Los fenómenos climáticos extremos y el aumento de las temperaturas no son los únicos efectos que tiene el cambio climático sobre nuestras vidas. Estas circunstancias amenazan con acabar con algunos de los alimentos que más nos gustan, incidiendo de manera directa en nuestro modo de vida.
La industria agroalimentaria es la piedra angular sobre la que descansamos y también es una de las razones por la cuales nuestro planeta se calentará más. Según un reciente estudio publicado en la revista Nature Climate Change, las emisiones de gases de efecto invernadero del sistema alimentario por sí solas llevarán al mundo a superar los 1,5 °C de calentamiento global, a menos que se aborden los alimentos cuya producción resulta en la emisión excesiva de metano.
Dentro de esta categoría no están solamente las vacas —cada una genera entre 70 y 120 kg de metano al año—, sino que comprende una serie de alimentos que son también fuente de gases de efecto invernadero. Pero si bien es patente el impacto de la industria agroalimentaria sobre el clima, también lo es el efecto de este último sobre el acceso a los alimentos.
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Ya en 2021, el informe El estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentación y la agricultura - Sistemas al límite de la FAO alertaba de que los efectos del cambio climático están limitando la producción de secano y regadío y afectando negativamente a los cultivos.
“Uno de los principales retos de la agricultura es reducir la degradación del suelo y las emisiones, así como evitar una mayor contaminación y pérdida de servicios medioambientales, manteniendo al mismo tiempo los niveles de producción”, destacaba el documento.
Además, se estima que las fuentes de agua, un recurso indispensable para los cultivos, disminuirán en las próximas décadas debido al cambio climático. Según un estudio publicado en febrero en la revista Nature Water, el pronóstico para 2050 es peor de lo que se esperaba, especialmente para África, Australia y Norteamérica.
El cambio climático y el creciente estrés hídrico no hacen más que agravar la situación de algunos cultivos que podrían desaparecer por completo, mientras que otros escasearán o se encarecerán. Estos son algunos de los productos que podrían desaparecer de los estantes de los supermercados en los próximos años:
Cerveza
La bebida alcohólica más popular del mundo está en peligro. Un estudio de 2018, publicado en la revista Nature Plants, ya advirtió de que los fenómenos climáticos extremos podrían provocar escasez en el suministro mundial de centeno. Se estiman posibles pérdidas medias del cereal que oscilan entre el 3% y el 17%, según la gravedad de las condiciones.
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La sequía y el calor, cada vez más generalizados y severos, provocarían, según el estudio, una reducción del rendimiento de este cultivo en el mundo. Lo cual impactaría en la fabricación de cerveza, aumentando su precio.
Miel de abeja
La miel de abeja es otra de las mal paradas por el deterioro climático. “El cambio climático puede afectar a las abejas melíferas de distintas maneras”, señala el estudio Climate change: Impact on honey bee populations and diseases, publicado en 2008 en la revista Revue scientifique et technique.
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Desde su comportamiento hasta la calidad del ambiente floral, el aumento de las temperaturas y la sequía trastocan el medio de subsistencia de la abeja europea. “En un entorno árido, como el desierto, las flores no pueden proporcionar a las abejas suficiente agua y mueren”, explican en el documento.
Aceite de oliva
El verano pasado, Europa —y sobre todo la Península Ibérica— experimentó, como nunca antes, el calor extremo y la sequía. Según un estudio publicado en julio de 2022, el cambio climático habría dejado partes de la Península Ibérica en su punto más seco en 1.200 años, y se espera que las lluvias invernales disminuyan aún más.
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Por lo general, el olivo es un cultivo resiliente a los aumentos repentinos de temperatura, pero algunas investigaciones han evaluado la factura del cambio climático sobre las plantaciones: la falta de frío invernal podría afectar a la floración, la ausencia de precipitaciones podría generar estrés hídrico, las plagas, enfermedades y la fauna podrían sufrir también una modificación en sus ataques al olivar o su proceso de fotosíntesis podría verse afectado.
Chocolate
El 70% de la producción mundial del cacao procede de un conjunto de países africanos que conforman el Cinturón del Caco de África Occidental. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de EEUU, el cacao sólo puede crecer a menos de 20 grados de latitud del ecuador, que es donde se encuentra esta región.
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Para que florezcan, los árboles necesitan temperaturas estables y un alto nivel de humedad y lluvias. Y las previsiones apuntan a un aumento de las temperaturas y la sequía en esta región. Según un estudio de 2011 del Centro Internacional de Agricultura Tropical, los agricultores podrían experimentar un descenso significativo de la producción de cacao ya para 2030.
Café
La mayor parte del café se cultiva en zonas tropicales elevadas, donde la humedad juega un papel clave. Los investigadores han descubierto que el aumento de las temperaturas podría reducir en un 50% las zonas aptas para su cultivo. Una investigación estima que cuatro de cinco mayores productores de café —Brasil, Vietnam, Colombia e Indonesia— podrían reducir sus mejores áreas de cultivo.
El café es un sembrado que puede crecer en otros lugares, como invernaderos o granjas verticales. Pero su puesta a punto y mantenimiento no está al alcance de todos los bolsillos y mucho menos de los agricultores de los países africanos.