En el corazón del Parque Natural de la Bahía de Cádiz se esconde una isla de poco más de 94.000 habitantes que bulle rodeada de humedales. “San Fernando tiene una situación de grave riesgo, nos encontramos por debajo del nivel del mar y estamos rodeados de caños”, cuenta, por teléfono, a ENCLAVE ODS su alcaldesa, Patricia Cavada.
Precisamente por eso, dice, tienen que “ser mucho más cautelosos y rigurosos” que otras ciudades para evitar “cualquier tipo de vertido” en las inmediaciones de la zona protegida. De ahí que, como ocurre con todas las urbes, tengan que acelerar su adaptación al cambio climático. Es algo, sentencia Cavada, “urgente”.
Así que, afirma la edil socialista, “no solamente luchamos contra el cambio climático con medidas que palien sus consecuencias, sino que también nos tenemos que adaptar, porque por mucho que luchemos, el cambio climático es una realidad y se va a seguir imponiendo”.
Adaptarse o morir
Esa realidad es la que ya deja ver sus huellas en nuestro país. Temperaturas inusualmente altas, menos precipitaciones pero más intensas, más fenómenos meteorológicos extremos –como las danas–, más sequía… San Fernando no es ajena a un ya día a día de nuestro país que lleva años fraguándose a fuego lento.
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Ese es el motivo por el que su plan de adaptación a la emergencia climática no ha surgido de la nada. Más bien, se construye sobre la base de años en los que se ha tenido que luchar contra las sequías a la vez que se prevenían las inundaciones.
“El cambio climático nos afecta, estamos en una zona en la que climáticamente no llueve lo que debería y poder optimizar al máximo el uso de un recurso fundamental, como es el agua, es imperativo”, asegura José Luis Trapero, gerente de Hidralia, la empresa medioambiental que gestiona las aguas de Andalucía, en San Fernando.
La particular situación de la ciudad gaditana ha obligado al ayuntamiento y a la empresa gestora de aguas a optimizar al máximo el uso de los recursos hídricos a lo largo de los años. Ha sido así hasta el punto que “el rendimiento hidráulico de la red de abastecimiento es superior al 90%”, afirma Trapero. Eso, recalca, “está entre 10 y 15 puntos por encima de la media española”.
Pero, ¿cómo se consiguen unos resultados de este calado? El gerente de Hidralia lo tiene claro: “A base de mucho esfuerzo, de las inversiones que el Ayuntamiento ha estado realizando en materia de renovación de redes y la aplicación de la digitalización y la tecnología para controlar los proyectos, gestionar la información y poder actuar de manera integral”.
Según la alcaldesa del municipio, la efectividad de la red local de distribución de agua se demuestra al “llegar a todo los puntos que lo necesitan en la ciudad”, todo gracias a “el mantenimiento continuo de esa red”. Cavada insiste en que “siempre se puede mejorar” y que la ciudad lleva años haciéndolo a través de la renovación del suministro.
“Hay puntos de algunas redes que son muy antiguos, incluso alguno tiene más de 150 años, pero cuando hacemos cualquier obra de infraestructura se aprovecha para sustituir las canalizaciones”, remarca la alcaldesa. E insiste en que solo en los últimos cuatro años se han invertido más de 4 millones de euros en inversiones en mejora de alcantarillado y red de saneamiento.
Cuestión de digitalización
Tanto para Cavada como para Trapero, la clave de la adaptación al cambio climático de San Fernando está en la transformación digital. “La innovación está presente en todos los ámbitos, especialmente para que el desarrollo urbano pueda ser lo más sostenible posible”, afirma la alcaldesa.
Como ejemplo de esa digitalización de las aguas, el gerente de Hidralia destaca la implantación de un sistema de riego inteligente en el Parque del Oeste del municipio. Con él, se han reducido las pérdidas de recursos hídricos y se ha producido “un ahorro del 10% del agua que se suministraba para riego”.
Cavada explica cómo funciona: “Esta iniciativa nos permite anticiparnos a las situaciones, porque con datos, con inteligencia artificial, conocemos la humedad, la previsión del tiempo y otras muchas cuestiones”. Y concluye: “Así, podemos adaptarnos mejor a las necesidades hídricas que tenga el parque”.
Trapero, además, puntualiza que “a través de esa digitalización, de tener una herramienta que te controla las condiciones meteorológicas, la humedad del terreno, etc., se puede ajustar mejor la cantidad de agua necesaria en cada momento para mantener los jardines en perfectas condiciones, ahorrando agua”.
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