El Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña ha sido el primero en realizar un edificio impreso en 3D en España. El proyecto TOVA, concebido y desarrollado por el equipo de estudiantes e investigadores del Posgrado de Arquitectura con Impresión 3D, se encuentra en las instalaciones de Valldaura Labs del IAAC.
Edouard Cabay, uno de los responsables del proyecto, comenta que trabajaron 26 personas, de las cuales fueron 18 estudiantes graduados en arquitectura, expertos en robótica y cambio climático entre otros.
Ha sido realizado con una grúa WASP, una impresora 3D creada para la edificación y que ha hecho que el proyecto se pueda construir en unas pocas semanas, utilizando solo materiales de cercanía y mano de obra local, con cero residuos y una huella de carbono casi nula.
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La idea surge motivada por la contaminación que produce la construcción. Una industria muy peligrosa para el medio ambiente y que tiene la necesidad de cambiar. Ante la necesidad de buscar alternativas a los modelos de construcción clásicos surge la construcción con bioplásticos y tierra a través de la impresión 3D.
"Hemos roto barreras y prejuicios con la tierra, ya que siempre se ha usado, pero ahora nadie quiere edificios antiguos", añade el responsable de TOVA.
Este sistema de construcción se puede utilizar en cualquier parte del mundo y resultaría útil en situaciones de emergencia humanitaria. Una idea de la IAAC para encontrar nuevas formas de afrontar los retos sociales y medioambientales del futuro a través de sus diversos programas de educación e investigación.
El prototipo, construido en las instalaciones de Valldaura Labs, representa el puente entre el pasado y el futuro, ya que mezcla la arquitectura vernácula de barro y la tecnología de impresión 3D a gran escala.
La arquitectura vernácula es aquella que se constituye como de tradición regional más auténtica. Nació entre los pueblos autóctonos de cada región, como una respuesta a sus necesidades de hábitat.
El proyecto ha sido un prototipo, pero aun así se ha consolidado como el tercer edificio mundial construido a partir de impresión 3D. Sin duda, es una tecnología que al ser tan nueva debe de estar sujeta a las pruebas del ensayo y el error para que pueda llegar a consolidarse como una alternativa a materiales como el hormigón.
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Lo que hace diferente a estas edificaciones de otras, es que las soluciones adoptadas son un ejemplo de adaptación al medio, están realizadas por el mismo usuario, apoyado en la comunidad y el conocimiento de sistemas constructivos heredados ancestralmente.
Un proyecto que no solo servirá para cambiar la arquitectura del futuro, sino que será de gran utilidad a la hora de hacer frente a la actual crisis climática y de vivienda en todo el mundo.
Un proyecto creado desde la tierra
La construcción tardó siete semanas en completarse y se emplearon solo materiales de kilométro cero y la impresora 3D, uno de los métodos constructivos más sostenibles y respetuoso con el medio ambiente.
Casi dos meses que, según Edouard Cabay, fueron divididos entre el diseño, la impresión, construcción y acabados. Además, contaban con la adversidad de trabajar con tierra: "Teníamos que hacerla líquida para imprimirla y luego hacer que saliera sólida para que fuera consistente".
La estructura fue realizada con barro local, mezclado con aditivos y enzimas, para conseguir la integridad estructural y la elasticidad del material necesarias para la impresión 3D optimizada.
La cimentación es de geopolímero y el techo es de madera. Para garantizar la durabilidad, se agregó una capa impermeable, utilizando materias primas como el aloe y las claras de huevo.
Desde el IAAC aseguran que construyen a partir de la tierra, un material que "incluso ya impreso se puede volver a utilizar".
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Teniendo en cuenta que los métodos constructivos actuales son responsables del 36% de las emisiones de CO₂, TOVA es un ejemplo pionero de edificación baja en carbono. Además, al construirse de forma rápida podría concebirse como la nueva solución para los solicitantes de asilo.
Por todo ello, estos proyectos sirven para optar por materiales y técnicas que avancen hacia una sociedad más sostenible de la mano de la concienciación y la tecnología. Al ser un material limpio se gana mucho en la batalla.
Y, pese a todos los prejuicios, debemos concebir la tierra como aquel material que rodea todo el mundo. Siempre se ha construido con ella y ahora gracias a la era digital podemos aportarle ese valor que tan dañado ha quedado.