Los ciudadanos podrían, en función de sus hábitos, salvar muchas especies. Como informa WWF, entre ellos está el pedir menos comida a domicilio. La naturaleza nos envía un mensaje de alerta y es que hay números de población de especies que se han desplomado en un 69% en promedio desde 1970. Significa que hay desde especies únicas como los delfines hasta ranas que están empezando a desaparecer y es, en parte, por culpa de las acciones humanas.
Los espacios naturales en los que viven también están en peligro en parte por la presencia del ser humano en estos entornos sin darnos cuenta de que son nuestros sistemas de soporte vital. Son los que nos alimentan, nos proporcionan agua y que, por culpa de ello, ahora, penden de un hilo.
Arreglar nuestra relación con la naturaleza es fundamental, ya que nos proporciona todo lo que necesitamos para sobrevivir, incluidos los alimentos que comemos y amamos. Pero la forma en que producimos, consumimos y desperdiciamos alimentos está ejerciendo una enorme presión sobre nuestro planeta y es que es la causa número uno de la pérdida de biodiversidad.
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Sin duda, lo que comemos también podría estar comiéndose el planeta. Alimentos como la carne requieren que se despejen vastas áreas de tierra para la cría de ganado, y es uno de los principales impulsores de la deforestación y las emisiones de carbono.
Además, la sobreexplotación de recursos, la agricultura y ganadería insostenible, la destrucción de hábitats, la contaminación, el tráfico de especies o el cambio climático son solo algunas de las causas de esta pérdida masiva de biodiversidad.
La última Cumbre de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad alertó de que el sistema alimentario predominante, basado en una explotación insostenible de los recursos naturales, está exacerbando la crisis climática y la destrucción de la naturaleza. Una presión, que se estima, será aún mayor en los próximos años y que podría generar impactos irreversibles, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria.
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El sistema alimentario es responsable del 26% de las emisiones de gases y del 75% de la deforestación a nivel mundial. Pero, además, este sistema predominante deja fuera de juego precisamente a la agricultura y ganadería de mayor valor ambiental y social, la que nos abastece de alimentos sanos y de calidad, y que a la vez que cuida de la naturaleza.
Necesitamos transformar nuestro sistema alimentario para revertir la curva de los impactos negativos sobre la naturaleza, de modo que lo que comamos no destruya al planeta.
La restauración de la naturaleza dependerá de una combinación de cambios en la dieta, la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos y la adopción de prácticas agrícolas y ganaderas que beneficien a la naturaleza.
En otro informe de WWF se alerta de que desperdiciamos 1.200 millones más de toneladas de alimentos de lo que se calculaba. El malgasto de alimentos es un grave problema en el mundo. Son, según la organización, cerca de 2.500 millones de toneladas los alimentos desperdiciados en el mundo, lo que equivale aproximadamente al 40% de todos los alimentos producidos.
La producción de alimentos utiliza una enorme cantidad de tierra, agua y energía, por lo que el desperdicio de alimentos tiene un impacto significativo en el cambio climático.
Conflictos con las plataformas de comida a domicilio
La empresa de entrega de comida a domicilio Deliveroo se comprometió a retirar 600 platos con aletas de tiburón tras su adhesión al compromiso 'Sin Aletas', una acción a nivel internacional de la ONG ecologista WWF.
Así, la empresa ya no servirá más de 600 platos con aletas de tiburón en su plataforma que cuenta con más de 180 restaurantes diferentes y se compromete a eliminar también de su oferta gastronómica cualqueir producto relacionado con esta especie en peligro.
En la actualidad, datos de WWF apuntan que más de 70 millones de tiburones mueren al año para satisfacer la demanda de platos que contienen carne de tiburón, una especie que está desapareciendo de los océanos más rápido de lo esperado.