El año pasado se realizaron en España más de 1,7 millones de donaciones de sangre, la cifra más alta desde 2012, según datos de la Federación Española de Donantes de Sangre (FEDSANG).
Gracias a esa sangre fue posible realizar casi dos millones de transfusiones y atender a casi 500.000 enfermos. Aunque en 2020 el número cayó debido al impacto de la pandemia de coronavirus, en esta última década jamás se ha bajado del umbral del millón y medio.
Ya que a nivel estatal no existe un registro común que las cuantifique, hay que acudir a los registros de cada una de las comunidades autónomas y sumarlo todo. “Sin embargo, si en una autonomía hay escasez, se solicita la ayuda de otra, todo eso está interconectado. Se prestan unos a otros, hay una colaboración constante”, explica el portavoz de la FEDSANG, Pablo de Paz.
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Esa colaboración también está establecida entre los hospitales públicos y los privados: “La sanidad en España es universal, por tanto, aunque parece que no es compatible, los recursos públicos también van a los hospitales privados. Algunos de ellos tienen sus propios bancos de sangre, pero nunca ha habido problemas porque se les haya negado sangre”.
Una demanda constante
No obstante, esas cifras no solo son una estadística, hay que mantenerlas porque la demanda de sangre es constante. De la Paz recuerda que "la sangre caduca" y que "el plasma se puede congelar, pero la vida de las plaquetas y los glóbulos rojos es de muy pocos días", por lo que no se puede dejar de abastecer.
Además, la presencia de sangre donada es amplísima. Solo para un trasplante, aseguran desde la FEDSANG, “se necesita la colaboración de 20 o 30 donantes”.
El experto también especifica a qué se destina toda esa sangre: “A los pacientes de oncología va en torno al 35%; a los de cirugía, incluidos los trasplantes, el 25%; para los enfermos crónicos, el 21%; para anemias, el 15%; y en paritorios suele haber un 5%".
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Por edades, hay tres grandes franjas de población en las que clasificar a los donantes. Los más jóvenes (de 18 a 36 años), donde dona el 26%; un grupo intermedio (de 31 a 45), donde los donantes son el 34%; y un último segmento (de 46 a 65 años), donde los voluntarios alcanzan el 40%
“No es que la juventud no done, es que la última franja de edad es la más numerosa, y el relevo generacional está en peligro”, advierte De la Paz. “Hay problemas demográficos, problemas de desubicación por el trabajo, zonas de España despobladas y donde, además, la población está envejecida”.
Pocos donantes
Laura tiene 23 años y es donante habitual. Empezó a donar porque “es un proceso muy fácil, que apenas me quita tiempo y no requiere esfuerzo y, sin embargo, puede marcar la diferencia para alguien que lo necesite”. A pesar de que las cifras reflejan que los donantes suelen ser de mediana edad, asegura que conoce “a más gente joven que dona que a gente mayor, pero tampoco conozco a mucha gente que done sangre”.
La percepción de Laura no es errónea, según los datos, de toda la población que podría donar sangre solo lo hace el 5%. “Nadie va a decir que no quiere donar, pero normalmente pone excusas como ‘tengo miedo a las agujas’, es el motivo más habitual”, afirma De la Paz, que declara que “el sistema se sostiene con las donaciones actuales, pero lo ideal sería que cada persona que pueda fuera responsable y donase al menos dos veces al año. Así sobraría sangre”.
En el año hay dos momentos donde las reservas bajan: verano y Navidad, ya que coinciden con los períodos vacacionales y la donación se deja un poco de lado. Desde la FEDSANG recomiendan que se done antes de irse de vacaciones. Además, en verano hay más probabilidad de que se necesite sangre por los golpes de calor.
Ser mayor de edad o pesar más de 50 kilos son algunos de los requisitos para poder donar. También hay distinción por género. Los hombres pueden donar hasta cuatro veces al año, mientras que las mujeres solo tres. Esto se debe, tal y como explican desde el organismo, a que en la menstruación las mujeres pierden al año el equivalente a una bolsa de sangre.
“A la gente que cumple los requisitos y no quiere donar les enseñaría la cantidad de sangre que puedes llegar a requerir en un momento de necesidad. Es una acción muy sencilla, pero muy satisfactoria”, comenta Laura. De la Paz también hace un llamamiento a quien no se decide a donar: “les pedimos un mínimo de interés y que fomenten que otros donen […] La satisfacción es enorme porque sabes que tu sangre puede ayudar a que alguien se cure, o incluso salvarle la vida”.
Donaciones de médula ósea
Hasta agosto de este 2022, en España ha habido unas 14.000 personas que se han registrado como donantes de médula ósea, tal y como reflejan los datos del Ministerio de Sanidad. Las cifras totales ya están cerca del medio millón de donantes, uno de los objetivos del Plan Nacional de Médula Ósea, puesto en marcha hace casi diez años.
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En este momento, según el Registro Mundial de Donantes de Médula Ósea, hay más de 40 millones de donantes y 800.000 unidades de sangre de cordón umbilical, entre los que se realizan las búsquedas internacionales para cualquier paciente que necesite un trasplante.
Las cifras oficiales revelan que la medida de edad de los inscritos es de 33 años, y que el 53% de todos los inscritos son menores de 40 años. Hasta agosto, en nuestro país se realizaron más de 400 infusiones, un 38% más que en 2020.