La celebración de las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos llegaron hace una semana hasta las conversaciones mantenidas estos días en la Cumbre del Clima en Egipto. Es el aleteo de la mariposa que plantea la teoría del caos, porque todo lo que suceda en uno de los mayores países contaminantes del planeta puede determinar la deriva climática del resto del mundo.
Las midterms –los comicios celebrados en Estados Unidos–, se han saldado con una escasa victoria republicana en la Cámara de Representantes (el equivalente al Congreso en España) y el triunfo de los demócratas en el Senado. Unos resultados que refuerzan al presidente estadounidense Joe Biden, porque si los republicanos hubieran ganado ambas cámaras, podrían haber bloqueado todas sus políticas.
Lo que supone que los demócratas hayan mantenido el liderazgo de la Cámara Alta es que pueden promulgar legislación y tienen la potestad de encausar a funcionarios del Gobierno y aprobar los nombramientos y los tratados del actual actual presidente. Es decir, pueden frenar las leyes que aprueben los republicanos en la Cámara Baja.
Biden, en su intervención en la COP27 de hace unos días, insistió en resaltar la Inflation Reduction Act (IRA), la ley más ambiciosa sobre cambio climático de la historia de su país. "Nuestro Ministerio de Energía calcula que la ley reducirá las emisiones en mil millones de toneladas anuales hasta 2030", señaló.
En el momento de aprobar la normativa durante el pasado agosto, se recordó cómo hace más de medio siglo Daniel Patrick, asesor del ex presidente Richard Nixon, apuntaba a un devenir marcado por “el problema del dióxido de carbono”. Ya entonces explicaba que el uso sistemático y continuado de los combustibles fósiles iba a calentar el planeta, derretir los glaciares y aumentar el nivel del mar. Efectos que estamos sufriendo ya.
La ley de Biden sobre cambio climático aprobada vino a retomar aquel discurso y, es más, a darle una solución mediante la aprobación de 369.000 millones de dólares en la lucha contra el cambio climático. Entre las medidas propuestas por esta ley, se incluían la reducción de emisiones del país en un 40% para el año 2030 y miles de millones en incentivos fiscales para la compra de vehículos eléctricos e impulso de energías renovables.
"El estado de California, en Estados Unidos, es uno de los pioneros en esto, pero se está quedando en nada", comenta Fernando Valladares, experto en cambio climático y profesor de investigación del CSIC. Añade que "esto arrastra a muchos otros países". Con las tensiones geopolíticas y el peso estratégico de Estados Unidos en la OTAN, estos avances "quedan muy en entredicho".
De hecho, el presidente estadounidense ha seguido pdiendo a las petroleras que sigan invirtiendo en proyectos de exploración de combustibles fósiles. Hay que recordar que el país vive un récord de exportaciones de petróleo y de gas.
No obstante, la victoria de los republicanos en la Cámara Baja de Estados Unidos puede plantear un retroceso en la agenda del clima, porque les da la potestad de frenar cualquier nuevo avance legislativo al respecto. Es algo de lo que ya se hicieron eco medios estadounidenses como Time, que en un artículo reciente plasmaba sobre un mapa qué estados podrían ayudar a detener la lucha climática.
Al bando republicano le interesa poner fin al período dulce en el que se ha visto sumido el gobierno de Biden, con una mayoría excepcional en la Cámara de Representantes en las anteriores midterms.
Su labor, como ya han promulgado en otras ocasiones, será la de obstaculizar las políticas de la administración demócrata para conseguir que reflejen una imagen de gobierno inútil. Así las cosas, sin el Senado bajo su poder y con una victoria tan escasa en la Cámara Baja, será una tarea más difícil de conseguir que lo previsto.
Piden más medidas a Biden
Lo cierto es que lo sucedido en estas midterms ha mantenido en vilo a las organizaciones y gobernantes reunidos en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheij con motivo de la 27º Cumbre del Clima. El triunfo de los republicanos aplaca las súplicas al gobierno de Biden de los representantes reunidos allí para que continúe tomando medidas más enérgicas contra el calentamiento global.
John Kerry, enviado especial de Estados Unidos a la COP27, se afanaba en su compromiso de que nada iba a poder frenar la senda climática emprendida por el gobierno demócrata. Durante la cumbre internacional trasladó que la mayor parte del trabajo que Biden ha realizado hasta ahora está protegido debido a las asociaciones con el sector privado. Asegura, además, que el mercado ha tomado la decisión de hacer lo necesario para responder a la crisis climática.
El mensaje de Joe Biden días después en la cumbre tampoco satisfizo a los reunidos en Sharm el-Sheij. Según recoge Efe, organizaciones como Greenpeace criticaron que el presidente estadounidense no hiciera "un compromiso firme". Sobre todo en lo relativo a los países vulnerables y en sus declaraciones sobre los combustibles fósiles: "Si se puede financiar el carbón en países en desarrollo, no hay razón para no financiar energía verde".
Así las cosas, Biden insistió también en que va a cumplir sus compromisos de emisiones para 2030. "Levantamos el vuelo para hacer nuestra parte, para evitar el infierno climático del que nos advirtió apasionadamente el secretario general de las Naciones Unidas".
Como apunta The Guardian, la intención de Biden es retratar a Estados Unidos como un abanderado de la acción climática. No obstante, aún queda pendiente el tema de las ayudas directas a los países pobres.
Esto es algo que se ha ido retrasando de COP en COP, comenta Valladares. "Si Estados Unidos no contribuye significativamente a este fondo, se va a volver a posponer sine die". Como cuenta el experto, "esto es algo que se ha hablado mucho en los pasillos de la COP27" y este aspecto financiero es estratégico para los países que menos han contribuido al cambio climático, pero que más están sufriendo sus efectos.
En este sentido, Estados Unidos, bajo el mandato de Biden, se ha comprometido a duplicar su compromiso al Fondo de Adaptación hasta 100 millones de dólares o la entrega de 150 millones de dólares en ayudas para acelerar el Plan de Emergencia del Presidente para la Adaptación y la Resiliencia (PREPARE) en África.
Jean Su, directora de justicia energética del Centro para la Diversidad Biológica, aseguró durante la COP27 que Biden aún tiene el poder de impulsar la acción climática.
¿Un presidente climático?
“A pesar de las inversiones prometedoras en energías renovables, no hemos visto la acción urgente que necesitamos en los combustibles fósiles”, denuncia Su, e insiste en que “debe declarar una emergencia climática, dejar de aprobar proyectos de combustibles fósiles e impulsar la financiación de pérdidas y daños. Esta COP es la oportunidad de Biden de ser el presidente climático”.
Como recuerda Valladares, "cuando Biden entró en el poder hubo cierta euforia global por el cambio radical en la postura climática de Estados Unidos", pero comenta que pasados unos meses "se vio que no contaba con los apoyos suficientes" y "eso ha ido empeorando". Ahora mismo, "está muy difícil conseguir sacar adelante las propuestas de Biden", comenta el experto, que cree que "se van a quedar muy desdibujadas".
Sin embargo, como se expone en este artículo, la escasa victoria republicana en la Cámara de Representantes puede dificultar la consecución de ese papel climático escenario internacional. Una parte importante de los republicanos nunca han creído en la lucha climática. Durante el gobierno de Donald Trump, de hecho, relajaron hasta 100 regulaciones y normativas sobre contaminación del aire y del agua.
Pero esto no debe volver a ocurrir, porque según los informes recientes publicados por el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC), no hay tiempo que perder. Se necesita una reducción de las emisiones inmediata. De lo contrario, nos veremos abocados a escenarios con mayores catástrofes y eventos extremos, con enormes costes humanos y económicos.