Al menos un millón y medio de personas en Sevilla se enfrentan ya a restricciones de agua para usos no esenciales después de activarse el estado de alerta por sequía en la región. Y es que a medida que avanzan los días de otoño y las lluvias olvidan hacer acto de presencia, las reservas hídricas empeoran en todo el país. Los embalses registran su peor nivel desde 1995 y la escasez continúa afectando a municipios de toda España.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) refleja en su último informe sobre la sequía prolongada y escasez coyuntural de nuestro país una situación preocupante. Al finalizar el mes de agosto, la falta de agua tras un verano caluroso y seco ha dejado al menos 43 Unidades Territoriales de Sequía (UTS) y la superficie geográfica afectada ha aumentado del 36,5% al 38,5%.
Los embalses, que tienen que ver con la parte de escasez de agua, tampoco mejoran. Según el último boletín hidrológico las reservas se encuentran al 31,9%. Unas cifras que suponen un 0,6% menos con respecto a la última semana y que se enmarcan en un descenso continuado del nivel de los embalses. Si se toma como referencia la media de los últimos 10 años, las reservas acumulan un 20% menos de agua.
Algunos como el de Yesa, en los Pirineos, abastecen a decenas de miles de personas de las comunidades de Navarra y Aragón. Sin embargo, como reflejan imágenes satelitales, tras un verano seco y con temperaturas récord, la reserva no está pasando por su mejor momento. Se encuentra al 12% de su capacidad, el nivel más bajo desde al menos 1980.
De acuerdo con Pilar Paneque, catedrática de Geografía Humana en la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y responsable del Observatorio Ciudadano de la Sequía, “los datos probablemente irán a peor” en el conjunto del país. Y sobre todo en aquellas zonas que no estaban acostumbradas a periodos secos.
[De la atroz sequía a la crecida destructiva del mar. El verano que se nos cayó la venda (III)]
Apunta que “estamos en una situación complicada porque llevamos una serie de meses más secos de lo normal, pero es una sequía muy condicionada por las sucesivas olas de calor que hemos tenido este verano”.
Los últimos datos proporcionados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) así lo constatan. Según Rubén del Campo, su portavoz, el año hidrológico 2021/2022 –que finalizó el pasado 1 de octubre– se sitúa como el tercero más seco desde 1965, año en que comenzó el registro histórico de precipitaciones en nuestro país. Además, con muy poca diferencia con el segundo con menos lluvias en el año 2011.
“No solo ha llovido menos, sino que también ha habido mucha evaporación. Se ha producido una pérdida en general de agua” y esto “tiene que ver con el uso de los recursos”, cuenta Paneque. En este sentido insiste en que hay un problema de que “se está utilizando más agua de la que se tiene” y “las restricciones de agua en muchas demarcaciones no están siendo suficientes”, asegura la experta.
La España vaciada de agua
Los problemas de suministro pueden venir por varios motivos. No solo es la sequía –que está afectando especialmente al norte–, sino también a la escasez coyuntural que afecta a demarcaciones hidrográficas como el Guadalquivir por el uso excesivo de las reservas de agua. En el caso de algunos territorios, por ambos motivos.
Desde la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (AEOPAS), remiten a EL ESPAÑOL a un informe compartido con la Mesa del Ciclo Urbano del Agua del MITECO, donde recopilan información sobre la situación en la que se encontraban diferentes regiones españolas en el mes de agosto.
En el documento informan de que parte de las situaciones de escasez, que han afectado o afectan a más de 300 municipios de todo el Estado durante el verano, se deben no solo a la ausencia de lluvias. Señalan también la falta de inversiones en los municipios menores de 20.000 habitantes, mientras plantean la necesidad de modular las elevadas demandas del regadío y la creación de sistemas supramunicipales públicos.
Múltiples localidades de comunidades como Aragón o Castilla y León dependen del abastecimiento de agua por cisternas. La provincia de Salamanca es una de las más afectadas. Según los datos de AEOPAS, la comparativa con el pasado año arroja que un 85% más de localidades solicitaron a la Diputación el suministro de agua con cisternas.
En lo que concierne a otras localidades, la escasez de agua se traduce en restricciones en el uso del agua. Como señala el informe, algunas de las medidas en los municipios más afectados son los cortes del suministro por las noches o, en época estival, reducir el horario de apertura de las piscinas municipales.
En las más afectadas se ha llegado también a cortar el suministro entre ciertas horas de la tarde. De esta forma, consiguen tener agua durante el día y capacidad de recuperación. En concreto, ponen de ejemplo la localidad salmantina de Miranda del Castañar, donde se limitó el suministro a cinco horas diarias (entre las 10h y las 15h).
Concluyen que ante “los graves problemas que se están dando a nivel nacional con la falta de recursos hídricos para el abastecimiento de agua a la población deben tomarse medidas ante la actual situación de emergencia por sequía”.
Desde la AEOPAS, reconocen que “la situación no ha mejorado, todo lo contrario”. En esto mismo coincide Paneque, que añade que se verán sobre todo afectados aquellos territorios que se reflejan como de emergencia en el mapa de escasez del MITECO. En el Guadalquivir, comenta que ya hay algunas unidades en esa situación crítica y asegura que necesitarán alguna obra puntual para asegurar el abastecimiento.
La experta insiste en que “vamos a tener menos agua disponible. Están todos los cálculos hechos. En torno a un 25%, siendo conservadores. Sabiendo esto y que hemos llevado el sistema a un momento de tensión no hay otra situación que reducir los consumos y eso tiene que ser mediante el diálogo”.