Nuria Carrasco es ingeniera informática. Isabel Llano, bióloga. Paz Pérez, arquitecta y diseñadora de experiencias de usuario para Google en San Francisco (EEUU). Mª Cruz Gallego, catedrática de Física de la Tierra. María Eulalia Romero es enfermera rural. Elisa Palacino, química y desarrolla materiales fotovoltaicos eficientes utilizando la teoría cuántica. Marta González, oncóloga. Hortensia Caballero, ingeniera aeronáutica.
Todas ellas son solo un breve ejemplo de las mujeres que destacan, desde hace décadas, en las profesiones científico-técnicas de nuestro país. Pero hay algo que las une aún más que su vocación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés): todas ellas son extremeñas y forman parte de Women Space Extremadura.
Esta red busca poner en común el conocimiento y la experiencia de las mujeres de la región que buscan poner su comunidad autónoma en el mapa de la ciencia y la tecnología mundial. “Somos una asociación de mujeres extremeñas que trabajamos en el ámbito de la ciencia, la ingeniería y la tecnología”, explica a ENCLAVE ODS su presidenta, Dorotea Izquierdo.
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Su objetivo, cuenta esta ingeniera que trabaja en la sede de Indra de Badajoz desde 2006, es “poner en valor el papel y el trabajo de las mujeres en ciencia, ingeniería y tecnología”. Eso pasa, asegura, “por cambiar el discurso”.
Por eso, insiste Izquierdo, es importante “hablar de lo que ya hemos conseguido, de la situación en la que estamos, e ir creando esos referentes e identificar qué nos falta, donde podemos mejorar y demandar los cambios necesarios”. Porque, recuerda la presidenta de Women Space, es imperativo “cambiar el discurso paternalista y condescendiente” sobre la presencia de mujeres en las carreras STEM.
“El talento no tiene género, no se puede cuestionar las capacidades y el trabajo de las mujeres en ciencia, ingeniería y tecnología”, remarca. Para ello, la asociación que preside ya está rompiendo estereotipos.
Derribar muros, cambiar el discurso
Pero romper esos estereotipos —“no son carreras para chicas”, “a las mujeres no se les dan bien los números”…— no hay nada mejor que salir a la calle, entrar en las aulas y demostrar que nosotras también podemos y llevamos décadas haciéndolo. Y eso es precisamente lo que han venido haciendo desde Women Space Extremadura los últimos dos años.
“En 2022 nos hemos concentrado en un objetivo muy claro: dar visibilidad a las mujeres extremeñas que trabajan en Ciencia, Tecnología e Ingeniería, trabajen o no en la región”, cuenta Izquierdo. Para ello, han desarrollado el proyecto ‘Mujeres que Inspiran’, junto al Instituto de la Mujer de Extremadura, con el que han reunido, de manera digital, a un centenar de extremeñas, “de reconocido prestigio en sus ámbitos de trabajo, pero no conocidas fuera de él”. Su repercusión, cuenta Izquierdo, ha sido muy satisfactoria y destaca la anécdota de una joven doctoranda que recibió una llamada de su abuela, que lloraba orgullosa por todo lo que ha conseguido su nieta.
Así, explica Izquierdo, es precisamente como se hace ruido y se derriban los muros de los estereotipos. Además, cuenta, la asociación ha llegado a los centros educativos de la región, porque es precisamente en las últimas etapas de la educación obligatoria en las que muchas jóvenes se “bajan del barco” de las STEM.
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El proyecto en centros educativos, asegura, “ha sido un éxito”. Y es que Izquierdo remarca que “la educación es clave para nosotras”, porque “es el principio de todo, de la igualdad y de las vocaciones científico-técnicas tanto en niños y como niñas”.
Extremadura, cantera de las STEM
“Tenemos una muy buena universidad, clave para el futuro de la región”, indica Izquierdo cuando se le pregunta si su región podría considerarse una cantera para las disciplinas científico-técnicas de nuestro país. Y la verdad es que el índice Shanghái, referente en la calidad de la enseñanza universitaria en el mundo, lo corrobora: “La titulación en Ingeniería en electrónica y automática de la Escuela de Ingenieros Industriales aparece como la mejor de España”, cuenta orgullosa.
No es de extrañar, entonces, que “prácticamente todas” las ‘Mujeres que Inspiran’ de Women Space se hayan formado en Extremadura. “Hay sectores claves que están consolidados en la región y en los que tenemos mucho que decir, como ingeniería del software, energías limpias y un importante sector agroalimentario”, apunta la presidenta de la asociación.
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De ahí la importancia del trabajo que hacen desde Women Space en los centros educativos: demostrar que te puedes formar en carreras STEM y destacar sin necesidad de irse a la otra punta del mundo.
STEM para repoblar la España vaciada
En la última década, Extremadura ha perdido en torno a 50.000 habitantes. En 2022, su padrón sufrió una caída del 0,4% de población, mientras que, por norma, en el conjunto del país la tendencia fue opuesta. Por eso, urge buscar alternativas que ayuden a fijar la población, y por qué no van a ser las empresas dedicadas a la ciencia y la tecnología la opción.
“La pandemia ha cambiado radicalmente nuestras vidas y uno de esos cambios puede favorecer la repoblación de la España vaciada”, reivindica Izquierdo. Porque, asegura, “queremos vivir de otra manera”. Y algunos, dice, lo están consiguiendo.
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Buen ejemplo de ello es el centro de Badajoz de Indra, en el que trabaja. “Somos aproximadamente 300 personas y en este momento ninguna va a la oficina, ya solo tenemos un pequeño espacio para reuniones, pero se ha implantado el teletrabajo”, asegura. Y es que, cuenta, “los profesionales de la industria del software pueden hacer su trabajo desde donde quieran”. Aunque, recuerda, no son los únicos: “Hay muchos otros sectores que podrían estar en esas mismas condiciones”.
Eso, explica Izquierdo, hace que la calidad de vida aumente sobremanera. Durante su conversación con ENCLAVE ODS asegura que los ritmos cambian respecto a otras ciudades grandes: “He ido a llevar al colegio a mis hijas, las he recogido para comer en casa, tardo 10 minutos en ir a la oficina, voy caminando al centro de mi ciudad, tengo oferta cultural y servicios, sanidad pública accesible…”.
Además, apunta: “El problema de la vivienda no es tan acuciante como en las grandes ciudades. Tenemos tierra, sol y agua. Y los extremeños somos una gente estupenda”.
Discriminación y paternalismo
A pesar de todo, las STEM siguen siendo, en muchos sentidos, un sector un tanto masculinizado. Desde su experiencia personal y laboral, Izquierdo confiesa que siempre ha “tenido la sensación de tener que trabajar más y demostrar más” que sus compañeros hombres. El problema está, insiste, en que a las mujeres no se las “mira” como “un profesional”. Y eso, dice, es lo que son, “ni más ni menos”.
En las carreras profesionales científico-técnicas, muchas mujeres se quedan por el camino. Según el informe de igualdad del CSIC, la mayoría de los contratos predoctorales llevan firma de mujer; sin embargo, cae drásticamente en los postdoctorales y, puntualiza Izquierdo, “en otras figuras que implican avanzar en las carreras profesionales”.
La lectura que hace la presidenta de Women Space Extremadura es clara: “Cuando no se objetivan las decisiones, las mujeres salimos de la ecuación”. Y eso es precisamente lo que defendía Margarita Salas cuando decía aquello de “yo no quiero la discriminación positiva, lo que defiendo es la lucha contra la discriminación negativa, que por el hecho de ser mujer no se nos quite nada”.
Uno de los grandes obstáculos que imposibilitan a las mujeres seguir creciendo en su carrera profesional, especialmente en el área de las STEM, es “la falta de conciliación”. Sin duda, puntualiza Izquierdo, “uno de los problemas que la sociedad no ha resuelto; nos falta mucho por avanzar”. Aunque los roles empiecen a transformarse, explica la ingeniera, “los cuidados de los hijos recaen sobre las mujeres y coinciden, normalmente, con una etapa muy importante de la vida profesional”.
“Somos nosotras las que pedimos reducciones de jornadas, por ejemplo”, cuenta. Aunque zanja: “En mi equipo está ocurriendo al contrario: muchos hombres tienen reducción de jornada laboral, aunque somos conscientes de que no es la norma”.