Hacer compost casero es una forma de reciclar los residuos orgánicos que generamos cada día en nuestro hogar y de darles una nueva vida como fertilizante natural. Para ello, sólo hay que seguir una serie de sencillos pasos.
Antes de empezar, tenemos que asegurarnos de que contamos con un recipiente adecuado para la elaboración de nuestro compost, lo que a partir de ahora llamaremos el compostador.
Una de las opciones es comprarlo, aunque, si queremos ser fieles al "hazlo tú mismo", es preferible construir nosotros mismos uno, a partir de objetos que ya no utilicemos, como, por ejemplo, un tiesto viejo, un palet de obra o una caja de fruta de madera.
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Respecto a los compuestos orgánicos que podemos utilizar para la elaboración del compost, hay varias materias primas que pueden servirnos. Las más habituales son cáscaras de huevo, peladuras de frutas y verduras, pieles de patatas, posos de café y desechos del jardín, como ramas y hojas secas.
El primer paso para hacer compost casero es elegir el recipiente. Como hemos explicado antes, cualquier cosa sirve, siempre y cuando cumpla con una serie de requisitos.
Por un lado, debe estar bien ventilado y no impedir la entrada de oxígeno. Por otro lado, es importante que tenga aperturas en la base, para permitir la entrada tanto de aire como de los microorganismos subterráneos que se encargarán de descomponer los materiales.
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Elegido el recipiente, es hora de añadir la primera capa de tierra, sobre la que colocaremos un lecho de ramas, paja o cualquier otro material seco. La función de esta primera capa es evitar que el fondo del compostador se pudra y la mezcla se estropee.
Sobre esta cama de materiales secos, podremos ya introducir el resto del material. Como hemos dicho, los productos que mejor van para hacer el compost son restos de comida —peladuras de frutas y verduras, posos de café, cáscaras de huevo— y desechos de jardín —hojas secas y ramas podadas—.
Para evitar que nuestro compost se pudra y, en general, para que sea de mayor calidad, es importante intercalar capas húmedas y secas. Según el Manual de Compostaje publicado por el Ministerio del Medio Ambiente y Medio Rural y Marino del Gobierno de España, la relación debe ser aproximadamente de 2:1 entre material húmedo y material seco, lo que significa que debe haber el doble del primero que del segundo.
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Ya sólo queda saber cómo se mantiene y se cuida el compost hasta ser apto para su utilización. Puesto que la humedad es importante, es necesario regar el compost de vez en cuando, tratando de que el agua penetre en las diferentes capas, pero sin que se encharque.
El Manual de Compostaje indica además que, en el caso de que queramos añadir más material al compost, hay que mezclarlo con el material antiguo, con lo que estaremos favoreciendo la descomposición de los nuevos productos.
Asimismo, es bueno remover toda la mezcla con cierta frecuencia, añadamos o no material nuevo. Con ello, contribuiremos a que el proceso de descomposición se complete antes y el producto final sea mejor.