Una de las consecuencias de la guerra tras la invasión rusa de Ucrania afecta directamente al abastecimiento de gas que llega a muchos países de Europa y que está tutelado por Moscú. Cuando la Unión Europea aprobó sanciones económicas contra empresas y bancos rusos, y se autorizó el envío de armas para el ejército ucraniano, el Kremlin cerró el grifo del gas en represalia y empezaron los problemas.
Entre los países más afectados se encuentra Alemania, cuyo principal gasoducto, el Nord Stream 1, ya ha sufrido cortes temporales que Gazprom, el gigante gasístico ruso, ha vinculado a “tareas de mantenimiento”. No obstante, el invierno se acerca y el temor cunde ante un aumento de la demanda que las compañías eléctricas dudan que puedan satisfacer sin el suministro de Rusia.
Hace unas semanas, el director general de Economía del Banco Central Europeo, Óscar Arce, expresó el temor de la institución a que Moscú corte el suministro, lo que dejaría a Europa ante un escenario económico “casi apocalíptico” en medio de una inflación que se ha disparado como no se había visto en décadas y que está empezando a socavar la economía de la Eurozona.
Energía manchada de sangre
Ante la previsión de escasez, Europa se ha lanzado al mercado global en busca de otros países con capacidad de suplir el suministro de gas ruso, o para explorar otras alternativas energéticas. El inconveniente es que algunas de los gobernantes que están dispuestos a venderle energía a Europa están rodeados de un amplio historial de crímenes y violaciones de los Derechos Humanos.
Hasta el momento, varios líderes europeos ya han establecido contacto con algunos dirigentes que suspenden en democracia y respeto a las libertades civiles, como el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune, o el emir de Catar Tamim Al Thani.
Sin embargo, las satrapías del Golfo Pérsico y los gobiernos con deje autoritario del norte de África no son las únicas alternativas a Rusia. Otras naciones envueltas en conflictos armados y con crisis humanitarias, como Azerbaiyán, también están siendo contempladas por la UE como posibles proveedores de energía.
Irán
Irán es el país con las mayores reservas de gas de todo el mundo. También es un Estado que reprime duramente a su pueblo mediante agencias de seguridad acusadas por la diplomacia internacional de violar los Derechos Humanos. Aunque recurrir al ayatolá Jamenei es una opción para mitigar la dependencia de Rusia, firmar acuerdos con el país asiático es complicado debido a las sanciones que pesan sobre él por el programa nuclear.
Arabia Saudí
Con menores de edad condenados a muerte, la homosexualidad como delito, las mujeres excluidas de la vida pública y un estricto código moral basado en un islamismo ultraconservador, Arabia Saudí es uno de los países del mundo con menos libertades.
Sin embargo, sus reservas de petróleo son inmensas, y es habitual que algunos líderes de Occidente mantengan buenas relaciones con el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, a pesar de ser el responsable de las matanzas en Yemen en el contexto de la guerra y estar acusado de participar en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
Rusia
En cuestión de meses, Vladimir Putin ha pasado de ser un actor incómodo para la Unión Europea al enemigo número uno de Occidente tras la invasión Rusa de Ucrania y la inmediata guerra que desató. Además de una fuerza militar de las más poderosas del planeta, Rusia tiene mucho gas, un gas que hasta ahora ha estado abasteciendo a numerosos países de la Unión Europea.
Debido a las sanciones económicas que el bloque comunitario impuso a Rusia por la guerra, ahora la amenaza de que Putin cierre el grifo del suministro se ha convertido en uno de los principales problemas de Bruselas, que teme el desencadenamiento de una crisis energética que aumente las consecuencias negativas que ya está dejando la inflación.
Catar
Otra dictadura del Golfo Pérsico se encuentra entre las opciones que baraja la Unión Europea para intentar amortiguar la amenaza del corte de suministro de gas ruso. Al igual que Arabia Saudí, en Catar las mujeres tienen literalmente la mitad de valor que los hombres, y la represión y persecución de libertades como la de prensa convierten al país en uno de los menos democráticos del mundo.
Sin embargo, Catar también cuenta con unos enormes recursos naturales, sobre todo petróleo y gas natural. En los últimos años, el gobierno del emir Tamim Al Thani ha invertido miles de millones de euros en propaganda para intentar mejorar su imagen en Occidente.
El ejemplo más significativo es la organización del mundial de fútbol 2022, en cuya construcción de estadios se destapó una trama de trabajos forzados y explotación de trabajadores ilegales, con miles de ellos muertos al no tener ningún tipo de protección ni garantía laboral.
Kazajistán
La Unión Europea ha mantenido algún acercamiento durante estos últimos meses con Kazajistán, un país de Asia Central limítrofe con Rusia que podría sustituirla en el suministro de uranio, la materia prima fundamental para la producción de energía nuclear (considerada energía verde por el Parlamento Europeo desde el pasado mes de julio).
Hace unas semanas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores kazajo, Mukhtar Tleuberdi para intentar consolidar una cooperación que estabilice los precios de la energía en Europa, ya que la república asiática también posee un gran potencial en hidrocarburos.
Desde la instauración del nuevo gobierno, en 2019, en el país es habitual la dura represión de las protestas contra el ejecutivo y la restricción de derechos fundamentales como el derecho de reunión, tal y como denuncia Human Right Watch.
La libertad de prensa también se está viendo afectada, con varios periodistas detenidos, y en estos años el aparato policial ha estado persiguiendo y deteniendo a líderes opositores incómodos para el nuevo poder.
Argelia
Este verano, Italia cerró un acuerdo de suministro de gas argelino, y el país africano participará en la construcción de un campo petrolífero en suelo italiano, por lo que en 2024 Argelia superará a Rusia como principal exportador de gas del país transalpino.
Sin embargo, en Argelia es habitual la persecución de opositores políticos por parte del aparato policial del gobierno de Abdelmadjid Tebboune. También abunda la represión de manifestantes, periodistas, activistas y defensores de los Derechos Humanos. Según la ONG Human Right Watch, la independencia judicial también está socavada en el país, y la libertad de expresión es prácticamente inexistente.
Azerbaiyán
El Cáucaso, rico en recursos naturales —sobre todo petróleo y gas natural—, también está siendo otra de las zonas geográficas que la Unión Europea está sondeando para poder mitigar los efectos de la crisis energética.
[Von der Leyen firma un acuerdo de gas con Azerbaiyán para compensar los recortes de Rusia]
A mediados de julio, Von der Leyen se reunió con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, y firmaron el Memorando de Entendimiento de Asociación Estratégica, con el que el bloque comunitario se asegura suministro de gas proveniente de la república caucásica.
Sin embargo, el conflicto de Nagorno Karabaj con Armenia, está haciendo que el gobierno haya tomado derivas autoritarias llevando a cabo detenciones arbitrarias, torturas y la persecución de la oposición.
España sale menos perjudicada
En los últimos años, en Europa ha ido creciendo progresivamente la dependencia de gas extranjero, especialmente del ruso. Sin embargo, mientras que países del norte y el este de Europa pasan graves apuros si Moscú cierra el grifo, otros como España no dependen tan directamente del suministro del Kremlin.
Que nuestro país salga algo mejor parado en la crisis del gas que otros de sus vecinos de la UE depende en gran parte de la independencia energética que le dan las plantas de regasificación (que devuelven el gas licuado a su estado gaseoso), y de la tubería que atraviesa la península desde Argelia.
No obstante, en los últimos meses España y Argelia atraviesan una crisis diplomática por la cuestión de Sáhara Occidental, y el país africano ha consolidado un acuerdo de suministro con Italia.