“Los cadáveres vienen y vienen. Estamos recibiendo diez o más a la vez. Para mí, esto es abrumador”, contó Erik Ntemba, uno de las decenas de voluntarios que han acudido a la morgue del Hospital Central Queen Elizabeth en Blantyre, la segunda ciudad más grande de Malawi, a la agencia Reuters. El trabajo, como en otro muchos lados del África Austral, se acumula, los ataúdes se apilan y los cuerpos no paran de llegar.
El paso del ciclón Freddy ha dejado un rastro de destrucción tras golpear por segunda vez a la región del África Austral, en países como Madagascar, Malawi y Mozambique. El número total de muertos, desde que tocó tierra por primera vez en febrero ya ha superado los 270, según el recuento realizado en Malawi y Mozambique. Pero la cifra podría aumentar en las próximas horas y días. Cientos de personas aún permanecen desaparecidas.
Con una duración de más de un mes, la tormenta podría convertirse en la más larga jamás registrada —el actual récord de duración lo ostenta el huracán-tifón John, que duró 31 días en 1994—. “A falta de que se confirmen, ya ha batido varios récords”, explica a EL ESPAÑOL, José Miguel Viñas, meteorólogo y consultor en la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Además de su duración, señalan los expertos, la ruta de Freddy también ha sido especialmente inusual. Tras formarse a principios de febrero en la costa occidental de Australia, el ciclón ha viajado por todo el océano Índico sur y ha recorrido más de 8.000 kilómetros. "Ningún otro ciclón tropical observado en esta parte del mundo ha recorrido el Océano Índico en las últimas dos décadas", indicó la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. en un artículo.
Asimismo, el ciclón ha batido ya varios récords de energía acumulada y ciclos de intensificación. Tal y como ha informado Reuters, Freddy ya tiene el nivel máximo de energía ciclónica más acumulada (ACE), una medida basada en la fuerza del viento de una tormenta durante su vida, del hemisferio sur y, probablemente de todo el mundo.
También parece haber batido la anterior marca de episodios de intensificación rápida. Según estimaciones satelitales realizadas por la OMM, Freddy tuvo siete ciclos separados, mientras que el anterior récord estaba en cuatro, alcanzado por varios huracanes a lo largo de la historia.
Un reguero de destrucción
Las fuerza de las lluvias y el viento han provocado severas inundaciones y deslizamientos de tierra que han arrasado con absolutamente todo lo que se han encontrado: casas, coches, puentes… Miles de personas han perdido todo lo que tienen en tres países que se encuentran entre los más pobres del mundo.
Según datos del Banco Mundial, el PIB per cápita de Mozambique es de 1.342 dólares estadounidenses; el de Madagascar es de 1.635; y el de Malawi, 1.685. Por establecer una comparativa, en el caso de España, esta cifra asciende a 40.775 dólares.
El ciclón impactó, informa Efe, por primera vez el 21 de febrero en la costa oriental de Madagascar —donde viven una de las mayores crisis alimentarias de todo el planeta— y regresó el 5 de marzo. Allí dejó un total de 17 muertos y 30.000 personas afectadas.
A Mozambique llegó el 24 de febrero, cuando murieron al menos 10 personas, y volvió a finales de la semana pasada, añadiendo otro fallecimiento a la lista. Más de 170.000 personas se han visto afectadas por el temporal a lo largo y ancho del país.
“Esperamos que los números aumenten porque hay áreas inaccesibles debido a las inundaciones. Algunos vehículos no pueden transitar por las carreteras", dijo a Reuters Alcidio Benjamim, gerente provincial de la organización humanitaria ForAfrika en Mozambique.
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En Malawi, más de 88.000 personas se han visto afectadas por el paso del ciclón. La cifra de fallecidos, según el último recuento disponible, está ya en 220 personas, aunque podrían aumentar, ya que aún hay muchas personas desaparecidas. Los distritos más afectados han sido los de Blantyre, Chikwawa, Chiradzulu, Machinga, Mulanje, Neno, Nsanje, Phalombe, Thyolo y Zomba. El gobierno liderado por Lazarus Chakwera ya ha declarado el “estado de desastre”.
Las historias de desgracias se acumulan, casi nadie se ha salvado de la furia de Freddy. Aina Pigoti, de 64 años, consiguió escapar de las inundaciones junto a sus siete hijos y encontró refugio en casa de un pariente. Sin embargo, su casa, en el municipio de Mbayani, al este de Blantyre (Malaui), no corrió la misma suerte.
"Simplemente vimos una gran ola de agua y salimos corriendo. Cuando regresamos, todos nuestros bienes habían sido arrastrados y la casa se derrumbó", contó a Reuters.
James Davidson, un albañil jubilado de Blantyre de 67 años, ha visto cómo Freddy se ha llevado todas sus esperanzas de futuro. Tras trabajar toda una vida para lograr una jubilación tranquila, el ciclón le ha dejado en la indigencia. "Perdí seis casas que estaba alquilando. Eran mi paquete de jubilación y todo lo que tenía", contó desolado a Reuters.
¿Es culpa del cambio climático?
Para científicos como Viñas, si bien el cambio climático no afecta directamente al número de ciclones que se producen anualmente, sí que puede afectar a la intensidad de estos fenómenos. “No hay unas anomalías cálidas que inviten a pensar en que si el mar no estuviera tan caliente, no se habría formado el sistema [Freddy]”, indica el meteorólogo. “Al estar más caliente el agua en muchas zonas del Atlántico, Pacífico e Índico, hay más energía disponible para que estos sistemas se intensifiquen más rápido”.
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Además, la extremadamente larga duración de cinco semanas es otra señal de que algo está cambiando. “Está claro que hay un algún tipo de factor que tendrá algún tipo de conexión con este marco climático en el que estamos, porque sino tendríamos alguna referencia histórica [en referencia a Freddy]”, incide.
En todo caso, indica Viñas, este ciclón será algo que estudiarán próximamente los meteorólogos y seguramente obtengamos pronto una respuesta.