Kilómetros de campo llano por los cuatro costados bajo un clima seco e inflexible. Y en mitad de ese descomunal océano de tierras ocres y rectángulos amarillos de cereal, una isla de placas solares abastece de electricidad a todo un pueblo, el primero en España en prescindir del oligopolio de las grandes compañías eléctricas.
En agosto, Ballesteros de Calatrava (Ciudad Real) entró en la primera fase del proyecto Ballesteros Genera, desarrollado por la empresa MásInteligencia —también de la provincia—, que tiene como fin la producción, almacenamiento y distribución de su propia electricidad entre todos los vecinos y PYMES del municipio.
El pueblo tiene en torno a 400 habitantes, y ya hay instaladas 220 placas solares que generan unos 100 kilovatios/hora. En esa primera fase entraron 25 viviendas de las 60 interesadas, y el resto se encuentran en lista de espera para cuando se lleve a cabo la segunda fase, prevista para principios de 2023.
Bajo el lema Nuestros pueblos, nuestra energía, esta comunidad rural de energías renovables es la primera en España y pretende establecer una economía local con bajas emisiones de carbono y ahorrar en la factura de la luz, todo ello sin la necesidad de depender del servicio y las tarifas de las empresas energéticas, ni de la volatilidad del mercado eléctrico.
Antes de la instalación, “una familia gastaba en torno a 80 o 90 euros al mes en verano, y este agosto ha pagado 46”, explica el alcalde, Juan Carlos Moraleda. El ahorro ronda el 45%, aunque puede llegar a alcanzar el 80% cuando “en seis o siete años la planta esté amortizada”, concreta el regidor.
Una "desconexión virtual"
El coordinador de operaciones de MásInteligencia, José Manuel Suárez, hace hincapié en que lo de Ballesteros es una “desconexión virtual”. Se denomina así “porque los usuarios siguen conectados a la red de distribución por seguridad, aunque el sistema está diseñado y preparado para desconectarse físicamente”.
Salir totalmente del oligopolio eléctrico “supondría un coste enorme”, incide Moraleda. “Ahora mismo estamos utilizando las redes de Unión Fenosa, y esto nos permite no tener que construir la infraestructura nosotros”. Seguir enganchados a la red, explica el alcalde, es una cuestión “de emergencia”. Si hay un día que no se genera suficiente energía, o si se produce una avería, “se puede tirar de la red. Está de emergencia, pero no consumimos de ella”.
La clave está en el almacenamiento. “El mayor consumo es de noche, por eso es fundamental almacenar. De esta forma, cuando hay luz solar la planta produce energía y esta se guarda en baterías. Cuando hay excedente se devuelve a la red nacional, y solo cuando falta se consume de esa misma red”.
En eso se basa el funcionamiento de lo que se conoce como Mercado Local de la Energía (MLE), en “una microrred eléctrica inteligente y bidireccional conectada a un buffer de almacenamiento que suministra energía eléctrica a todos los usuarios las 24 horas del día y los 365 días al año”, remarca Suárez.
Hacia la independencia total
Casi la mitad de la financiación de la iniciativa Ballesteros Genera —unos 140.000 euros— se ha llevado a cabo a través de las ayudas LEADER del Fondo Europeo Agrario de Desarrollo Rural. El resto, hasta los 340.000 euros de la inversión inicial, lo puso la empresa instaladora, que prevé recuperarlo a través de las facturas mensuales.
El plan del Ayuntamiento de Ballesteros es que en un futuro próximo todo el pueblo, incluidos los edificios y el alumbrado públicos, se autoabastezcan de la energía que generan las placas solares instaladas. Moraleda comenta que antes de implementar el plan ya tenían instaladas placas solares en edificios municipales, y aclara que se les dio preferencia a las viviendas.
“Este proyecto es muy interesante, sobre todo para los pueblos pequeños, y se puede replicar en cualquier municipio. Los pueblos pequeños tenemos más facilidad para el montaje que los grandes, porque las placas deben estar repartidas en diversos puntos”.
Si toda la localidad llegara a depender de la energía fotovoltaica, la estimación es que esa factura se quede en los 15 o 20 euros al mes, y que todos los días sobre energía una vez se hayan cubierto las necesidades del municipio.
Soberanía energética
Con unos 300 días al año —en torno a 2.500 horas—, España es uno de los países de Europa donde la luz del sol tiene más presencia. No obstante, está a la cola en autoconsumo solar. Aun así, en los últimos años la producción de esta energía se ha ido incrementando progresivamente.
En 2021, la fotovoltaica creció un 30% en nuestro país con respecto al año anterior. Según el informe de Energías Renovables elaborado por Red Eléctrica de España (REE), en 2021 alcanzó el máximo histórico del 47% de cobertura del mix eléctrico.
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Una de las motivaciones de este aumento puede ser la derogación del llamado “impuesto al sol” por parte del Gobierno en 2018. Este impuesto consistía en el pago de una tasa a los ciudadanos que se decantaban por instalar placas solares en sus casas para que contribuyesen al mantenimiento del sistema convencional.
Con su abolición, muchos particulares y comunidades de vecinos se lanzaron a la instalación de placas destinadas al autoconsumo y a intentar abandonar el circuito establecido por el mercado y las empresas del sector eléctrico. Además de la supresión del impuesto, en este tiempo también se han eliminado obstáculos burocráticos y aprobado ayudas económicas.
En el caso concreto de Castilla-La Mancha, es la autonomía que más instalaciones para generar energía eléctrica de fuentes renovables ha instalado en 2022, atrayendo inversiones que rozan los 1.000 millones de euros y creando unos 5.000 puestos de trabajo en lo que va de año.
El de Ballesteros, aclaran desde MásInteligencia, “es un proyecto piloto con el que se viene testando el modelo y las tecnologías a pequeña escala, pero, para 2023, se tiene previsto implementar un Mercado Local de Energía (MLE) en otros 30 municipios del territorio nacional”.
Como define la empresa instaladora, en estos mercados locales, la generación, almacenamiento y distribución de la energía sigue cinco principios básicos: democratización, descarbonización, distribución, descentralización y digitalización. “Estos vectores de desarrollo buscan combatir de forma efectiva la pobreza energética y el Cambio Climático, impulsando la economía circular mediante la generación y el consumo de renovables.