Todos los años se recogen aves orilladas en las costas de nuestro país. Muchas se ven afectadas por los temporales o atrapadas en manchas de hidrocarburos en alta mar. “Lo que no es normal es la proporción en la que están apareciendo este año”, lamenta Paulo Lago, responsable del Programa Marino de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife).
Se refiere a las miles de aves marinas muertas que han aparecido estos días en varios puntos del litoral cantábrico y atlántico de nuestro país. Algunos centros de recogida, como el de Vizcaya, ya están saturados y lo peor, cuenta, es que “el evento aún no ha terminado”, porque, en los próximos días, se espera la llegada de más ejemplares a las orillas de las playas españolas. Aún así, tan solo llegan el 20% del total de afectadas, por lo que se estima que el impacto este año es enorme.
Los análisis de los cadáveres los están realizando centros de recuperación provinciales, instituciones o universidades con permiso para ello. En Canarias, donde han llegado más de 350 aves muertas, las necropsias las está llevando a cabo el Instituto Universitario de Sanidad Animal (IUSA) de la ULPGC, en el marco de la Red Canaria de Vigilancia Sanitaria de la Fauna Silvestre.
De momento, según la información preliminar disponible, descartan la presencia de gripe A en los cuerpos. “Se ve que las aves están en muy mala condición física, sin grasa ni músculo, por lo que se entiende que es causa de los temporales”, cuenta Lago. Durante estos episodios, las aves marinas no pueden alimentarse bien, porque muchas no son capaces de buscar el pescado que necesitan.
La explicación más lógica tras esta mortandad tan masiva de aves marinas se ha encontrado en la sucesión de varios temporales seguidos durante el mes de enero tras un otoño y un invierno especialmente tardíos y cálidos. “Fue un año muy anómalo y de mucho calor y, de pronto, entraron muchas borrascas seguidas hacia final de diciembre. Fue cuando empezaron a aparecer aves orilladas en el noroeste”. El pico, sin embargo, no se ha producido hasta ahora, tras las dos importantes borrascas de mediados de enero como Gerard y Fien.
Estos episodios meteorológicos adversos, con vientos muy fuertes y olas de hasta ocho metros, coincidieron con la vuelta de algunas especies de aves marinas tan emblemáticas como los frailecillos, que pasan los meses de invierno en zonas más cálidas del sur. Antes de que llegue la primavera, viajan de nuevo al norte de Europa (a zonas como Islandia, Inglaterra, Escocia o Irlanda) para criar.
Como cuenta Lago, “lo que hemos visto, sin tener un análisis detallado, es que hay una prevalencia más grande de adultos, porque suelen volver antes a las colonias para empezar la cría”. El más afectado ha sido el frailecillo atlántico, pero también se han encontrado otras aves marinas como el alca, el arao o, más excepcionalmente, la gaviota tridáptida, que no se suele avistar en la costa a no ser que haya temporales, porque es muy pelágica (pasa la mayor parte de su ciclo vital en alta mar).
“Estos días están apareciendo más en Cantabria, País Vasco y Asturias, pero depende de los vientos”, explica el experto de SEO. Hasta el momento, se han podido contabilizar más de 500 en Cantabria, 350 en Canarias o 300 en Asturias, aunque siguen apareciendo más. También a las costas gallegas están llegando aves en muy mal estado o sin vida, y en Portugal las cifras son especialmente altas.
No obstante, puntualiza que aún quedan análisis por hacer: “Puede unirse a una menor disponibilidad de pescado, de que ya las aves no estén en una buena condición física previa y el temporal sea la puntilla”.
Manchas de hidrocarburos
Desde los años 80, en España, se hacen las ICAO, que son inspecciones costeras de aves orilladas. Se recorren las playas para comprobar si aparecen ejemplares muertos. Una revisión que se suele hacer en los meses de enero y febrero, cuando hay más tormentas y cuando es más común encontrar a estos animales en las costas.
“Este año han aparecido muchísimas y muy concentradas en el tiempo. Parece que les han afectado varios temporales y tampoco se sabe la implicación que ha podido tener el cambio climático”, señala Lago, que añade que “como el clima está cambiando, estamos teniendo años anómalos con tormentas más fuertes que antes y más recurrentes, y eso, indudablemente, les afecta”.
Preocupa el frailecillo atlántico, por ejemplo, el único nativo del Atlántico, porque se encuentra en un estado de conservación decreciente y en situación de vulnerabilidad, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). No obstante, el ave marina en peor situación en el entorno europeo es la pardela balear: se calcula que sus poblaciones se están reduciendo a un ritmo del 15% cada año. Pero, en general, todas las aves marinas están amenazadas.
Es el grupo más amenazado del mundo de la fauna, en general, y de las aves, en particular. Sus poblaciones se han reducido un 70% en los últimos 50 años. Y es que se ven amenazadas por multitud de factores. Además de los nombrados, la presencia de elementos como los microplásticos en el mar o la caza furtiva también les está matando.
Esta semana, además, se han detectado en Asturias algunos ejemplares con manchas de hidrocarburos, ya sea de petróleo o aceite. “Esto parece indicar que seguramente algunos de los que hayan muerto, pasaron por una mancha de hidrocarburos. En general, parece que ha sido post mortem” y en “una proporción muy baja, inferior al 3%”, apunta Lago.
El experto explica que estas manchas son “comunes” y “constantes”. Según Lago, hay embarcaciones que muchas veces se aprovechan de los momentos de temporal para limpiar las sentinas (es decir, vaciar los tanques para limpiarlos), algo prohibido en alta mar.
“Como hay menor visibilidad durante los temporales, los helicópteros de vigilancia marítima igual no salen, a veces se aprovechan para limpiar sus sentinas y queda una mancha en el mar”, explica. “Si pasan aves marinas, se quedan impregnados y como pierden la impermeabilidad de las plumas mueren”, pero puntualiza que, en el caso actual, habría sido post mortem.
Recomiendan no manipularlos
Desde SEO cuentan con la aplicación ICAO, una herramienta creada para comunicar el hallazgo de aves o cualquier tipo de fauna herida o muerta en nuestras playas. Como explican en su página web, se trata de un programa de seguimiento del Grupo Ibérico de Aves Marinas (GIAM-Grupo Ibérico de Aves Marinas) que puede servir como herramienta para evaluar el estado ambiental de los mares, así como para detectar y dimensionar las distintas causas de mortalidad que afectan a las aves marinas.
Tras el reciente episodio, Lago cuenta que han animado a que la gente use la app móvil para notificar si encuentran algún cadáver de ave en las playas. “Pueden sacar una fotografía y la app graba las coordenadas”, explica.
Asimismo, recomiendan que se llame también a los centros de recuperación de fauna, que son provinciales, pero en ningún caso recomiendan manipularlo. Lago señala que, además de que se necesita un permiso para recogerlos, hay que ser prudentes. “La cepa prevalente de gripe aviar en las aves de Europa no parece afectar a los humanos. La posibilidad es muy baja, pero tras la situación de pandemia que hemos pasado, hay que tener precauciones”.