Desde hace siglos, el ser humano ha alterado el entorno natural para adaptarlo a sus necesidades. Vivimos en edificios, vamos a trabajar a complejos de oficinas, viajamos por carreteras, volamos desde aeropuertos… En definitiva, un sin fin de infraestructuras en las que las constructoras juegan un papel fundamental.
Sin embargo, el sector no se ha caracterizado precisamente por ser una industria sostenible y limpia. Según un informe de la constructora británica Willmott Dixit, la construcción contribuye al 23% de la contaminación del aire, el 40% de la contaminación del agua potable y el 50% de los desechos de los vertederos.
Aproximadamente la mitad de todos los recursos no renovables que consume la humanidad se utilizan para la industria de la construcción. Se estima que para cada metro cuadrado de vivienda se utilizan aproximadamente dos toneladas de material de construcción. Conforme al World Watch Institute, la industria consume aproximadamente el 40 % del uso mundial de piedras en bruto, grava y arena y el 25 % de su madera virgen al año.
A pesar de la tendencia histórica, y viendo que el planeta es finito, cada vez son más las iniciativas que contribuyen a hacer el sector de la construcción más sostenible. Entre ellos, la construcción ecológica o la introducción e inversión de las tecnologías de energías renovables en los nuevos edificios. Cada vez son más los que apuestan por la autosuficiencia.
Otro de los proyectos que apuestan por la sostenibilidad en la industria es el de la certificación BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology), una iniciativa disruptora nacida en el Reino Unido, pero que también tiene su sucursal en España. Se trata de un “método de evaluación y certificación de la sostenibilidad en la edificación”, tal y como se definen ellos mismos.
¿Quiénes son?
El certificado fue creado por una entidad sin ánimo de lucro británica, Building Research Establishment (BRE), fundada en 1921. Fue la primera organización orientada a la investigación en el ámbito de la construcción del mundo y la primera versión de este certificado fue publicada en 1990.
Desde entonces, este formato ha sido adaptado a numerosos países del mundo, entre ellos España. Esto permite adaptar el certificado al idioma, la normativa y la práctica constructiva de los países, que a menudo son muy dispares.
En el caso de nuestro país, se crearon grupos de trabajo y un órgano consultivo que deciden quiénes pueden obtener este certificado. Ahora mismo, en España cuentan con 164 asesores.
¿Cómo se obtiene el certificado?
El certificado BREEAM es básicamente un certificado de carácter privado y voluntario. Evalúa los impactos de un total de 10 categorías: Gestión, Salud y Bienestar, Energía, Transporte, Agua, Materiales, Residuos, Uso ecológico del suelo, Contaminación, Innovación.
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Y, a partir del análisis de estas variables, otorga una puntuación “que sirve de referencia, junto al Manual Técnico de la metodología, para una construcción más sostenible tanto en fase de diseño como en fases de ejecución y mantenimiento, disponiendo de diferentes esquemas de evaluación y certificación en función de la tipología y uso del edificio”.
¿Qué edificios tienen el BREEAM?
Según la organización, han certificado casi 600.000 edificios en 90 países. Entre ellos, algunos tan notables como todas las sedes de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, los Juegos de invierno de Sochi 2014 o el mundial de fútbol de Rusia de 2018.
En el caso de España, a pesar de que el recorrido es algo más corto, ya han certificado más de 2.000 construcciones, entre las que se encuentran algunos espacios tan icónicos como La Roca Village en Barcelona o el Hotel Westin Palace en Madrid.