La cremación con agua, aquamación o simplemente cremación en agua es la técnica funeraria por la cual los restos humanos reciben un tratamiento de hidrólisis alcalina para acelerar su total descomposición.
Con este método, se consigue pasar de un proceso que naturalmente demoraría 20 años a tan solo unas horas. La técnica reduce los cuerpos a cenizas, como sucedería con una cremación, pero sin necesidad de combustión.
Esta alternativa es más eco que la cremación tradicional al no requerir de combustión en el proceso. Además, requiere un menor consumo de energía, lo que deriva en una reducción en la emisión de gases de efecto invernadero.
Según la empresa Resomation, con sede en el Reino Unido, un análisis ambiental independiente demostró que usar la cremación con agua en vez de llamas "reduce las emisiones de gases de efecto invernadero de ese funeral en aproximadamente un 35%".
Esta alternativa más ecológica a la cremación no es nueva. Y es que personalidades como el premio nobel de la paz, Desmond Tutu, fallecido a finales del año pasado, escogieron esta técnica funeraria para morir, como vivieron, con el medio ambiente por bandera.
Cómo se realiza
Para la aquamación, la cámara se calienta y comienza a desintegrar el cuerpo hasta dejar solo huesos. Después, estos son triturados en un aparato llamado cremulador.
La cámara hermética de este está llena de agua con productos alcalinos que son típicamente soluciones acuosas de hidróxidos de metales alcalinos, tales como hidróxido de sodio (NaOH) o hidróxido de potasio (KOH).
Con el calentamiento de los componentes, se acelera drásticamente la hidrólisis. Las proteínas, ácidos nucleicos, carbohidratos y lípidos poliméricos, hechos por los organismos a través de la condensación de bloques de construcción, se pueden despolimerizar o deshacer por este método.
Este proceso se realiza en una cámara de cremación en la que se sumerge el cuerpo, que a su vez se coloca en un ataúd de seda, lana o cuero, en agua mezclada con hidróxido de potasio a una temperatura de 180 °C, para obtener así cenizas, similares al proceso de cremación.
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Cremación vs. 'aquamación'
La diferencia entre ambas técnicas radica en que, con la aquamación, la descomposición ocurre en cuestión de 2 o 3 horas de una manera mucho más silenciosa y menos contaminante para el medio ambiente. Su huella de carbono es mucho menor, ya que utiliza 8 veces menos energía.
También se utiliza este proceso para eliminar los restos de los animales en los mataderos, donde se considera eficaz desde el punto de vista sanitario.
Por ahora, transformar el cuerpo humano de un fallecido en líquido solo se lleva a cabo en Estados Unidos, Sudáfrica, Reino Unido y Alemania. Una solución para aquellos que buscan morir con la conciencia limpia, y de paso, contribuir con la limpieza del planeta.
Esta práctica evoluciona en un cierto vacío legislativo. Como la técnica de compostaje de los cuerpos con capas de hojas y madera o el nitrógeno líquido, la aquamación es un método funerario permitido solo en algunos países.
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Desde un punto de vista simbólico, el agua se considera más suave que las llamas, y evoca el final de una vida comenzada en el elemento líquido. Concebirlo como una forma de eternidad: ser lluvia y río.