¿Por qué hay países en los que no se utiliza papel higiénico?
La industria del papel higiénico tala el equivalente a más de 400.000 campos de fútbol al año para producirlo.
22 noviembre, 2022 16:12Lo usamos una vez y luego lo tiramos. Por cuestiones obvias, en términos de reutilización y sostenibilidad el papel higiénico deja bastante que desear, sin embargo es uno de los productos básicos en la cesta de la compra a pesar de que la mayoría de la gente no se pare a pensar que, para fabricarlo, se talan árboles.
Al iniciarse el confinamiento domiciliario por el coronavirus, a principios de 2020, el papel higiénico fue uno de los primeros productos en agotarse de los estantes de los supermercados. Este comportamiento por parte de los consumidores puso de manifiesto la urgencia de crear un medio de producción de papel higiénico más sostenible y resistente.
Este verano, el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales publicó un informe donde refleja que la industria del papel higiénico tala cada año el equivalente a más de 400.000 campos de fútbol para fabricar sus productos, contribuyendo a la desaparición de bosques y de grandes bolsas de biodiversidad.
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En otros pulmones del planeta, como el Amazonas, la tala lleva asociados otros problemas y conflictos, como los derivados de la incursión en el territorio de tribus indígenas que reclaman su espacio y ven cómo la industria del papel destruye su hábitat y su modo de vida.
Una cuestión cultural
Aunque en occidente el papel higiénico forme parte integral de nuestra rutina diaria, no en todos los países y culturas del mundo es habitual utilizarlo. El primer uso registrado de papel higiénico fue en la China del siglo sexto. Allí, y en zonas cercanas, la gente rica usaba lana, piezas de encaje y cáñamo para limpiarse.
Para los que no podían permitirse esos tejidos las hojas secas, las piedras o la cáscara de algunas hortalizas eran la alternativa más utilizada. Los romanos fueron algo más sofisticados, y hay evidencias documentales de que usaban una esponja atada a un palo para su higiene en el baño.
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El receptáculo de las heces tampoco ha sido siempre el mismo, y no es homogéneo en todos los lugares del mundo. En occidente estamos acostumbrados a los inodoros altos, con tapa y un sistema de evacuación del agua sucia. Sin embargo, en otros países lo normal son las letrinas o placas turcas (un simple agujero en el suelo) conectadas con la red de saneamiento.
La geopolítica también juega su papel (nunca mejor dicho) en este asunto. Por ejemplo, en Oriente Medio lo más habitual es lavarse con agua directamente en vez de utilizar papel higiénico. Esta costumbre se debe a que en esa zona el papel llegó mucho más tarde que a otros lugares, por lo que sus habitantes mantuvieron métodos más tradicionales.
El caso de Turquía es especialmente curioso. Hace años, la Dirección de Asuntos Religiosos de Turquía recomendó prohibir el uso del papel higiénico, ya que el Islam asegura que, para que una oración sea considerada legítima, el cuerpo, las ropas y el lugar de oración deben estar libres de elementos considerados "impuros" por esa religión.
Hay numerosos países alrededor del mundo donde el uso de papel higiénico no está extendido, sobre todo del Sudeste Asiático, como Indonesia, Filipinas, Tailandia, o Japón, donde son conocidos los váteres inteligentes que lanzan un chorro de agua para limpiarse.
La solución a buscar una alternativa sostenible al papel higiénico es complicada. El reciclaje puede ser una de ellas, sin embargo tampoco es la definitiva, ya que los procesos de limpieza y preparación del papel para nuevos usos utiliza un montón de químicos altamente nocivos para la tierra y el agua.
Otra de las soluciones pasa por concienciar a los fabricantes de que inviertan en investigación de fibras alternativas y recicladas y dejen de obtener pulpa de papel de hábitat donde viven especies amenazadas y pueblos indígenas.