Menor.

 

"Yo he descargado una aplicacion que con el margen de error que eso pueda tener, no baja de los 75 decibelios desde mi terraza". El ensordecedor sonido de la música no solo perturba el descanso de los vecinos, sino que además afecta indirectamente a las especies que habitan el Mar Menor.

Recogida de firmas

En Cabo de Palos, a 4 kilómetros de distancia de Nuevo Puerto Bello de La Manga, los vecinos ya se han cansado y han iniciado una campaña de firmas dirigida al Ayuntamiento de Cartagena. El escrito expone literalmente lo siguiente: 

"Somos muchos los que estamos hartos de que cada noche haya botellones en varias zonas de Cabo de Palos y alrededores, de pasar noches sin dormir porque los decibelios son insoportables, así como la suciedad que, por mucho que intenten elimina bien temprano, permanece para siempre enredada en la vegetación de descampados (si no, en el propio mar)".

"Y qué decir del olor a orina que llega hasta la zona del mercadillo de los domingos. Cuando llamamos a la Policía Local, nos dicen que no tienen efectivos suficientes, entre otras excusas (...). Este escrito es el resultado del hartago vecinal, de que los vicios de los menores estén permitidos por encima de principios básicos de convivencia (...)".

El escrito reclama al Consistorio cartagenero "mayor presencia policial" en Cabo de Palos: una joya para el turismo y los buceadores por la biodiversidad de sus fondos marinos. "Hay que impedir con las sanciones pertinentes que el vandalismo y la contaminación de los botellones se produzcan a costa del descanso de turistas, trabajadores y residentes".