La comunidad científica lleva años reclamando acciones contundentes y efectivas para frenar la emergencia climática, pero los datos demuestran que no está siendo suficiente. Seguimos aumentando las emisiones de gases y la atmósfera continúa calentándose. Un estudio publicado ahora en la revista científica Environmental Research propone un nuevo enfoque: obligar a las compañías de combustibles fósiles a capturar el carbono que emiten.

Con acuerdos internacionales como el de París en 2015, el mundo se comprometió a limitar a 1,5 grados la temperatura media del planeta en este siglo. Para ello, debía reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, Naciones Unidas ya ha alertado de que, al ritmo actual y sin acciones contundentes, vamos a superar los dos grados.

Cada fracción de grado de calentamiento expone a decenas de millones de personas de todo el mundo a los efectos más perniciosos del cambio climático. En zonas como el Mediterráneo, este aumento se traduce en un incremento, en frecuencia e intensidad, de las temperaturas, olas de calor fuertes y episodios de sequía como el vivido este año en todo el continente europeo.

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Pero no solo están las proyecciones climáticas y las alertas de la comunidad científica. Los últimos datos que reveló la organización independiente Climate TRACE demostraban cómo las emisiones  procedentes de la producción de combustibles fósiles como el gas y el petróleo eran tres veces más altas de las declaradas por los países que están obligados a reportarlas a Naciones Unidas.

Como consecuencia, las emisiones a nivel mundial se encuentran en niveles récord. Según las últimas informaciones publicadas por Global Carbon Project, en 2022, el planeta ha vuelto a aumentar los niveles de gases de efecto invernadero en un 1% más con respecto a 2021. Esto es lo que está provocando que los últimos ocho años en el mundo han sido los más calurosos de la historia.

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Los récords no dejan de cumplirse y, aunque se están invirtiendo enormes esfuerzos en la descarbonización de la economía, de momento no son suficientes para cumplir objetivos ambiciosos como el de las cero emisiones para el año 2050. Más si cabe, en plena crisis energética y con una guerra abierta en Europa.

Limpiar lo que se contamina

Por este motivo, la investigación publicada en Environmental Research arroja algo de luz en un camino que se hace cada vez más pedregoso. Lo que proponen los investigadores es que las compañías de combustibles fósiles (los productores de petróleo, gas y carbón), y como condición para operar, paguen una cantidad de dinero equivalente al carbono que emiten para que pueda ser almacenado bajo tierra.

Sería algo así como convertir un impuesto al carbono en "una responsabilidad extendida del productor", como ocurre con aquellas empresas que se ven obligadas a pagar una indemnización si se detecta un episodio de contaminación.

Imagen del desastre causado por el petrolero Exxon Valdez en las costas de Alaska en 1989

En el entorno de la Unión Europea se estableció hace apenas un mes la obligación de aplicar un impuesto al carbono en sus fronteras. Como los principales contaminadores pagan precios más altos por emitir dióxido de carbono en territorio comunitario -en respuesta a las políticas climáticas-, la forma de garantizar que no están en desventaja es gravar más las importaciones de productos contaminantes como el hierro y acero, cemento, fertilizantes, aluminio y electricidad.

Sin embargo, esta investigación reciente plantea que el impuesto al carbono solo desalienta el uso de combustibles fósiles, haciéndolos más caros. El sistema de captura de carbono añadiría un plus: estarían obligadas a limpiar lo que contaminan.

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Comentan que la tecnología de captura y almacenamiento de carbono es aún costosa. Sin embargo, señalan la posibilidad de que los precios bajen considerablemente en los próximos años a medida que se avanza en su desarrollo.

De esta manera, se pasaría de almacenar carbono solo en la biosfera (bosques y vegetación) para tomar un papel activo y acumularlo también bajo tierra. Los investigadores confían en que esta recuperación del carbono podría ser muy efectiva si se combinan con los impuestos fronterizos sobre el carbono, o los mecanismos de ajuste fronterizo del carbono (CBAM), al penalizar o evitar las importaciones de los que no imponen obligaciones de reducción de carbono en sus industrias.

Las emisiones mundiales vuelven a aumentar, con Estados Unidos e India como principales contaminadores

Según declaraciones recogidas por The Guardian de Hugh Helferty, un antiguo gerente jubilado de la petrolera estadounidense ExxonMobil y coautor del estudio, ha asegurado que el costo de la eliminación de carbono debe pagarse de alguna manera si se quiere mantener el objetivo de 1,5 grados.

Precisamente, de Exxon se ha sabido en los últimos días que la compañía de combustibles fósiles conocía los datos precisos de cuánto se iba a calentar el planeta desde 1970. Sin embargo, desde entonces lo ha negado y ha estado difundiendo información falsa para preservar su negocio.

Otros científicos como Hannah Chalmers, de la Universidad de Edimburgo, han aplaudido la nueva propuesta porque podría responder con éxito al desafío de la transición hacia las energías renovables.