Los hombres que realizan trabajos físicamente exigentes tienen una mayor concentración de espermatozoides. Esa es la conclusión a la que ha llegado una investigación realizada por científicos del Brigham and Women's Hospital, un centro afiliado a la Universidad de Harvard.
El estudio, titulado Occupational factors and markers of testicular function among men attending a fertility center y publicado en la revista Human Reproduction, encontró que los hombres que levantan o mueven objetos pesados con frecuencia en su jornada laboral tenían una concentración de espermatozoides un 46% más alta que los que realizan trabajos menos físicos. También, en el conteo total, el número de espermatozoides aumentaba en un 44%.
Asimismo, los investigadores encontraron que los hombres con mayor actividad física en el trabajo tenían unos niveles más altos de testosterona, la hormona sexual masculina. Paradójicamente, también encontraron unos mayores niveles de la hormona femenina, el estrógeno.
“Al contrario de lo que algunas personas recuerdan de la clase de biología, las hormonas 'masculinas' y 'femeninas' se encuentran en ambos sexos, pero en cantidades diferentes”, explicó una de las autoras del estudio, Lidia Mínguez-Alarcón, epidemióloga reproductiva en Brigham's Channing Division of Network Medicine, a The Harvard Gazette.
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En este caso, indicó Mínguez-Alarcón, plantearon la hipótesis de que “el exceso de testosterona se está convirtiendo en estrógeno, que es una forma conocida para que el cuerpo mantenga niveles normales de ambas hormonas”.
El estudio incluyó a 377 hombres con pareja que buscaban tratamiento en un centro de fertilidad. Todos ellos ya se encontraban dentro de otro estudio mayor, la Environment and Reproductive Health (EARTH), una colaboración entre la Harvard TH Chan School of Public Health y Mass General Brigham para evaluar el efecto de los factores ambientales y de estilo de vida en la fertilidad.
Según informan desde The Harvard Gazette, EARTH ha recopilado muestras y datos de encuestas de más de 1500 hombres y mujeres.
La calidad del semen, en picado
En las últimas décadas, tal y como indica el propio estudio, la calidad del semen ha disminuido, algo que se correlaciona negativamente con mayores riesgos de enfermedades crónicas comunes y mortalidad. Por tanto, indican los investigadores, las consecuencias van más allá de la fertilidad y la reproducción.
“Cada vez hay más evidencia de que la infertilidad masculina está asociada con enfermedades crónicas comunes, como las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades autoinmunes, lo que destaca la importancia más amplia de la salud reproductiva masculina”, dijo Mínguez-Alarcón.
Un análisis realizado por el equipo de estudio de EARTH encontró que entre los hombres que buscan un tratamiento de fertilidad, el conteo y la calidad de espermatozoides disminuyeron hasta en un 42% en el periodo comprendido entre los años 2000 y 2017.
Y si bien en los últimos años se ha estudiado la fertilidad masculina desde el punto de vista de las exposiciones ambientales, los factores dietéticos y otras variables relacionadas, el estudio señala que se han obviado los factores ocupacionales. O, al menos, no han recibido la atención suficiente, algo que viene a paliar este nuevo estudio.
Aun así, para los investigadores del Brigham and Women's Hospital, a pesar de haber encontrado una correlación entre actividad física y fertilidad masculina, indican que es necesario realizar más investigaciones para extrapolar los resultados a la población general.
Pero avanzar en el conocimiento sobre este ámbito, indica Mínguez-Alarcón, será clave para mejorar no sólo para mejorar la fertilidad, sino también para la salud. "Descubrir los pasos prácticos que las personas pueden tomar para mejorar su fertilidad nos beneficia a todos, no solo a las parejas que intentan concebir", concluyó la científica.