Un último ‘salvavidas’ para el Amazonas post Bolsonaro: las 3 claves de lo que ocurre en el pulmón del planeta
El nuevo gobierno de Lula da Silva en Brasil propone una 'deforestación cero' y situar al país como líder en la lucha contra el cambio climático.
1 noviembre, 2022 01:27"Brasil y el planeta necesitan de una Amazonía viva". Son palabras de Inázio Lula da Silva, el último presidente electo del país, tras arrebatarle la victoria al ultraderechista Jair Bolsonaro en una de las elecciones más polarizadas de su historia. Ante una multitud, la voz del candidato del Partido de los Trabajadores se abría así paso en el Hotel São Paulo.
En su primer discurso como presidente, el pulmón verde del planeta ha adquirido un papel clave. "Vamos a combatir toda y cualquier actividad ilegal" en la Amazonía y "vamos a probar que es posible generar riqueza sin destruir el medioambiente", aseguró Da Silva. Unas palabras que llegan en un momento crítico para este ecosistema.
El político ha confesado sentir una profunda preocupación por la deriva que está tomando el Amazonas brasileño en los últimos años. Y es que, en lo que se refiere a la selva amazónica, el tercer mandato del presidente de Brasil comienza ensombrecido por unas cifras preocupantes. La devastación sufrida es la mayor en dos décadas.
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Como recoge Efe, en sus gobiernos de 2003 y 2010, el político ya se había enfrentado a una de las mayores tasas de deforestación y logró reducir la devastación de la selva en un 80%. Sin embargo, tras la llegada al Gobierno de Bolsonaro, la destrucción del Amazonas ha ido de mal en peor. En 2021 la selva amazónica brasileña perdió más de 13.000 kilómetros cuadrados de vegetación nativa y para este año se espera una cifra similar.
Un daño que no solo encierra una preocupación medioambiental, sino que también afecta a los millones de personas que habitan la selva amazónica y a la aparición de enfermedades. "Cuando un niño indígena muere asesinado por la codicia de los depredadores del medioambiente, una parte de la humanidad muere con él. Por lo tanto, retomaremos el monitoreo y la vigilancia de la Amazonía y combatiremos todas y cada una de las actividades ilegales", aseguró el presidente en su discurso.
Qué ocurre en el Amazonas brasileño
La selva amazónica en su conjunto ocupa una superficie de casi 7,5 millones de kilómetros cuadrados. Es la mayor selva del planeta. Llega a atravesar hasta ocho países, entre los que se encuentra Brasil, que comprende la mayor superficie con un 68%; Perú, con un 14%; Bolivia, con un 10%, y Ecuador, con un 2%. El resto se reparte entre Colombia, Venezuela, Guyana y Surinam.
La Amazonía brasileña es por tanto la que más superficie engloba y es la razón por la que cada vez que se habla de su estado se apela al gobierno de este país. Sobre todo cuando se comienzan a conocer datos alarmantes com está ocurriendo. No hay que olvidar que el pulmón verde del planeta es un sumidero natural de carbono que capta enormes cantidades de emisiones nocivas. Unos contaminantes que puede acabar devolviendo a nuestra atmósfera si continúa avanzando la deforestación al ritmo actual.
La destrucción de la selva amazónica brasileña, durante el gobierno del ultraderechista Bolsonaro, llegó a cumplir un récord preocupante. Según informó en su día el sistema de monitoreo de deforestación DETER-B de la Agencia Espacial Brasileña, 430 kilómetros cuadrados de la selva amazónica fueron talados sólo durante el mes de enero de 2022. Esto es el cuádruple de lo registrado en ese mismo mes del año anterior. De hecho, se trata de la cifra más alta registrada para este mes desde al menos el año 2015.
Esta deforestación se está viendo alimentada por el negocio ilícito de la madera talada en la selva, la obtención ilegal de oro en tierras protegidas y la creación de espacios agrícolas tanto para el alimento de los animales de ganadería industrial como para la exportación de alimentos como la soja. Y en esto último la Unión Europea guarda parte de culpa.
Según un artículo de Science, entre el 18% y el 22% de la soja y de la carne que exporta anualmente el país brasileño a la UE procede de la actividad ilegal llevada a cabo en la Amazonía. De hecho, el informe acusaba a Bolsonaro de “alentar” estas actividades ilícitas llegando a desafiar el propio código forestal del país.
Para más inri, este año, la Amazonía brasileña tampoco ha estado exenta de los efectos del calentamiento global. La sequía que sufre el río Amazonas es desoladora. Su caudal está en mínimos históricos y los barcos permanecen varados.
Hace tan solo cinco días, 62 municipios de su entorno a su paso por Brasil se vieron afectados. De ellos, 41 están en alerta, tres declararon el estado de emergencia y los 18 restantes tienen problemas de abastecimiento y salida de producción, principalmente agrícola y pesquera, debido al estiaje.
¿Qué supone la salida de Bolsonaro?
La llegada al poder del ultraderechista en el año 2019 lo cambió todo para el Amazonas. Esta zona, ya de por sí muy sensible a los efectos del cambio climático, supuso la diana perfecta para el surgimiento de incendios devastadores, una tala masiva muy lucrativa y una industria agropecuaria y de minería ilegal muy destructiva.
Sin ir más lejos, solo en aquel año, el fuego devoró hasta 10.000 kilómetros cuadrados de la selva amazónica. Pero esto es sólo una pequeña parte de lo que los expertos consideran un auténtico ecocidio que el gobierno de Bolsonaro ha mantenido en estos últimos años.
Entre otras cosas, a pesar de que en un primer momento aseguró que iba a proteger el ecosistema, en su primer año como presidente recortó hasta un 25% el presupuesto destinado a Ibama, la agencia que se encargaba de proteger el Amazonas.
Además, durante la Cumbre del Clima del año pasado saltó la alarma sobre cómo estaba gestionando la selva amazónica brasileña el gobierno de Bolsonaro. El ultraderechista decidió no acudir bajo la premisa de que no iba a asistir a un sitio al que le iban a “tirar piedras”.
No obstante, aceptó a formar parte de los acuerdos alcanzados sobre la protección de los bosques del planeta y sobre el recorte de emisiones de metano en un 30% para 2030. Es más, la delegación brasileña prometió adelantar dos años el fin de la tala ilegal, propuesta inicialmente para 2028.
Algo que, en su día, fue duramente criticado por ecologistas y expertos, quienes consideraron la decisión una broma de mal gusto y una excusa para conseguir financiación adicional de la comunidad internacional para este enclave natural.
Lamentablemente, los datos revelados meses después acerca de la deforestación récord de la Amazonía brasileña les dieron la razón. Eso sin contar los cuatro años consecutivos de aumento de la deforestación por primera vez desde 1988.
¿Hay esperanza con el Amazonas?
La reciente victoria de Da Silva, con un 50,9% de los votos, se ha recibido con entusiasmo y esperanza en lo que se refiere a la protección del Amazonas. No obstante, no va a ser un camino fácil. Los ultraderechistas de Bolsonaro, con un apoyo del 49,1% de los votantes, siguen teniendo un gran peso en las decisiones del país. Comprenden casi la mitad del pastel electoral.
Desde Ecologistas aplauden el triunfo de Da Silva, quien afirmó que luchará por un objetivo de deforestación cero en la Amazonía. Además, aseguró que “Brasil está listo para retomar su papel de liderazgo en la lucha contra la crisis climática, protegiendo todos nuestros biomas, especialmente la Selva Amazónica”. Son buenas noticias para el clima del planeta en plena emergencia.
Como publicamos en EL ESPAÑOL, la temporada seca del Amazonas ha ido durando seis días más por década desde los años 80. Lo que puede ocurrir si se alarga más de cuatro meses es que los árboles comenzarán a morir y en lugar de vegetación, solo se encontrará sabana. Algo que, en cierto modo, ya se puede percibir en los próximos años solo por el efecto del calentamiento global, que podría aumentar un 60%.
Hasta ahora, se ha perdido en torno a un 20% del total de la selva del Amazonas. Una cuestión preocupante, porque es un importante sumideros de carbono. Los científicos que lo estudian han calculado que la selva podría emitir 200 billones de toneladas en los próximos 30 años. Es decir, lo mismo que ha emitido el mundo en los últimos cinco años.
Por este motivo, el triunfo de Da Silva en las últimas elecciones de Brasil y su apuesta por la defensa del medioambiente son, según Ecologistas, “una de las mejores noticias para el clima, la biodiversidad y los pueblos indígenas en mucho tiempo”. No obstante, la organización advierte que Lula se enfrenta a enormes desafíos y dificultades.
Entre otras cosas, mayorías hostiles por parte del partido de Bolsonaro tanto en el Congreso como en el Senado. Muchos con intensos intereses en la agroindustria y la minería. Eso sin contar con “la enorme tarea de reconstruir los órganos de protección del medio ambiente y las comunidades indígenas, que fueron destruidos por Bolsonaro y por el ex ministro de medioambiente brasileño Ricardo de Aquino Salles.
Además de esto, desde Ecologistas apuntan que la política de Desmatamento Zero (deforestación cero) deberá ampliarse más allá de la Amazonía e implementarse en los ecosistemas de Caatinga, Mata Atlântica, Pantanal, Pampa.
Para ello, desde la organización consideran urgente la aprobación del Reglamento europeo que prohíba eficazmente toda deforestación y exija a las empresas que garanticen que sus importaciones a Europa de soja, cacao, café, madera, aceite de palma, madera, caucho o maíz están libres de deforestación y vulneración de derechos humanos.