El concepto del metaverso está calando cada vez más fuerte en diferentes ámbitos. Tanto es así que más allá del propio entorno tecnológico existen otros espacios donde empieza a tener cabida como el arte en los museos.
La era del metaverso es el nuevo mundo al que nos enfrentamos; una plataforma tecnólogica en el que los creadores de videojuegos, redes sociales y prácticamente toda empresa y marca quiere estar presente.
Entrar para capturar al menos una porción de lo que se calcula representará un mercado de alrededor de 700.000 millones de euros hacia 2024, según apuntan los análisis de Bloomberg.
Al ser un concepto nuevo para muchos, también tiene muchas forma de definirlo pero, principalmente, se entiende como un espacio compartido virtual colectivo, creado por la convergencia de una realidad física y digital virtualmente mejorada.
Es persistente, brinda experiencias inmersivas mejoradas, además de ser independiente del dispositivo y accesible a través de cualquier tipo de tecnología, desde tabletas hasta relojes digitales.
Sin duda, el metaverso nos incorpora al mundo 100% digital. Con sus defectos y sus problemas, pero con sus grandes virtudes, la nueva tecnología impondrá el mundo virtual sobre el mundo físico.
Por todo ello, que el metaverso pueda ejercerse en el turismo y en la cultura, es más que efectivo y posible con el que se puede lograr no solo concebir la plataforma tecnológica como un lugar donde entretenerse sino tambien donde aprender.
Experiencia inmersiva desde casa
Museos como el Museo Nacional del Prado ya están en el metaverso y es que podrás visitar el museo a través del juego online Animal Crossing.
El Prado ha decidido dar el salto al mundo virtual creando su propia isla a través del famoso videojuego Animal Crossing: New Horizons, creado por Nintendo y exclusivo de Nintendo Switch.
La isla ya está disponible para que los jugadores puedan recorrerla y observar cada una de las obras exhibidas en el museo.
También pueden explorar distintos lugares emblemáticos, como la Quinta del Sordo, el último hogar del pintor español Francisco de Goya antes de su exilio a Francia, y más conocido por ser el sitio donde creó sus famosas Pinturas Negras.
Este mundo virtual inmersivo convertido en utopía de los veteranos de la web es aún un desafío tecnológico. Pero en él ya se pueden ir a museos, comprar un coche volador o construir una catedral.
El surgimiento de formas virtuales en la comunidad, la economía y la cultura, permite tener una la experiencia digital cotidiana, el sentido de sí mismo, el trabajo, la riqueza y el futuro de una persona pueden estar más profundamente vinculados a los contextos digitales que a los físicos.
Si vives lejos del Prado desde internet podrás acceder a cada itinerario y ver los videos como si estuvieses en el museo y disfrutar de la experiencia desde donde prefieras. Además, ofrece una galería de fotos de los itinerarios en los que encontrás mucha más información sobre las obras.
Pero el Prado no es el único que ofrece estas experiencias, el Louvre ya empezó a introducirse en el mundo del metaverso hace dos años atrás con su presentación de la Mona Lisa a través de gafas de realidad virtual.
Y es que todos soñamos con encontrarnos a solas delante de esta obra maestra tan famosa, hacer desaparecer la vitrina y descubrir sus secretos...
Esta experiencia pone a nuestro alcance una nueva forma de contemplar La Gioconda, de ir más allá del icono para ver la obra que hay detrás.
La experiencia elimina las multitudes que típicamente rodean a la Mona Lisa, permitiendo a los espectadores enfrentarse cara a cara con la obra maestra antes de volar por el paisaje montañoso de la pintura. Dando vida a la visión del autor evoca el espíritu de innovación en el corazón de su práctica.