Al pensar en la primera democracia de la historia de Occidente, lo primero que viene a la cabeza es la Grecia clásica, pero sin echar tanto la vista atrás, habría que preguntarse cuál es la democracia en vigor más antigua del mundo. Esto lo podría responder cualquier persona: basta con ojear un libro de historia para hacerse a la idea. Desde que declarara su independencia, Estados Unidos se ha mantenido como portaestandarte de la democracia, en su forma representativa: es la única que se remonta a más de 200 años.
Se suele considerar a la Atenas clásica como el primer vestigio democrático de la historia. Es más, incluso el propio término se origina a partir de las palabras griegas demos (pueblo) y kratos (fuerza). En el siglo VI a.e.c., esta ciudad-Estado permitía a los terratenientes tener voz en la asamblea legislativa, y a partir de entonces, este principio allanaría el camino para el desarrollo de lo que entendemos hoy por democracia.
Hay otros países, como Islandia o la Isla de Man, que tienen instancias y órganos propios de este tipo de sistemas políticos desde hace más de un milenio. Sin embargo, no eran Estados soberanos: la primera dependía de Dinamarca hasta 1944 y la segunda, pese a su autonomía, es una dependencia de la corona británica.
[Gregorio Marañón: "La democracia, más allá de un sistema político, es una filosofía de vida"]
Características de las democracias
Una de las características reconocibles de las democracias es el sufragio universal. Y, en este sentido, Nueva Zelanda es el país a la vanguardia: desde 1893, esta colonia autónoma del Imperio británico permite votar en las elecciones a todos los ciudadanos (incluidas las mujeres y los diferentes grupos étnicos).
Sin embargo, son varias las razones que colocan a Estados Unidos como la democracia más longeva. Primero, se trata de un Estado existente y no de un Estado-nación extinto. En segundo lugar, el Ejecutivo es elegido directa o indirectamente en elecciones populares y es responsable directamente ante los votantes o ante una asamblea legislativa. Además, existen elecciones libres y justas para elegir al poder legislativo. Y por último, la mayoría de las personas adultas tiene derecho a votar.
Tipos de 'cracias'
Aunque pronunciar la palabra democracia es fácil, algo más complicado es definirla. Gobierno del pueblo, este es el concepto que designa la democracia en su forma más primigenia. Es más fácil definir qué no es una democracia: en la autocracia el gobierno es uno mismo, en la plutocracia es el dinero y en la teocracia es Dios.
Y si nos fijamos en el número de personas que gobiernan y no en su naturaleza, hay autarquías —donde solo hay un gobernante—, poliarquías —donde el poder reside en todo el mundo— y oligarquías —donde solo unos pocos ostentan el poder—.
¿Cómo y qué se mide?
La democracia es el tipo de sistema político por antonomasia en las sociedades occidentales. Pero no es un concepto unívoco. Según Robert Dahl, uno de los teóricos con mayor renombre en la ciencia política, uno debe aproximarse a la democracia como un ideal. Es decir, que no existe una democracia perfecta, pero no quiere decir que no sea perfectible.
Uno de los análisis más reconocidos para clasificar los sistemas políticos de los países es el Índice de Democracia, realizado por la Unidad de Inteligencia de The Economist. Para elaborarlo, se analizan varias dimensiones de la democracia. Se toman cinco indicadores (proceso electoral y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles) y se obtiene un cociente.
Según la puntuación que obtengan los países, pueden clasificarse como democracia plena, democracia defectuosa, régimen híbrido o régimen autoritario. En los últimos años, los países nórdicos han sido los que mejores resultados han demostrado. Otros, como Estados Unidos, ni siquiera han llegado a la lista de las democracias plenas.
Otro de los informes más citados es el informe Libertad en el Mundo, de Freedom House, donde en su última edición se define la democracia como “un sistema de gobierno basado en la voluntad y el consentimiento de los gobernados, instituciones que rinden cuentas a todos los ciudadanos de derecho y el respeto de los derechos humanos”.
Contestación e inclusividad
Hoy por hoy se suele utilizar el término acompañado por un calificativo. Así, hay democracias puras, defectuosas, representativa y muchas otras. Casi todas las democracias tienen puntos de encuentro. Una Constitución, la separación de poderes, el Estado de derecho, el sufragio universal o el respeto a los derechos humanos son algunas de ellas.
En lugar del concepto de democracia, Dahl rescata la noción de poliarquía (gobierno de muchos). Y establece una serie de requisitos mínimos para que los sistemas políticos entren en esta categoría. Según los investigadores Michael Coppedge, Ángel Alvarez y Claudia Maldonado, que analizaron las variables que suelen emplearse para elaborar los rankings de democracia o calidad democrática, las características básicas de cualquier democracia son la contestación y la inclusividad.