Hormonados por los plaguicidas: los tóxicos de los alimentos adelantan la pubertad en niños
Un estudio de 'Environmental Pollution' demuestra cómo la adicción a los agrotóxicos en España impacta en nuestra salud y el medioambiente.
30 noviembre, 2022 02:59Están en las verduras, en las frutas y en prácticamente todos los alimentos que consumimos a diario. Los plaguicidas, invisibles, protegen los cultivos e incluso aumentan su rendimiento, pero también impactan directamente en el medioambiente y en nuestra salud.
Ocurre en los más pequeños, porque, como acaba de demostrar un equipo de científicos en España, algunos de estos tóxicos utilizados en el sector agrícola actúan como disruptores endocrinos y están llegando a adelantar la pubertad en la población infantil.
Es otra prueba más de cómo la contaminación del medioambiente acaba traduciéndose en un problema de salud pública. La investigación publicada en la revista científica Environmental Pollution explica cómo, en un análisis desarrollado a lo largo de 22 años, los niños están expuestos a contaminantes hormonales desde el embarazo hasta la adolescencia.
Los investigadores del grupo multidisciplinar Infancia y Medioambiente (INMA) señalan que el adelanto del desarrollo puberal es un hecho observado en la clínica pediátrica y sus causas aún no son bien entendidas. No obstante, el aumento de la exposición a estos disruptores endocrinos en las últimas décadas puede ser uno de los factores responsables de la tendencia hacia un inicio más temprano de la pubertad en las niñas y, posiblemente, también en niños.
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Lo que les ha llevado a esta conclusión es la existencia de concentraciones urinarias de residuos de pesticidas en más del 60% de niños estudiados. Carmen Freire, investigadora de la Universidad de Granada (UGR) y responsable de esta publicación, indica que “estos resultados son muy preocupantes ya que la pubertad precoz se ha vinculado con diferentes trastornos en la infancia y adolescencia, con consecuencias tardías en su salud”.
“Esto es algo que jamás debería de haber ocurrido”, comenta Nicolás Olea, catedrático del departamento de Radiología y Medicina Física de la UGR y coautor del estudio. De hecho, señala lo “llamativo” de que aún no se haya hecho nada para remediar el daño causado por aquellos que pusieron en el mercado estos contaminantes. Sobre todo los prohibidos recientemente por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), como es el caso del insecticida organofosforado clorpirifós o el fungicida ditiocarbamato mancozeb.
España, adicta a los plaguicidas
Lo cierto es que el uso de plaguicidas en nuestro país sigue estando muy extendido. Su utilización está permitida, siempre y cuando no excedan el límite legal. Ahora bien, como acaba de denunciar Ecologistas en Acción en el estudio Directo a tus hormonas, ni se toman las muestras de alimentos necesarias ni tampoco se ha aumentado su evaluación en los últimos años.
Los últimos datos publicados por Eurostat muestran cómo España no ha reducido aún su dependencia de los plaguicidas. Su venta en nuestro país asciende a las 75,8 millones de toneladas en el 2020, unas cifras que crecen en comparación con los tres años anteriores y que nos sitúan como líderes en su comercialización.
A su vez, la organización señala en su análisis que, desde el año 2017, se han reducido las muestras de alimentos analizadas por las autoridades españolas hasta situarnos en el año 2020 a la cola de Europa, con 3,26 muestras por cada 100.000 habitantes (muy por debajo de la media de la UE, con 17,25).
Por su parte, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) se justifica en las consecuencias de la pandemia de la Covid-19 y en el desarrollo de un aplicación por parte de la EFSA para la recogida de datos.
No obstante, de las 1.543 muestras en productos de origen animal, cereales, frutas, verduras y otros productos vegetales, productos procesados, alimentos infantiles y otros como infusiones, el porcentaje de muestras con residuos de plaguicidas por encima de los límites legales fue del 1,75 % conforme a los datos de AESAN. Este dato es inferior a la media de incumplimiento en la Unión Europea, del 5,1 %.
“De estos datos no se puede concluir que España tenga un mejor control de residuos de plaguicidas ya que hay otras cifras que deben ser analizadas como el bajísimo número de muestras y el, también bajo, número de plaguicidas analizados por cada muestra”, señala el informe de Ecologistas.
Así las cosas, entre los productos que más plaguicidas contienen están los vegetales y las frutas. Según los datos oficiales recogidos por Ecologistas, las naranjas, las peras y los pimientos dulces serían los más contaminados, con un total de 36, 35 y 27 residuos, respectivamente.
Ahora bien, entre los plaguicidas que más interés cobran están los disruptores endocrinos, que son los que pueden afectar al sistema hormonal tanto de personas como de animales. El análisis realizado por Ecologistas ha encontrado en los alimentos españoles un total de 57 pesticidas de este tipo, conocidos como EDC. Incluso 58 si se cuenta el DDT, un plaguicida ya prohibido.
Estos están presentes en alimentos como las naranjas, en los pimientos dulces, las uvas de mesa, los limones o las peras. De hecho, el grupo de frutas y verduras son los que más disruptores endocrinos contienen.
Persisten los plaguicidas prohibidos
“España está utilizando todavía plaguicidas que están prohibidos”, cuenta García. Entre las causas que explican su presencia están, por un lado, las autorizaciones excepcionales concedidas por circunstancias especiales que requieran su uso –como una plaga, por ejemplo– y para las que no haya alternativa posible.
No obstante, también existen otras como la contaminación histórica persistente o su utilización ilegal, como demuestran los decomisos realizados por la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF). En países como España, este año, se han llegado a decomisar 23 toneladas de plaguicidas ilegales de un total de 1.150 captadas en la UE.
Para García, se hace necesario “un cambio de mentalidad” en nuestro país que nos conduzca a una transición hacia la agroecología, en la que no se utilicen productos sintéticos. “España está apostando por un sistema de agricultura que es un sistema industrial”, cuenta la experta, pero reconoce que, de darse, será un proceso lento porque “durante décadas hemos estado haciendo alimentos así y hay empresas comercializadoras que tienen mucho poder”.
Sin embargo, la reducción de la dependencia de los plaguicidas es cada vez más apremiante. Y es que la tendencia creciente en la venta de plaguicidas está dificultando el cumplimiento del objetivo de la Estrategia de la Unión Europea "de la granja a la mesa" para la reducción de un 50% del uso y riesgo de los plaguicidas sintéticos para el año 2030.
Por este motivo, organizaciones como Ecologistas piden a las autoridades españolas que hagan el esfuerzo presupuestario, humano y político para, por un lado, aumentar el número de alimentos evaluados, como, por otro, avanzar hacia un modelo agroecológico respetuoso con el medioambiente y la salud pública.