La primera de las motivaciones a la hora de invertir ha sido siempre el rédito económico. Sin embargo, a la luz de la preocupante situación social y medioambiental en la que estamos sumidos, se ha hecho evidente la necesidad de repensar las prioridades y reorientarlas.
Las organizaciones internacionales y los gobiernos son los que parecen estar a la vanguardia de este cambio y se constata en la prensa a diario. Sin embargo, el sector privado, y más concretamente los bancos y otras entidades financieras, también lo está haciendo, condicionando el comportamiento de los agentes financieros. Así, se han introducido conceptos como las inversiones socialmente responsables (ISR) o los criterios ASG (o ESG por sus siglas en inglés).
Este tipo de nociones se han estandarizado y están impulsando un cambio de mentalidad a la hora de invertir, sustituyendo la consideración economicista del ser humano por una más preocupada por su entorno y el bienestar colectivo.
"A finales del siglo XX los inversores empiezan a tomar decisiones de inversión teniendo en cuenta el comportamiento de las empresas en determinadas cuestiones internacionales, como el apartheid sudafricano", explica María Jesús Muñoz Torres, catedrática de Economía Financiera y Contabilidad de la Universitat Jaume I. "Es cuando empieza a formalizarse el concepto de inversión socialmente responsable (ISR)", añade.
[Los flujos hacia la inversión sostenible se frenan por la guerra y la crisis económica]
La inversión socialmente responsable es aquella que considera, además de la rentabilidad-riesgo, factores extra-financieros como los criterios ASG. Además, esto se hace complementando las técnicas de análisis financiero y de construcción de carpetas de inversión.
"En los últimos 20 años ha ido creciendo el volumen de organizaciones, empresas y agencias que están incorporando criterios más allá de la rentabilidad y el riesgo financiero a la hora de evaluar el comportamiento de las empresas que conforman las carteras de inversión" señala la catedrática y experta en sostenibilidad financiera.
Si atendemos a los datos, la inversión sostenible está en plena expansión. Esto se refleja en el estudio de mercado anual La inversión sostenible y responsable en España, elaborado por Spansif y publicado el pasado mes de octubre.
Según esta investigación, que realiza una radiografía del marco legislativo y el estado de las ISR en España en 2021, este tipo de inversiones aumentaron un 10% con respecto al año anterior. Los activos ASG nacionales han aumentado en un 3% con respecto al año anterior, mientras que los internacionales lo hicieron en un 24%.
En los últimos años, las instituciones comunitarias y nacionales han propiciado el desarrollo de marcos legislativos innovadores, como puede ser el Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la UE, fomentando el aumento de los activos gestionados con criterios de sostenibilidad.
Por otro lado, el Ministerio de Trabajo y Economía Social facilita una Manual de la Inversión Socialmente Responsable en materia de ISR para ayudar a los grandes y pequeños inversores a identificar productos financieros ASG.
Los PRI como hoja de ruta
Una herramienta consolidada, en defensa de estos principios son los denominados Principios para la Inversión Responsable (PRI), unos criterios suscritos por 140 entidades gestoras de activos españolas. Las filiales de grandes grupos como ABANCA, Caixabank, BBVA, Santander o Ibercaja figuran en esta lista.
Los PRI, lanzada en 2005 por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y un grupo internacional de inversores institucionales, tienen como objetivo cambiar la manera en la que se invierte, fomentando la atención de factores ambientales, sociales y de gobernanza corporativa, los llamados criterios ASG.
[Caixabank refuerza su compromiso con la inversión responsable]
Se establece, al mismo tiempo, una red de empresas e instituciones bancarias comprometidas con dichos criterios, que van incorporándose en los análisis y las decisiones, inversión y en el ejercicio activo de la propiedad.
Las entidades firmantes del pacto, se comprometen a:
- Incorporar asuntos ASG en los análisis de inversión y los procesos de toma de decisiones.
- Ser propietarios activos e incorporar asuntos ASG en las prácticas y políticas de propiedad.
- Procurar una divulgación adecuada de los asuntos ASG por parte de las entidades en las que invertimos.
- Promover la aceptación e implementación de los 4 principios en el sector de las inversiones.
- Trabajar de manera colaborativa para incrementar la efectividad en la aplicación de estos principios.
- Presentar informes sobre las actividades y el progreso con respecto a la aplicación de los principios.
Dentro del marco PRI, las sociedades de inversión, empresas proveedoras de servicios y gestoras de inversión adheridas, son provistas de conocimiento, apoyo técnico y capacitación en su proceso de transformación. En la actualidad, forman parte más de 4.000 signatarios de más de 60 países.
Con el apoyo de instituciones de las Naciones Unidas, como el Global Compact y UNEP FI, "los PRI se han convertido en la principal plataforma de promoción de las inversiones responsables a nivel mundial", asegura María Ángeles Fernández Izquierdo, catedrática y vocal de la Junta Directiva de Spainsif. Y añade que es, además, "un referente mundial en materia de investigación sobre inversiones responsables".
Esta plataforma cuenta con sus propios mecanismos de monitoreo del progreso en materia de responsabilidad social corporativa (RSC): el PRI reporting. Es la mayor herramienta, a nivel global, para informar sobre la inversión responsable. Las entidades firmantes informan, cada año, de sus actividades de inversión responsable.
Cómo se miden los criterios ASG
Normalmente, "son las propias empresas las que tienen sus equipos para evaluar la gestión, los procedimientos y las herramientas para intensificación y seguimiento de los criterios ASG", indica Fernández. También pueden recurrir a servicios externos, como los ofrecidos por agencias de sostenibilidad.
A la hora de evaluar los criterios ASG, "se utilizan metodologías muy dispares", explica Muñoz. "Una forma es acceder directamente a las empresas, haciendo un proceso de consulta directa; o bien a partir de información pública", añade.
Existen algunas certificaciones, códigos o sellos que pueden servir de referencia a la hora de seleccionar un producto de ISR, como el European SRI Transparency Code, los sellos de Novethic (Francia) o la norma de AENOR UNE 165001 sobre productos financieros socialmente responsables en España.
Sin embargo, "las herramientas que se utilizan en mayor medida son las proporcionadas por las agencias de sostenibilidad o de rating ASG", explica la vocal de Spainsif.
Las agencias también ofrecen a los inversores otros servicios y productos, como bases de datos, benchmarks y documentos sectoriales, servicios comparativos de fondos, análisis de riesgos extrafinancieros, asesoría e incluso rating de sostenibilidad de países.
Índices bursátiles, ¿de sostenibilidad?
De la misma forma que el IBEX 35, FTSE 100 o NASDAQ listan a las empresas más importantes o con mayor capitalización, se han desarrollado índices que toman también en cuenta factores extrafinancieros. En esta categoría, los índices de referencia son el Índice Dow Jones de Sostenibilidad (DJSI) y el FTSE4Good Index.
El Índice Dow Jones de Sostenibilidad, o Dow Jones Sustainability Index, lanzado en 1999, es una familia de índices —uno global y varios regionales y sectoriales—, que miden la sostenibilidad de las 2.500 mayores compañías del Dow Jones Global Total Stock Market Index, teniendo en cuenta su tamaño y su calificación ASG.
Este año, el DJSI ha incluido a 15 empresas españolas.
Desde hace un año, la empresa que analiza los datos y elabora esta última calificación es la agencia estadounidense S&P Global. Una vez las empresas han sido seleccionadas, entran en juego otros indicadores, desde el Corporate Sustainability Assessment —un cuestionario elaborado anualmente con la colaboración de las empresas—, hasta el análisis de la información pública y las apariciones en los medios de comunicación.
Si bien este es el índice de referencia para el mercado estadounidense, en Europa, el que más prestigio tiene es el FTSE4Good Index. Ofrece a los inversores una herramienta para escoger en qué empresas invertir.
La evaluación se realiza con base en la información pública disponible de las empresas sobre sus prácticas ambientales, sociales y de gobierno corporativo, dando credibilidad y transparencia a la evaluación.
La proveedora global FTSE Russell es la encargada de elaborar el índice. Con una metodología similar, la compañía de índices bursátiles, realiza otros en colaboración con otras entidades. Por ejemplo, existe el de empresas en países emergentes (FTSE4Good Emerging Index), el índice de empresas de las cinco economías más grandes del Sudeste Asiático (FTSE4Good ASEAN 5 Index), o el de empresas españolas (FTSE4Good IBEX Index).
Para el cálculo de las variables cuantificadas se analizan más de 300 criterios en 14 temas distintos, agrupados en las tres áreas ASG. Este conjunto de datos está estrechamente vinculado con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Más allá de lo financiero
"Una de las principales motivaciones para la integración de criterios ASG en el proceso
de inversión, es la incorporación de factores de gestión activa", señalan desde Spainsif. La inclusión de estos criterios, "puede mitigar los riesgos de insostenibilidad y aprovechar las oportunidades derivadas de las cuestiones extrafinancieras", añaden.
Las empresas que están listadas en los índices bursátiles de sostenibilidad son las sociedades cotizadas evaluadas en términos desempeño ASG que han tenido mejores resultados. Y las compañías excluidas del índice son las que presentan un nivel de compromiso insuficiente.
"El hecho de que una empresa sea expulsada de un índice bursátil de sostenibilidad hace que los gestores pongan a la venta dicho valor bursátil y este ya no sea considerada como empresa que pueda formar parte de su cartera", explica Fernández. Esto, a su vez, supone unas pérdidas bursátiles y de reputación para la empresa.
La incorporación de variables extrafinancieras y sistemas de información transparentes, se propone como solución para el cambio de modelo. "La gestión y valoración riesgos FASG (financieros, ambientales, sociales y de buen gobierno) adquiere una gran importancia para la supervivencia de las empresas dentro del actual contexto financiero".