El desplazamiento forzado que realizaron Reino Unido y Estados Unidos entre los años 60 y 70 del pueblo de Chagos —un archipiélago situado en medio del océano Índico—, la persecución racial del Reino Unido y el continuo bloqueo para que esta población pueda regresar a su hogar constituyen crímenes contra la humanidad, según ha señalado un informe de la oenegé Human Rights Watch (HRW) publicado este miércoles 15 de febrero. 

En aquel entonces, Londres y Washington expulsaron a los habitantes nativos para construir una base naval estadounidense que sigue operativa a día de hoy. Si bien el Reino Unido y Mauricio —que reclama la soberanía de Chagos— han iniciado sorprendentemente negociaciones sobre este archipiélago, desde Londres han incumplido sistemáticamente las sentencias internacionales que han fallado a favor de Mauricio. 

“El Reino Unido está cometiendo hoy un crimen colonial espantoso, al tratar a todos los chagosianos como personas sin derechos”, remarcó en una nota de prensa Clive Baldwin, asesor legal sénior de Human Rights Watch y autor principal del informe titulado Fue entonces cuando comenzó la pesadilla.

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Para la elaboración del informe, HRW entrevistó a 57 personas, incluidos chagosianos y funcionarios británicos, estadounidenses y mauritanos, además de revisar numerosos documentos. Con ello, la oenegé con base en Nueva York identificó tres crímenes de lesa humanidad contra el pueblo chagosiano. Tal y como lo define el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, se trata de ciertos actos que se cometen como parte de un “ataque generalizado o sistemático dirigido contra cualquier población civil”. 

En el caso de Chagos, para HRW, se cometió un crimen colonial continuo de desplazamiento forzado; la prevención de su regreso a casa por parte del Reino Unido; y su persecución por parte del Reino Unido por motivos de raza y etnia.

Captura de Google Maps de la ubicación de Chagos.

Una pesadilla de más de 50 años 

La mayor parte de los chagosianos son principalmente descendientes de esclavos africanos que fueron llevados al archipiélago por los franceses primero, y luego por los británicos durante los siglos XVII y XIX para trabajar en plantaciones de cocoteros. Con el paso de los siglos, los chagosianos desarrollaron su propia lengua, música y cultura criolla, diferente del África continental o Madagascar, algo que ha sido reconocido por las Naciones Unidas. 

Un chagosiano en un campamento estadounidense en 1971 Wikimedia

Chagos fue administrado por el Reino Unido como una parte de Mauricio, pero en la década de los 60, tras un acuerdo secreto con EEUU, que exigía que el archipiélago estuviera vacía para instalar una base militar, Londres separó Chagos de Mauricio. Y declaró a Chagos como una nueva colonia en 1965 bajo el nombre de Territorio Británico del Océano Índico (BIOT, por sus siglas en inglés). Ahora es la última colonia británica en África. 

En aquel momento, las 50 islas que componen Chagos eran el hogar para unas 1.500 personas. La mayor parte de ellos fueron llevados a Mauricio o Seychelles, donde han vivido bajo unas condiciones muy difíciles. 

“Recibieron poco o ningún apoyo, y muchos enfrentaron la pobreza extrema; algunos nos describieron que vivíamos en casas que tenían que mantenerse unidas con estiércol de vaca. Una mujer con la que hablé describió cómo, después de que su familia se vio obligada a abandonar Chagos, su hermanito murió cuando la leche de su madre se secó”, remarcó Baldwin. 

Muchos se mudaron al Reino Unido después de que el gobierno les concediera la ciudadanía, aunque, según el informe, también han sufrido “varias formas de discriminación, incluso en la vivienda y el trabajo”. 

En 2016, según informó la BBC, la Corte Suprema del Reino Unido rechazó la demanda de un grupo de chagosianos para volver al archipiélago. La Corte argumentó que no habían sufrido una “injusticia significativa” cuando fueron forzados a abandonar su hogar. 

Un base clave para EEUU 

Aunque el problema parezca única y exclusivamente del Reino Unido, para Baldwin, EEUU planeó en conjunto con Londres el desplazamiento de los chagosianos. “Si examinamos algunos de los memorandos secretos que ahora se han publicado, Estados Unidos aceptó que tenía la responsabilidad del desplazamiento”, señaló. 

El atolón Salomón, una de las muchas islas de Chagos Anne Sheppard Wikimedia Commons

Desde entonces, la base naval de Diego García —principal isla de Chagos—, se ha constituido como uno de los lugares más estratégicos para EEUU. También es una de las bases más secretas. Según señala Business Insider, a diferencia de otras bases militares estadounidenses como Guam, en la base de Chagos no está permitida la estancia de los cónyuges del personal. Tampoco ningún periodista ha visitado el lugar

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Durante la Guerra Fría, la base naval fue clave como “centro de operaciones navales estadounidenses en el Océano Índico, sobre todo en aras de detectar y vigilar los movimientos navales soviéticos en esta región”, indica Manuel Fernández Illera, analista especializado en la región de Asia-Pacífico. 

Tras la disolución de la URSS, la base se convirtió en un punto clave para la 'guerra contra el terror’. Washington utilizó Diego García para el controvertido programa de la CIA de vuelos secretos y transporte clandestino de prisioneros conocido como “Rendition”, informa la BBC. También fue clave para lanzar operaciones militares contra Afganistán en 2003 y en la posterior invasión de Iraq en 2004. 

Vista de satélite del atolón Diego García NASA Wikimedia

Ahora, para EEUU, Diego García constituye un elemento clave en su lucha para contener a China. “La base estadounidense es de vital importancia a la hora de proyectar poder sobre todo el litoral del Océano Índico, surcado por algunas de las principales rutas marítimas del mundo, y es una pieza clave sobre la que Washington construye su estrategia de un ‘Indo-Pacífico Libre y Abierto’, construido en buena parte contra China, que a su vez está tratando de expandir su influencia en la zona”, explica Fernández. 

Sin embargo, como recuerda el analista de Asia-Pacífico, “el caso de Diego García y el archipiélago Chagos es un ejemplo de cómo cuando choca la geopolítica con los valores y el derecho internacional, habitualmente es la primera quien resulta vencedora”. 

Así, el informe de 106 páginas de HRW viene a recordar, como defiende Baldwin, que los chagosianos “deben tener derecho a decidir si regresan o no a la tierra que les fue robada y a recibir una compensación económica total por los daños que se les infligió”. 

“El Reino Unido y EEUU, que juntos expulsaron a los chagosianos de sus hogares, deberían proporcionar reparaciones completas por el daño que han causado”, indicó Baldwin. Y concluyó: “Este crimen debe ser reconocido por el crimen colonial que es, y los gobiernos del Reino Unido y EEUU deben hacer todo lo que esté a su alcance para garantizar que nada como esto vuelva a suceder”. 

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